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martes, 3 de enero de 2017

El primer crimen en la historia

Revelando algunos detalles y aportando algunas reflexiones acerca de la historia de los hijos de Adán (paz sea con él) y el secreto detrás del primer crimen cometido sobre la faz de la tierra.

03/01/2017 - Autor: Abu Ismael Mohamed Bellahcen
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El primer crimen en la historia
El Noble Corán nos cuenta la historia del primer crimen cometido sobre la faz de la tierra de forma resumida en tan solo cinco aleyas.
No se detiene mucho en los detalles y nos menciona tan sólo aquello del que podemos aprender algo y sacar lecciones y enseñanzas.
Esta historia se le conoce con el nombre de la historia de los dos hijos de Adam.
El Noble Corán ni siquiera nos dice los nombres de los protagonistas de esta historia, ya que este detalle no es transcendental en el transcurso de los hechos.
No obstante, los exegetas (comentaristas) del Noble Corán nos hablan de Habil (Abel) y Qabil (Caín).
Cuando Adam (Adán) y Hawaa’ (Eva) vivían en la tierra, tenían que formar una familia.
Hawaa’ se quedaba embarazada todos los años de gemelos, un varón y una hembra hasta que un año dio a luz a Habil y a su hermana gemela, y al siguiente año a Qabil y a su hermana gemela.
Crecieron estos niños hasta alcanzar la edad de casarse, y no había más gente que ellos sobre la faz de la tierra.
La legislación de Allah era que los hermanos se tenían que casar entre sí para así procrearse y poblar la tierra.
Pero Allah no quiso que los gemelos del mismo parto se casaran entre sí.
Sino que el varón del primer parto se casara con la hembra del segundo parto, y el varón del segundo parto con la hembra de primero, y así sucesivamente.
Por lo visto, la mujer con la que se tenía que casar Qabil no era tan bella como su hermana gemela que nació con él en el mismo parto.
Por ello se opuso rotundamente, y no quería casarse sino con su hermana gemela.
Allah, Exaltado, quería que los hermanos nacidos en el mismo parto se distanciaran.
Según la ciencia, no es aconsejable que se practique la endogamia (el matrimonio entre familiares tales como primos, por ejemplo), ya que en casos estos matrimonios pueden dar lugar a una descendencia con deterioros genéticos.
Quizás fuera por esta razón que Allah no quiso que se casaran los gemelos nacidos en el mismo parto.
No obstante, como ya hemos dicho, no quedaba otro remedio que se casaran los hermanos, ya que no había más gente poblando la tierra sino ellos.
Entonces y volviendo con nuestra historia, Qabil no se quedó satisfecho con lo que le fue destinado.
De modo que fue a su padre quejándose de ello y pidiendo que se casara con su hermana gemela que era más guapa.
Adam propuso a los dos hermanos ofrecer una ofrenda a Dios, Enaltecido.
Y quien cuya ofrenda fuera aceptada, se casaría con la hermana más linda.
La ofrenda es un regalo que se ofrece a Dios con el fin de complacerle. En la legislación de entonces, se ponía la ofrenda sobre la cima de una montaña.
Será prueba de aceptación si desciende un fuego del cielo consumiendo dicha ofrenda.
Y, por el contrario, será prueba de rechazo si no se consume la ofrenda.
Las comunidades antiguas no se beneficiaban de las ofrendas que ofrecían a Dios, Exaltado. Sin embargo, la comunidad de los musulmanes sí que se beneficia de las ofrendas al igual que la ofrenda ofrecida el día del sacrificio todos los años.
Pues uno come, por ejemplo, la carne del cordero que ha sacrificado con el fin de agradar a Allah.
Qabil, que se dedicaba a cultivar la tierra, era un malvado que sólo pensaba en satisfacer su propio ego.
Por el Contario, Habil, que se dedicaba al pastoreo de las ovejas, era una persona piadosa y poseía un gran corazón.
Se esforzaba para satisfacer a Dios.
Cuando su padre les propuso que cada uno ofreciese una ofrenda, el buen Habil tomó la mejor y la más sana oveja que tenía y se la ofreció a Allah, Ensalzado.
Qabil, en cambio, tomó el peor manojo de tallos de trigo que tenía para dedicárselo a Dios.
Subieron los dos hermanos a la cima de la montaña, poniendo cada uno de ellos su ofrenda.
Bajó el fuego del cielo y consumió la ofrenda de Habil quien no tenía otra intención sino agradar y complacer al Dios Todopoderoso.
Qabil se quedó muy descontento y enojado.
Y consumido por la envidia amenazó a su hermano de muerte.
