SIRIA: EL SINIESTRO PAPEL DE FRANCIA
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El Saco del Ogro, de José Baena
martes, 11 de julio de 2017
SIRIA: EL SINIESTRO
PAPEL DE FRANCIA
El primer ataque contra Libia fue realizado por un avión
francés al atacar un vehículo militar del ejército libio. Fue el pistoletazo de
salida para derrocar el régimen de Muammar el Gadafi, tal como fue anunciado a
bombo y platillo por el Ministerio de Defensa de Francia el día 21 de marzo de
2011. Los horrores que vinieron a continuación ya lo sabemos: bombardeos
indiscriminados por los aviones franceses y británicos de la OTAN, matanza de
decenas de miles de civiles, la partición del país, un regreso al tribalismo
representado por las bandas armadas que pululan por doquier y un caos
generalizado que, tras destrozar la nación con mayor renta per cápita de
África, la prensa occidental se ha puesto de acuerdo en denominar "Estado
fallido", como si en vez de haber sido objeto de una agresión exterior
minuciosamente calculada y realizada, la destrucción de Libia hubiera sido
producida por un "tsunami" imprevisible o por cualquier otra
hecatombe natural. Desde la caída del régimen de El-Gadafi, la avalancha de emigrantes
y refugiados que procedentes de las costas libias se lanzan al mar para llegar
a las costas italianas es una catástrofe absoluta que ha convertido al
Mediterráneo en la mayor fosa de cadáveres del planeta y que no lleva trazas de
disminuir mientras en Libia siga el desgobierno absoluto que las naciones
vinculadas a la OTAN han ocasionado siguiendo las directrices de Washington.
El provocado "estado-fallido" libio, el
recrudecimiento de la guerra tribal, la pérdida de bienestar social y el auge
del islamismo radical, demuestran que la realidad no era la que nos vendieron
Obama, Cameron, Sarkozy o Zapatero, cuya justificación de la guerra “por
razones humanitarias” para liberar al pueblo libio de su dictadura no fue más
que una propaganda llena de mentiras. La situación de Libia sigue empeorado en
términos de inseguridad y pobreza, mientras que la existencia de milicias
armadas impide la estabilización del país y la ausencia de seguridad en las
fronteras es aprovechada por las redes de tráfico ilegal de personas y por el
terrorismo yihadista alimentado por Occidente. Y es que, por desgracia, el
demonizado coronel tenía razón cuando advirtió durante el conflicto que la
aniquilación de su régimen conduciría al incendio del Mediterráneo y al auge del
islamismo radical en la región.
Después de haber jugado Francia un papel protagonista en la
destrucción de Libia, acuciado por las pésimas previsiones electorales para
2012, Sarkozy necesitaba un golpe de efecto que le permitiera subir en las
encuestas, por lo que decidió seguir su papel de ejecutor principal al servicio
de la estrategia decidida por Washington. El primer testimonio fehaciente de
cuáles eran los planes respecto a Siria del pequeño Napoleón data del 6 de
septiembre de 2011, cuando recibió en el Palacio del Elíseo a Su Beatitud
Bechara Boutros al-Rahï, Cardenal Patriarca Maronita de Antioquía. En la tensa
y tormentosa reunión adelantó dos hechos cruciales a la máxima autoridad de la
principal iglesia oriental vinculada a Roma: que la guerra contra Bashar
al-Assad estaba decidida y que se impondría en el poder a los Hermanos
Musulmanes. En concordancia con esta postura de firmeza mostrada por un alto
representante de la Iglesia, en la última semana de febrero de 2013, en los
difíciles momentos finales de su pontificado, el Papa Benedicto XVI tuvo
suficientes arrestos para negarse a recibir en el Vaticano a los representantes
de la oposición siria, pese a las fuertes presiones del embajador de Francia
ante la Santa Sede, Bruno Jouber. La Secretaría de Estado vaticana alegó que el
Papa no podía recibir a una delegación en la que estaban integrados grupos
yihadistas responsables de los ataques contra los cristianos de Siria.
Bechara Boutros Al-Rahï, Cardenal Patriarca de Siria y
arzobispo de Antioquía
Cuatro meses después de haber soportado las iras del
cardenal católico-maronita, Sarkozy anunció a la cúpula militar sus planes
bélicos contra Siria el 4 de enero de 2012, durante la presentación de sus
felicitaciones del Año Nuevo a las Fuerzas Armadas. En aquella ocasión ya echó
mano de la retórica que viene siendo habitual: acusó al gobierno sirio de haber
desencadenado una bárbara represión, exigió la dimisión de su homólogo sirio
Bashar al-Assad y reclamó a la comunidad internacional que asumiera sus
responsabilidades, es decir, que interviniese militarmente en Siria para
derrocar al gobierno de Damasco. El personaje del que se valió el presidente de
la República para mover los hilos fuera de Francia fue Alain Juppé, quien en
2004 había sido condenado por la justicia francesa a catorce meses de prisión y
a un año de inhabilitación por corrupción, tiempo que pasó de vacaciones en
Canadá. Cuando este dechado de honestidad fue rescatado del infierno político
por Sarkozy, los medios de comunicación occidentales olvidaron su pasado en un
ejercicio de desmemoria que evidencia su subordinación a los poderes políticos
de los que se alimentan.
Ratificando la voluntad de proseguir la agresión emprendida
contra Siria, el 17 de febrero, Nicolas Sarkozy y David Cameron firmaban una
declaración común en la que, entre otras cosas, se declaraba que “Francia y el
Reino Unido subrayan que las personas responsables de los actos de violencia en
toda Siria no deben dudar de que llegará el día en que tengan que responder por
sus actos. Francia y el Reino Unido reafirman su determinación de hacer que se
recojan debidamente elementos probatorios sobre los crímenes con el fin de que
las personas que ordenaron o cometieron atrocidades tengan que rendir cuentas”.
Conviene subrayar que, a falta de obligaciones establecidas a través de
tratados pertinentes, la guerra emprendida por el presidente Sarkozy y su
gobierno constituía un acto sin precedente en la historia de la V República, ya
que violaba el artículo 35 de la Constitución de Francia, constituyendo un
crimen de Estado que caía dentro de la jurisdicción penal del Tribunal de
Justicia de la República (artículo 68).
A los pocos día de la declaración conjunta franco-británica,
durante la toma de un bastión yihadista en el barrio de Baba Amro, en Homs, el
ejército sirio hizo más de mil quinientos prisioneros, en su mayoría
extranjeros pertenecientes al Ejército Sirio Libre (ESL), entre los que había
120 soldados franceses, de los cuales una docena reclamaron la categoría de
prisioneros de guerra, dando a conocer sus identidades, sus grados militares y
las unidades a las que pertenecían. Entre los prisioneros franceses se
encontraba un coronel del servicio de transmisiones de la DGSE (Dirección
General de la Seguridad Exterior), es decir, la agencia de Inteligencia
exterior de Francia. La agencia de noticias siria Dampress lo anunció en un
comunicado emitido el día 23 de febrero: "Los servicios especiales sirios
arrestaron en Zabani a un batallón francés de transmisión que constaba de 120
soldados”. La agencia de noticias agregó que "esto explica el nuevo cambio
de tono de París, que ahora adopta un perfil bajo por temor a que este caso
afecte a la campaña electoral de Nicolás Sarkozy. Alain Juppé, fue el
responsable de negociar con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, para encontrar una
solución y liberar a los 120 soldados franceses."
Según la misma fuente "Sarko envió un arsenal militar a
los opositores a Al-Assad, pero la información recogida por los servicios de
inteligencia franceses confirma que la mayor parte del material cayó en manos
del Ejército Sirio."
Casi sobrará decir que la agresión francesa había sido
preparada con mucha antelación y que formaba parte de la campaña diseñada por
el Pentágono para llevar a la práctica su política del “caos controlado”
diseñada por el asesor presidencial estadounidense Zbigniew Brzezinski e
intervenir en el Oriente Medio con la anunciada intención de modificar las
fronteras existentes en función de sus intereses geoestratégicos en la zona.
De manera resumida cabe decir que Brzezinski ofrece la
siguiente estrategia en la que el Oriente Medio juega un papel clave:
1. Fomentar el caos y la guerra en la región, apoyándose en
la fuerza del "despertar democrático global", en este caso de las
"primaveras otánicas".
2. Declarar la guerra contra el terrorismo y trasladar la
carga a Rusia y China, aprovechándolos en un conflicto sin esperanza o fecha de
acabamiento en la región.
3. Mantener o incluso aumentar la presencia militar
estadounidense bajo el pretexto de "preservar la estabilidad" en el
Oriente Medio.
Como telón de fondo de semejante estrategia fue preciso
desarrollar y coordinar una campaña de propaganda sin precedentes a través de
los medios de comunicación occidentales, en la que la cobertura de los
acontecimientos en Siria viene siendo sometida a un tratamiento caricaturesco
válido para todos los países de la OTAN y los pertenecientes al Consejo de
Cooperación del Golfo. Para ellos, lo que hay en Siria –como anteriormente en
Libia– es «un dictador sanguinario que está masacrando a su propio pueblo».