Envidió a su hermano Habil porque la ofrenda de éste fue aceptada.
Lo envidió también porque iba a casarse con la mujer más hermosa.
La envidia según la Wikipedia es “aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas tangibles e intangibles”.
O sea que la envidia es sentirte enojado porque otra persona tiene lo que tú no tienes.
En el Islam la envidia es normalmente definida por el deseo que una persona siente cuando anhela la destrucción o la privación de las bendiciones que otra persona tiene. Además, la persona envidiosa puede desear también que de lo que fue privado la persona envidiada vuelva hacia él.
El Islam no le llama envidia al hecho de querer una bendición como la que tienen los demás, sin desear que ellos la pierdan o sean privados de ella.
En efecto, este es un deseo positivo y recomendable por el Islam dado que incentiva y promueve la sana competencia.
Cuando uno envidia se está en verdad oponiendo a lo que Allah prescribió y destinó.
El envidioso acusa a Dios de injusticia y dice: “¿Por qué a fulano le has dado más dinero? Yo trabajo más y me esfuerzo más y por consiguiente debo ganar más.”
Y cosas por el estilo. Así piensa normalmente el envidioso.
Estos pensamientos pueden llevar a la incredulidad y a perder la fe en Dios, Enaltecido.
También pueden llevar a uno a comportarse de forma hostil y violenta como pasa en la historia que os contamos.
Al ser tan grande la envidia que sintió Qabil por Habil, el primero decidió poner fin a la vida del segundo.
Allah dice al respecto:
“Cuéntales tú la historia auténtica de los dos hijos de Adán, cuando ofrecieron una oblación y le fue aceptada a uno pero al otro no. Dijo este último por envidia a su hermano: Te mataré.”
Habil le explicó a su hermano el motivo por el que su ofrenda no fue aceptada diciendo: “Allah sólo acepta de los piadosos y bienhechores”.
Aunque Habil fue amenazado de muerte, no quiso responder al mal comportamiento de su hermano, obrando mal sino que respondió con buena actitud, diciendo como nos cuenta el Noble Corán:
“Aunque extiendas tu mano para matarme yo no extenderé la mía para hacerlo, yo temo a Allah Señor del Universo.”
Un buen musulmán (o una buena musulmana) si es maltratado o maltratada no ha de responder comportándose mal sino que se le recomienda que disculpe y perdone tal y como dice Allah en el Noble Corán:
“No se equipara obrar el bien y obrar el mal. Si eres maltratado responde con una buena actitud sabiendo disculpar, y entonces verás que aquel con quien tenías una enemistad se convertirá en tu amigo ferviente”  (Corán, 41:34).
De hecho, el Profeta Muhammad (paz sea con él) siempre perdonaba y disculpaba a sus enemigos más acérrimos.
En Taif, por dar un ejemplo, cuando el Profeta (paz sea con él) fue a esa cuidad con el fin invitar a su gente al Islam, fue tratado grosero y descortésmente.
Los pobladores de la mencionada ciudad no sólo taparon sus oídos  y pasaron de escucharle, sino que también se burlaron de él y le tiraron piedras hasta el punto de hacer sangrar sus benditos pies, obligándole de este modo a refugiarse en un huerto. Entonces, el Señor del Universo le envió el ángel de las montañas, quien le dijo al Profeta (paz sea con él):
“Dios me puso bajo tus órdenes y haré lo que me pidas sin vacilar. Si quieres, uniré  las dos colinas (entre las que estaba edificada Taif) y aplastaré a la ciudad con sus pobladores”.
No obstante, el profeta de la misericordia dijo: “¡No!  Porque espero que Dios haga surgir de sus descendientes personas que adoren sólo a Dios, sin asociarle nada.” (Sahih Muslim).
También, recuerdo haber leído que el Profeta Jesús (paz sea con él) devolvía los maltratos con buenas conductas.
Pues cuando le insultaban y le decían obscenidades y palabrotas, él sonría y respondía con buenas palabras.
Al ser preguntado por ello, respondió diciendo: “Cada uno da de lo que tiene”.
Él tiene buenas palabras y la sonrisa llenaba su boca.
Sus agresores tenías obscenidades y malas formas.
Entonces cada uno da de lo que tiene.
Pero ¡ojo! No quiero que me malinterpretéis.
Está claro que es legítimo defenderse.
Pero quien se apaciente y devuelva el mal con el bien es mejor aún.
Allah dice al respecto:
“Si os agreden, responded del mismo modo que se os ha agredido y no os excedáis. Pero si sois pacientes y perdonáis será lo mejor para vosotros.
Sé paciente y sabe que la paciencia es una virtud que Allah concede a quien Le place. No te apenes por la incredulidad de tu pueblo ni te angusties por lo que traman.
 (Corán, 16: 126-127)
Se dice que el motivo por el que fue revelada esta aleya  fue que el Profeta (paz sea con él) después de que mataran a tío Hamza y desfiguraran su cuerpo, dijo: “si los derrotamos (a los politeístas de Coraish), deformaremos los cuerpos de treinta hombres de ellos”. Entonces, Allah, Enaltecido, le prohibió que hiciera eso, revelando las aleyas que acabamos de mencionar.
Volviendo con nuestra historia una vez más, el buen Habil recordó a su hermano Qabil las consecuencias de desobedecer a Dios y cometer un asesinato.
Le advirtió del castigo de Dios y de vivir enteramente en el infierno, pero en vano.
El buen Habil quería que su hermano recapacitase y pensase en la consecuencias de lo que iba a hacer.
Allah, Glorificado, nos cuenta lo que le dice Habil a Qabil de esta manera:
“Quiero que cargues con el pecado de matarme más tus otros pecados, y seas de los moradores del Fuego. Ése es el castigo de los inicuos”.
Entendemos estas palabras como una advertencia para frenar a Qabil e impedir que cometa el error de matar a su hermano.
¿Escuchó Qabil al consejo de su hermano?
Pues para nada.
No hizo caso a las palabras de su hermano
Más bien, hizo caso a su alma que es propensa a hacer el mal.
Allah, Exaltado, nos cuenta lo que pasó seguidamente diciendo:“Y su alma le instigó a que matase a su hermano y lo hizo, contándose con esto entre los perdedores”
Había una gran lucha en el interior de Qabil.
Una lucha entre su buena conciencia y su estado primordial o lo que es lo mismo su fitra por un lado y su alma que es propensa a hacer el mal en muchos casos por otro.
No obstante, el mal que había en Qabil fue mayor y pudo derrotar al bien que tenía.
Nadie es perfecto y todos los humanos se caracterizan por tener el bien y el mal.
Pero decimos que una persona es buena cuando el bien que tiene supera al mal y viceversa.
Es decir que decimos que una persona es mala cuando el mal que tiene supera el bien. Y sólo Allah sabe más.
La perfección pertenece sólo al Dios Todopoderoso.
Al final Qabil mató a su hermano.
Es el primer crimen, como ya dijimos, cometido en el planeta tierra.
Se cuenta que Qabil quien quería matar a su hermano, ni siquiera sabía cómo hacerlo.
Pues nunca había visto a alguien matar a una persona.
De hecho, él es el pionero en derramar la sangre de un humano.
En este caso de su propio hermano.
Al no saber cómo matar, pues se dice que Satán, quien se había comprometido a desviar a la humanidad y a ayudarla a que sea corrupta, le enseñó cómo hacerlo.
Satán cogió una piedra grande y pegó a una bestia a la cabeza, causando su muerte.
Del mismo modo, Qabil a su vez pilló una piedra grande y golpeó a su hermano a la cabeza ocasionando su fallecimiento.
Al ser el primero en cometer un asesinato será cargado por su propio asesinato y por todos los asesinatos cometidos desde entonces, ya que fue él quien inició ese crimen y es considerado el maestro de todos los asesinos que ha habido y habrá hasta el fin del mundo.
El mensajero de Allah (que Allah le conceda paz y bendiciones) dice al respecto: «Quien establece una buena sunnah (costumbre) en el Islam tiene recompensa por ella y también por aquel que la practique después, sin que su recompensa disminuya en nada; y quien establezca una mala costumbre tendrá una carga por ella y también por aquel que la practique después, sin que su carga disminuya en nada».” (Sahih Muslim).
Tal y como dice el versículo coránico, después de matar a su hermano se contaba entre los perdedores.
Por un lado, perdió a su hermano que le hacía compañía en esta vida mundana.
Y por otro, perdió una vez más por contarse entre los que residirán eternamente en el infierno.
Una vez cometido el asesinato, Qabil no sabía cómo deshacerse del cadáver de su hermano.
No quería dejarlo en el lugar del crimen o en cualquier otro lugar para evitar que lo viesen sus padres.
Se cuenta que Satán se dirigió a Hawaa’ y le dijo:
“Qabil asesinó a su hermano”
Ella preguntó: ¿Y qué es asesinar?
“No come, no bebe y no se mueve” Respondió Satán.
Dijo Hawaa’: “¿Eso es la muerte?”
Él dijo: “Sí, es la muerte.”