Ante ese dictador se alza una valiente oposición, desvalida y pacífica, que,
marchando sobre las huellas de la «primavera árabe», trata de emanciparse de
una vil dominación. Los centenares de miles de muertes que se han producido
desde el comienzo de la crisis se deben, en su enorme mayoría, a los crímenes
de las tropas leales al régimen de Damasco. Con relación a Francia, esa es en
esencia, la información que desde que comenzó la agresión a Siria vienen
emitiendo el canal de televisión TF1, el diario Le Monde, la radio France
Internacional, el semanario Le Point y la mayor parte de los diarios nacionales
como Libération, Le Figaro, etc. Todos ellos funcionan de manera conjunta como
una aplanadora encargada de imponer a la opinión pública una versión oficial
que nada tiene que ver con la verdad y de acallar todo punto de vista que
contradiga esa versión.
Pero lo que los medios de comunicación no han dicho es que
el 2 de noviembre de 2010 –es decir, antes de la «primavera árabe»–, Francia y
el Reino Unido firmaron una serie de documentos conocidos como los Acuerdos de
Lancaster House. Los negociadores franceses de estos acuerdos fueron Alain
Juppé y el general Benoit Puga, éste último ardiente partidario de reiniciar la
aventura colonial que Francia tuvo que abandonar cuando Siria alcanzó su
independencia el día 24 de octubre de 1945 con la admisión de Siria como
miembro fundador de las Naciones Unidas, en pie de igualdad con el país
ocupante, cuyas tropas fueron totalmente evacuadas en la primavera del año
siguiente.
La parte pública de esos acuerdos anunciaba que Francia y el
Reino Unido pondrían en común sus “fuerzas de proyección”, o sea, sus tropas
coloniales, mientras que en la parte secreta se preveía atacar Libia y Siria el
21 de marzo de 2011. Pero Francia se adelantó a su aliado y atacó Libia dos
días antes, provocando la indignación de Londres. En cambio, el ataque frontal
contra Siria nunca llegó a concretarse debido al cambio de planes decidido por
Obama, presionado por sus generales, cuando se descubrió que el pretexto de
usar el supuesto ataque con gas sarín en abril de 2015 por las tropas del
gobierno de Damasco era un montaje que podría acarrear las mismas consecuencias
que acabó produciendo la falsa acusación de poseer armas de destrucción masiva
al régimen de Sadam Hussein para justificar la invasión de Iraq y que ocasionó
el descrédito y el final de la carrera política del premier británico Tony
Blair.
El 29 de julio de 2011, Francia creó el Ejército Sirio Libre
(los llamados «rebeldes moderados»). Contrariamente a lo que se ha divulgado
oficialmente, los primeros elementos de esa formación no fueron sirios, sino
libios miembros de Al-Qaeda. El coronel Riyad el-Asaad, presentado como jefe
del Ejército Sirio Libre, no pasaba de ser el rostro encargado de darle al
grupo un barniz sirio y fue escogido para ese papel únicamente porque su
apellido se parece al del presidente Bashar al-Assad, con quien no tiene
parentesco alguno. Sin embargo, pasando por alto el hecho de que los dos
apellidos ni siquiera se escriben de la misma manera en árabe, la prensa atlantista
presentó a ese coronel como la «primera deserción en el seno del régimen».
El Ejército Sirio Libre (ESL) fue puesto bajo la dirección
de miembros de la Legión Extranjera francesa, concretamente del general Benoit
Puga, en aquel entonces Jefe de Estado Mayor del presidente Sarkozy.
Posteriormente, el ESL sirvió para ocultar bajo su denominación a tropas
mercenarias encargadas de realizar “operaciones especiales” planeadas por
Francia. Como sucede en los demás países occidentales, Francia persiste en
establecer una distinción entre yihadistas «moderados» y «extremistas». Pero en
realidad son los mismas mesnadas y sus comportamientos son idénticos. Fue el
llamado Ejército Sirio Libre el que inició las ejecuciones de homosexuales
arrojándolos desde lo alto de edificios, así como quien divulgó el vídeo de uno
de sus jefes en pleno acto de canibalismo, comiéndose el corazón y el hígado de
un soldado sirio. La única diferencia entre los supuestos «moderados» y los
"extremistas" es la bandera que usan: una imitación de la bandera
oficial siria en el caso de los primeros y el estandarte de la yihad por parte
de los segundos.
General Benoit Puga
Cuando en julio de 2012 llegó François Hollande a la
Presidencia de la República mantuvo en su cargo –por primera vez en la historia
de la V República– al Jefe del Estado Mayor de su predecesor, el general Benoit
Puga, fervoroso partidario de proseguir la guerra contra Siria. Hollande retoma
la retórica y la gesticulación paternalista de la antigua colonización francesa
y declara que la República Árabe Siria es una «dictadura sanguinaria» –lo cual
significa que hay que «liberar un pueblo oprimido»– y que la minoría alauita
acapara el poder –lo cual implica que hay que «emancipar» a los sirios de esta
horrible secta. También hay que prohibir que los sirios residentes en Europa
participen en las elecciones convocadas en Siria y Hollande decide –en lugar
del pueblo sirio– que su legítimo representante es el autoproclamado Consejo
Nacional Sirio. Laurent Fabius, ministro de Relaciones Exteriores de Hollande,
tuvo la desvergüenza de declarar que el presidente elegido por los sirios,
Bashar al-Assad, “no merece estar sobre la Tierra”.
Con Hollande también llegó a Francia la oleada de atentados
cometidos por presuntos militantes, declarados, encubiertos o medio
pensionistas, del Estado Islámico, cuya extraña estrategia se ajusta tan
sospechosamente a la estrategia de tensión promovida en Europa por la OTAN.
Como escribe Joe Quinn (1):
“Los ataques terroristas como estos nunca son "al
azar", al menos no en el sentido de que no tienen un fin. Si parecen ser
al azar, entonces eso es, sin duda, parte de la estrategia que los impulsa. Los
gobiernos y los grupos utilizan el terrorismo para lograr un objetivo
específico, por lo que siempre hay un fin. Para entender cuál es el fin, sólo
hay que saber quién es realmente responsable.
“Ya nos han dicho que el "EIIL" (Estado Islámico
de Irak y el Levante) ha reivindicado la autoría de los atentados de París, una
reclamación en parte respaldada por el descubrimiento conveniente de un
pasaporte sirio en el cuerpo de uno de los "terroristas suicidas"
(¿por qué estos terroristas siempre llevan consigo la identificación a sus
misiones suicidas?). Pero dado que la mayoría de los terroristas del EIIL en
Siria son mercenarios extranjeros, esto no es realmente evidencia de nada,
excepto, tal vez, de que algunos terroristas del EIIL estaban escondidos entre
los refugiados sirios que transitaron a través de Grecia este verano (...) Este
es el punto clave, y no es ninguna teoría de la conspiración: el EIIL y otros
"rebeldes sirios" son casi en su totalidad creaciones del gobierno de
Estados Unidos y de sus aliados en el Medio Oriente. Sin su apoyo, como se ha
señalado por muchos medios de noticias relevantes, el EIIL habría desaparecido
de las páginas de la historia hace mucho tiempo. En un artículo anterior he
esbozado la estrategia geopolítica llevada a cabo por Washington y sus aliados
del Medio Oriente al financiar una "revolución siria" para derrocar
al gobierno de Assad; todo se trata de tuberías de petróleo y gas a Europa y
Asia, así como de frustrar la expansión rusa.
"De este modo, teniendo en cuenta que el
"EIIL" está siendo derrotado efectivamente por ataques aéreos rusos y
el Ejército Árabe Sirio, ¿por qué los líderes del EIIL optarían por añadir más
a sus problemas masacrando a civiles franceses y provocando la esperada
respuesta militar de Francia contra el EIIL en Siria e Irak? Quiero decir,
¿acaso estas personas realmente disfrutan de que caigan bombas occidentales,
además de las rusas, sobre sus cabezas?”.
En resumen, que como denunció Robert Fisk en The Independent
del 18 de noviembre de 2015, Francia grita "¡Guerra al ISIS!"
mientras le vende armas a sus patrocinadores (2).
Constituye un hecho más que evidente que mientras las
carnicerías humanas tengan lugar en Afganistán, Iraq, Libia o Siria la reacción
de la opinión pública occidental suele ser de una contemplativa pasividad, pero
si en el suelo europeo se producen atentados presuntamente vinculados al
islamismo las cosas cambian, los medios de comunicación se desatan con el
pretendido choque de civilizaciones, tan grato a Samuel Huntington y con el
supuesto antagonismo radical entre un Occidente judeo-cristiano y un Oriente
árabe-musulmán. Este argumento tan desmoralizador como fantasioso ha causado
estragos entre bastantes intelectuales occidentales y musulmanes. La teoría de
Hungtinton no es sino un delirio racista heredado del siglo XIX que alumbró el
III Reich de Adolfo Hitler y que dividió al mundo en dos entidades imaginarias:
la raza noble y refinada de los arios y la raza inferior de los semitas con un
espíritu torpe que para Ernest Renan se encarnaba en el islam. Tales doctrinas
han servido para justificar y legitimar las invasiones de Afganistán e Iraq por
parte de coaliciones armadas dirigidas por Estados Unidos, así como las guerras
delegadas de Libia y Siria. Ahora bien, la lucha contra el terrorismo siempre
se ha llevado a cabo por los medios policiales clásicos y de infiltración en
los grupos que los llevan a cabo. Hasta ahora nunca se había visto desplegar
ejércitos e invadir u ocupar países con el pretexto de la lucha contra el terrorismo
(3).