Dijimos que Qabil no sabía qué hacer con el cadáver.
Andaba sin rumbo cargándolo sobre su espalda hasta que vio a dos cuervos.
Éstos estaban peleándose hasta que uno de ellos consiguió matar al otro.
Luego el vivo excavó en la tierra haciendo un hondo hoyo.
Dobló las alas del muerto y lo colocó en el mencionado hoyo.
Seguidamente, echó tierra sobre el cadáver del cuervo muerto hasta cubrirlo totalmente.
Qabil quien no sabía qué hacer con el cadáver de su hermano observaba con toda su atención lo que estaba pasando con los cuervos.
Y tal y como nos cuenta el Noble Corán, Qabil al ver lo que vio exclamó:
“¡Ay de mí! ¿Es que no soy capaz de hacer como este cuervo y ocultar el cadáver de mi hermano?”
El cuervo asumió la función del maestro enseñando a los humanos cómo han de enterrar a sus muertos.
Muchos científicos hablan de que los cuervos se encuentran entre los animales más inteligentes del planeta: cazan en grupos, se defienden en grupos, tienen su propio lenguaje y es uno de los más desarrollados y tienen gestos similares a los humanos, entierran a sus muertos entre otras muchas más cosas.
En cuanto al entierro en la tierra, pues tiene muchos beneficios y cabe destacar que entre otras cosas impide que se extiendan las enfermedades y se contamine el medio ambiente.
Casi al principio de la historia os contamos que el motivo principal que condujo a Qabil a llevar acabo su crimen fue la envidia.
La inmensa mayoría de los comentaristas del Noble Corán nos hablaron de la envidia que tuvo Qabil por casarse con la hermana más bella.
En muchas culturas del mundo tanto orientales como occidentales, que se caracterizan por ser machistas, en ocasiones achacan los problemas de los que padece el mundo a las mujeres.
He oído hablar alguna que otra vez de que el primer crimen que se cometió en la historia fue por culpa de una mujer cosa que no es verdad.
Pues ella no tiene la culpa de ser más bella y de que su hermano gemelo sea codicioso.
Pero aun así, me gustaría aportar otro punto de vista sobre el motivo del primer asesinato en la historia.
El cual -que yo sepa- no es conocido por la inmensa mayoría de la gente que se han leído la historia.
Y es que la envidia que llevó a Qabil a matar a su hermano no fue por querer casarse con su hermana gemela que era más guapa sino que por otra cosa distinta.
Sabemos que Adam era el líder de su comunidad (líder de su mujer e hijos) y el califa que gobernaba los asuntos de su sociedad aparte de ser el mensajero de Allah.
Algunos dicen que el califa no es representante de Dios en la tierra, como se ha traducido erróneamente, sino  más bien alguien que se responsabiliza de su comunidad y luego al fallecer lo sucede otra persona con capacidades de dirigir a su gente.
De hecho, la traducción correcta de la palabra califa es sucesor.
El sucesor tiene que tener ciertas cualidades que le permitan estar al cargo de una comunidad, y las más importante son el conocimiento y la virtud.
Pero hay quienes opinan que el califa es, de hecho, representante de Dios ya que aunque los que vinieron después de Adam sucedían uno al otro, Adam al ser el primer humano que residió la tierra no sucedió a nadie de modo que se descartó traducir al califa como sucesor.
En todo caso, el representante de Dios no significa su sustituto.
Sino que Dios le delega al califa la responsabilidad de obrar buenamente en la tierra y adorarle.
Le somete todo en cuanto hay en el universo (el sol, la lluvia, los animales, etc.) para que cumpla con su misión.
Dios le da al ser humano la libertad de hacer lo que quiera y luego una vez acabada su estancia aquí en el planeta tierra será interrogado por todo lo que había hecho y juzgado de acuerdo a sus obras.
Eso es como un dueño de una empresa que pone a su cargo un representante que tiene que llevar a la misma, y al cabo de un tiempo rendirá cuentas al propietario.
El dueño pone a la disposición del representante todo lo necesitado para llevar la empresa y puede decidir no intervenir durante un “x” tiempo.
Pues se podría entender al califa como representante de Dios de esta manera y sólo Allah sabe más.
Adam fue el primer responsable en la tierra y cuando fallecería, sería sucedido por algún hijo suyo que tuviera las características que le permitiesen estar a la cabeza de su comunidad.
Sin lugar a dudas el hijo que debería heredar el califato y suceder a su padre en la dirección de la comunidad era el buen Habil.
Qabil estaba lejos de ese mérito, ya que era una persona egoísta que no pensaba en otra cosa que satisfacer sus propios deseos.