Un nuevo término ha entrado a formar parte del vocabulario
usual del europeo medio: el de “yihadista”. Los grandes medios de comunicación
abordan diariamente el tema y difunden un marco de interpretación que modela la
opinión pública, orientando las reacciones y suscitando tomas de posición
avaladas por falsos especialistas tras los cuales se esconde una unidad de
análisis tan previsibles como incendiarios con una función social y política
concreta: producir temor a la opinión pública. Así, la fábrica del miedo
funciona a todo trapo con su más que evidente consecuencia: la renuncia a
cualquier explicación racional, lo que, por una parte, favorece las reacciones
emocionales y, por la otra, la demanda de seguridad, que resulta aceptada incluso
en detrimento de las libertades esenciales, que primeramente fueron sometidas a
cuarentena en los Estados Unidos con la Patriot Act decretada por el presidente
George W. Bush, cuyo ejemplo ha seguido la Francia del socialista Hollande y
que Macron sigue manteniendo. No se trata ya de perseguir los objetivos
fundamentales expresamente declarados, sino que la escalada de una lógica
perversa basada en la seguridad se instale en nuestras sociedades, mecanismo
que ha sido perfectamente descrito por Serge Quadruppani: “El antiterrorismo es
la punta de lanza, la vanguardia conceptual y la práctica de una política del
miedo que tiende a infiltrase en todos los rincones de la sociedad. Esta
política de producción simultánea de temores y de controles supuestamente
justificados para frenarlos y contenerlos, está condenada a inventarse
constantemente nuevos enemigos: después del terrorista serán los jóvenes de
barrios populares o simplemente los jóvenes, los niños, el internauta, el loco,
el inmigrante, el extranjero, el musulmán, el gitano...” (4).
Hay en el estado de excepción decretado en Francia desde
hace año y medio toda una metáfora de la situación actual a nivel local y
global. La realidad trota desbocada derrochando medidas que endurecen las
condiciones de vida de la gente y que provocan hartazgo social, movilizaciones
y respuestas populistas de uno y otro signo. Ante ello quienes quieren seguir
llevando las riendas necesitan posponer acontecimientos, perpetuar al máximo
una imagen congelada de la Historia. Todo quieto y parado. Un bonito estado de
excepción que Macron ya ha dicho que mantendrá “si la seguridad lo requiere”. Y
qué duda cabe que lo requerirá si las conveniencias estratégicas de la OTAN así
lo exigen.
Por muy políticamente correcto que se sea y por mucha
candidez que se le eche al asunto, la autoría de los atentados terroristas de
Francia “reivindicados” por el ISIS no es capaz de resistir cualquier
investigación medianamente seria. En reciente artículo publicado en el diario
El País, Javier Lesaca, tras revisar los 1.320 vídeos publicados por el Estado
Islámico, llega a la conclusión de que tienen mucho más que ver con los
videojuegos populares que con las mezquitas: “El ISIS es el grupo yihadista
menos islamista de la historia”, acaba diciendo (5).
Desde Francia no se oyen muchas voces críticas a las
actuaciones de sus gobernantes respecto a la cuestión terrorista y al
lamentable papel que juega Francia en su guerra particular contra la nación
siria. Por eso, especial atención merece Bruno Guigue, profesor de la
Université La Réunion–Saint-Denis, reconocido politólogo y ensayista que ha
centrado parte de su trabajo en las relaciones internacionales, especialmente
con los países árabes, quien levantó una notable polvareda cuando en julio del
pasado año 2016 publicó su demoledor artículo “Lettre ouverte à François
Hollande, le Frankenstein de la République” (6), cuyo texto apareció traducido
al español en Diario16:
"Después de este nuevo atentado terrorista que sacude
gravemente nuestro país, ha expresado en nombre de toda la nación, con emoción
y dignidad, la compasión por sus víctimas. La inmediata identificación del
culpable, y suponiéndole bien informado, llamó a los franceses a hacer una
prueba de unidad y solidaridad contra el “terrorismo islamista”. Invitándonos a
cerrar filas y hacer frente, movilizando todas nuestras energías en contra de
esta terrible amenaza (7).