Por ello, Qabil envidió a su hermano y quería evitar que fuera el califa después de su padre y sólo Allah sabe más.
Ésta es una reflexión distinta a lo que mucha gente piensa, y puede ser correcta. O no.
Allah, Enaltecido, dice luego: “Y luego de enterrarlo se contó entre los arrepentidos”.
Sabemos que si una persona se arrepiente de verdad y vuelve a Allah sinceramente, Allah le perdonará y aceptará su arrepentimiento independientemente de las faltas que haya cometido.
No obstante, algunos exegetas dicen que la expresión: Y luego de enterrarlo se contó entre los arrepentidos” no significa que Qabil se arrepintió por haber matado a su hermano sino porque no sabía cómo enterrarlo.
Es decir que se sintió mal por no saber lo que un cuervo sabía.
Es como aquel hombre que salió a trabajar y al finalizar su jornada laboral y cobrar por su día trabajado, en vez de comprar comida a sus hijos que se morían de hambre, pues se gastó todo el dinero en alcohol.
Al llegar a casa y ver el estado de sus hijos, se arrepiente por gastar el dinero en alcohol.
Esta persona no se arrepintió por haber desobedecido a Allah tomando bebidas alcohólicas.
Ni se arrepintió por  desobedecer a Allah dejando a sus hijos sin comida.
Sino que se arrepintió por el simple hecho de gastar el dinero en alcohol y no en sus hijos.
Ahora bien, justo después de esta historia, Allah nos habla de que quien mata una vida es como si hubiera matado a toda la humanidad.
Este mensaje forma parte de la historia per se.
Y la prueba es el uso de la expresión “por esta razón” al principio de la siguiente aleya que enlaza la historia con el mensaje.
Allah dice:
Por esta razón decretamos para los Hijos de Israel que quien mata a una persona sin que ésta haya cometido un crimen o sembrado la corrupción en la Tierra es como si matase a toda la humanidad. Y quien salva una vida es como si salvase a toda la humanidad. Por cierto que Nuestros Mensajeros se presentaron ante ellos con las evidencias. Pero muchos, a pesar de esto, se excedieron en la Tierra.
El Islam prohíbe matar a los inocentes y quien acusa al Islam de terrorismo pasa por alto estos claros y evidentes mensajes coránicos.
El islam condena todo acto de violencia y terrorismo.
En esta aleya que acabamos de mencionar se dice que quien mata a una persona que no haya cometido un crimen ni haya corrompido en la tierra es como si matara a toda la humanidad.
Al decirse "persona" no se especifica la raza, etnia o religión de la víctima, por lo que se condena el asesinato de cualquiera.
Sin embargo, cada vez que hay un atentado y es cometido por un musulmán, inmediatamente es denominado islamista, y nosotros los musulmanes no aceptamos este calificativo porque islam significa paz y no se pueden unir palabras que son opuestas.
El término atentado islamista es un oxímoron.
¿Por qué cuando hay un acto terrorista cometido por personas de otras confesiones religiosas no es calificado como hindú, budista o católico y sólo se denomina con un calificativo religioso cuando es cometido por musulmanes?
Son los medios de comunicación los que han fomentado este doble rasero.
El que alguien haga algo y diga que lo hace en el nombre del Islam no significa que es verdad.
No se puede acusar al Islam o a todos los musulmanes del planeta por acciones cometidas por algunos individuos cuyo número a lo mejor no supera el número de los dedos de una mano.)
Hay un principio coránico que dice: Nadie cargará con la carga de otro  (39:7)
Es decir que no se puede responsabilizar de un crimen a toda una comunidad.
Es más, el Islam no sólo prohíbe hacer daño al humano sino que prohíbe hacer daño al animal también.
De hecho, el profeta (que Allah le conceda paz y bendiciones) dijo que una musulmana
en una ocasión ató una gata en su casa sin alimentarla, irá al infierno por torturar a un animal.
Por el contrario nos contó la historia de una prostituta israelita que por dar de beber a un perro sediento, Dios, Enaltecido, le perdonó todos sus pecados y la mujer estará en el paraíso.
Y Allah, Enaltecido dice: “quien salva una vida como se hubiera salvado a toda la humanidad” porque si cada uno de los pobladores de este mundo se abstuviera de extender su mano para hacer daño al otro, todo el mundo estará a salvo.
No obstante, al final del versículo, se dice que hay mucha gente que no respetan estos mensajes y andan corrompiendo en la tierra:
Por cierto que Nuestros Mensajeros se presentaron ante ellos con las evidencias. Pero muchos, a pesar de esto, se excedieron en la Tierra.

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