"Pero este legítimo recurso a la cohesión nacional en
un momento cuando todo el país se siente herido, no puede negar a los ciudadanos
cuestionar su política. Desde su elección, ha dicho pretender luchar
implacablemente contra las organizaciones terroristas. Pero, en realidad, todo
hace pensar que ha hecho exactamente lo contrario. Porque en lugar de luchar
contra el mal, usted concentra sus esfuerzos en contra de aquellos que estaban
tratando de derrocarlo. Nos dijo que estaba luchando contra el terrorismo, pero
no ha cesado de demonizar y luchar contra la Siria de Bashar al-Assad.
"Este Estado soberano, odiado por sus amigos americano-sionistas,
porque niega a someterse a sus dictados, fue señalado ciegamente por la
venganza de los mismos criminales que ametrallaron las terrazas de nuestros
cafés. Los mercenarios de la yihad buscaban un objetivo, señalando cínicamente
a Damasco. Sí, miles de jóvenes fueron alentados, por su propaganda de guerra,
a ir a luchar contra este odiado estado que soñaba aniquilado bajo las bombas.
Fue su ministro de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, quien dio la señal de
esta cura, cuando dijo que Assad “no merece vivir” y que la rama siria de
Al-Qaeda había hecho un “buen trabajo” en Siria.
"Por más que intenta ocultar sus responsabilidades,
todo el mundo ve que los ataques en Francia son el resultado de su política.
¿Por qué no hay atentados en Italia, Argentina, o Japón? ¿Los franceses conocen
su negativa a cooperar con los servicios sirios para identificar los yihadistas
franceses que podrían volver a Francia? ¿Nuestros compatriotas saben que usted
prohíbe cualquier transferencia de fondos para la mayoría de los sirios que
viven en las zonas bajo el control del gobierno? ¿Se dan cuenta de que usted
nunca ha tenido una palabra de compasión por las numerosas víctimas sirias de
los ataques de Al-Qaeda, y que usted continúa imponiendo sanciones económicas al
pueblo víctima del terrorismo de masas?
"Usted decidió tomar partido en el conflicto sirio, y
lo hizo con pretextos humanitarios que se han derrumbado como un castillo de
naipes, exhalando el olor acre del hidrocarburo. Usted se embarra, y con esta
rutina que debería haber sido precavidamente evitada, ha expuesto a los
franceses a un efecto boomerang. Esta violencia que ha desatado en otros por su
política neocolonial, ¡la ha traído a casa!
"Dudo que los franceses le agradezcan, especialmente
aquellos que perdieron algún hijo en este asunto trágico. A raíz de esta
tragedia, señor Hollande, pasado el momento de compasión delante de las cámaras
y la celebración de la unión patriótica, ¿va a poner nuevas medallas a los
banqueros del terror? Condenando el crimen terrorista, ¿irá a cenar con sus
patrocinadores saudíes? Con George W. Bush, los EE.UU. tuvieron su doctor
Frankenstein, el aprendiz de brujo en el caos geopolítico. Con usted, estamos
empatados. Los franceses tienen ahora el suyo. […]”.
Tras la llegada a la Presidencia de Emmanuel Macron la
actitud francesa respecto a Siria no parece haber experimentado variación
alguna, toda vez que, siguiendo el ejemplo de su mentor François Hollande, en
más de una ocasión se ha declarado partidario de utilizar la fuerza militar
para derrocar al gobierno de Bashar al-Assad.
Luego de haber puesto sucesivamente en el Palacio del Elíseo
a un delegado de la CIA (Sarkozy) y a un lacayo de Qatar (Hollande), los
franceses vuelven a dejarse engañar –por tercera vez–, y en esta ocasión el
engaño viene de un producto de la influencia israelí. Aún creen los franceses
haber ahuyentado el espectro del fascismo votando por un candidato que goza del
respaldo de la OTAN, de los Rothschild, de todas las grandes empresas de la Bolsa
de París y de los grandes medios de prensa. Lejos de darse cuenta de su error,
todavía se hallan bajo los efectos de una hipnosis, de la que probablemente no
tardarán mucho en salir, cuando se encuentren gobernados por un poder
irresistible sin apenas oposición política en las instituciones francesas.
Con autorización del autor, me satisface poner el broche a
este entrada con “La ridícula carta al presidente Macron de un colectivo
pro-terrorista”, otro artículo de Bruno Guigue que ha tenido amplia repercusión
en Francia y que ha sido traducido por Nathalie Galiana expresamente para este
Blog.
He aquí el texto de Guigue (8):
"Un grupo de auto proclamados “expertos” acaba de
remitir una carta al Sr. Macron cuyo titulo oxímoron nos haría mucha gracia de
no tratarse de un asunto tan serio: «Señor Presidente, mantener a Assad es
apoyar al terrorismo» declaman esos supuestos intelectuales desde las columnas
del diario «Libération», propiedad del millonario franco-israelí Patrick Drahi.
¡Es como para creer que estemos soñando! Justamente cuando el Ejército Sirio,
sujeto a los bombardeos americano-sionistas, está llevando a cabo un furioso
combate contra el Estado Islámico, estos charlatanes se atreven a decir que las
Fuerzas Armadas sirias hacen el juego al terrorismo. Sin ningún tipo de
escrúpulos, escupen sobre la soberanía siria, el valiente país que lleva
pagando tan alto precio por su lucha contra los yihadistas “made in CIA”.
"¿Cuántos entre estos falsarios serían capaces de
luchar contra los terroristas que acaban de ensangrentar a Damasco una vez más?
(8) Por supuesto que ninguno. Porque son los primeros en avalar ese terrorismo,
el mismo que mata inocentes en París, Bagdad o Bamako. Vuelven a sacar el viejo
argumento según el cual los occidentales habrían dejado prosperar el yihadismo
por negarse a bombardear Damasco. Argumentan que esta negativa «no deja otra
alternativa que el exilio, la muerte o el acercamiento a los grupos más
radicales para todos los opositores al régimen» ¿Está claro, verdad?: ¡La única
alternativa que queda es unirse a los cortadores de cabezas! No parece
coincidencia que entre los firmantes de la carta aparezca François Burgat, uno
de los escasos elementos de la pandilla que interviene regularmente en hablar
acerca de la tragedia siria.
"¿No os suena el nombre de François Burgat? Es ese
investigador del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique) quien
declaraba el 9 de agosto del 2016 en Radio Francia Internacional: «Pienso que
uno de los principales retos de los occidentales es el de ser capaces de
apostar por las fuerzas políticas que habrán de ser consideradas como
aceptables. Y creo que, desde luego, el Frente al-Nusra debe de ser considerado
como fuerza política aceptable".
"Es curioso que en un texto donde se acusa al
presidente sirio de estar a favor del terrorismo lo firme un «investigador» que
preconiza la cooperación de las potencias occidentales con la rama siria de
Al-Qaeda. Es conveniente saberlo. Sr. Burgat, si usted recomienda una alianza
con los terroristas, ¿por qué culpáis a Bashar Al-Assad de apoyar al terrorismo
? En realidad, usted sabe perfectamente que el Ejército Sirio, junto a sus
aliados, es el único que combate a los terroristas. Pero como lleva treinta
años diciendo que el mundo árabe debe convertirse al islamismo, ve en la guerra
siria el cumplimiento de su sueño. Lleva treinta años haciendo la apología de
la sharía y ahora le toca jugar el de secretario de prensa de Al-Qaeda. Pienso
que hasta un niño de cinco años seria capaz de meterle la nariz en la mierda.
"Pero el Sr. Burgat y sus amigos no ceden. Regodeándose
con la «democracia» y en los «derechos humanos», esos recaderos del
neocolonialismo exigen al Presidente francés que sancione a un pueblo por ser
culpable de apoyar a su Gobierno: ¡Por favor, señor Presidente, bombardeen
Damasco para apoyar esta falsa revolución! Repitiendo las consignas de la
propaganda occidental, esos papagayos de la CIA acusan al Gobierno de Damasco
de los crímenes más inverosímiles. Sin pudor alguno llaman llaman a Bashar
Al-Assad “enemigo de la humanidad”. Sin reírse, le atribuyen “el 90% de las
violencias de esta guerra empezada en el 2011” y repiten ad nauseam la
acusación de ser responsable de otra “masacre química” de la que Seymour M.
Hersh nuevamente ha demostrado su carácter grotesco (Leer el artículo La línea
roja de Trump).
Bruno Guigue
"Resulta muy ilustrativo que estas marionetas del
imperialismo no lean los artículos de Hersh, el laureado periodista de
investigación y Premio Pulitzer, que denunció los crímenes de Estados Unidos en
Vietnam y, en cambio, se nutran con los comunicados de la Casa Blanca que les
sirven de alimento intelectual. Al igual que sus maestros, creen que existen
buenos y malos, y que hay que castigar a los segundos arrojándoles bombas.
Dicen hablar en nombre del pueblo sirio, al que no han visto jamás y que ni
siquiera conocen. Insignificantes desechos universitarios que creen ser
estrellas cuando no son más que plumillas de tres al cuarto al servicio de los
«think tanks» del otro lado del Atlantico, defensores supuestos de una causa
palestina que, sobre todo, les sirve para llenarse los bolsillos (o para que se
les llene la cuenta bancaria), oponentes «off-shore» al Gobierno de Damasco,
«charlatanes de la revolución siria» remunerados en dólares para dormir en los
lujosos hoteles de Doha. Como viejas momias alineadas a lo largo de los
caminos, seguirán jalonando el trayecto que conduzca a la nación siria hacia
esa victoria que está consiguiendo y por la que viene pagando tan alto precio”.
Antes de poner el punto final a esta entrada, creo
interesante decir que el artículo “La línea roja de Trump” a que hace
referencia Giguet es el último artículo de investigación de Seymour M. Hersh,
el más acreditado periodista de investigación de su generación desde su
descubrimiento de la masacre de May Lai perpetrada en Vietnam por las tropas
norteamericanas en 1968 y, posteriormente, de las torturas y vejaciones
cometidas con los prisioneros iraquís en la prisión de Abu Ghraib. A pesar de
sus inigualables credenciales, la prensa occidental se ha negado a publicar el
citado artículo “La línea roja de Trump”, en el que prueba la falsedad de los
ataques con gas sarín supuestamente realizados el día 4 de abril por las
Fuerzas Armadas sirias en la población de Khan Sheikhun, en la provincia de
Idlib. Ataque que, según los informes divulgados por los medios occidentales,
habría dejado más de 80 víctimas mortales y 200 heridos, incluyendo niños entre
los heridos o fallecidos y que fue utilizado por Donald Trump como pretexto
para que el día 7 del pasado mes de abril ordenase el ataque con 59
misiles-crucero Tomahawk lanzados desde dos destructores de la Marina de Guerra
contra la base aérea siria de Ash Shairat.
Seymour M. Hersh
En un artículo que acompaña la denuncia de Seymour Hersh
sobre la falsedad del referido ataque con armas químicas, el diario alemán Welt
am Sonntag (9) informa que Hersh no pudo lograr que su informe se publicara en
ninguna publicación estadounidense y ni siquiera en la London Review of Books,
que había publicado sus dos célebres artículos anteriores sobre el falso ataque
con gas sarín del 21 de agosto de 2013 en Ghouta, del fue acusado el Gobierno
de Bashar al-Assad. La Review finalmente lo rechazó, después de haber
financiado el trabajo de Hersh y la investigación de la evidencia, “como le
dijeron a Hersh, debido a su inquietud de que la revista podría verse sujeta a
críticas de que pareciera estar tomando partido por los gobiernos sirio y ruso
en lo que se refiere a los ataques del 4 de abril en Khan Sheikhoun”.
Ray Mcgovern, ex-analista de la CIA, en el artículo
publicado en Consortium News sobre el informe de Hersh, escribe que lo más
probable es que el relato del insigne periodista sea rechazado por todos los
medios de comunicación occidentales, simplemente porque coincide con la versión
de Moscú sobre lo que sucedió y es por lo tanto, ipso facto, “errado”. “Pero
los rusos (y los sirios) saben lo que sucedió y si realmente no hubo bombas con
gas sarín, ellos conocen el uso temerario hecho por Trump de los Tomahawks y
los intentos para encubrir al Presidente. La falta de cobertura en los “medios
tradicionales” del artículo de Hersh, dice Mcgovern, “es un indicio de la
naturaleza conformista de los medios occidentales de hoy, en donde un análisis
alternativo que ponga en tela de juicio la sabiduría convencional —incluso
cuando provenga de un periodista tan prestigiado como Sy Hersh— enfrenta tanta
dificultad para encontrar un lugar donde se publique”. En cualquier caso, el
lector interesado puede acceder al texto original en ingles del artículo de
Hersh pinchando aquí: "Trump´s Red Line".
NOTAS
(1) Ataques en París revelan extraña estrategia del Estado
Islámico y estrategia de tensión de la OTAN en Europa. 15.11.2015
http://es.sott.net/article/424 51-Ataques-en-Paris-revelan-
extrana-estrategia-del-EI-y- estrategia-de-tension-de-la- OTAN-en-Europa
Joe Quinn es autor de varios libros sobre temas de
actualidad, anfitrión de The Sott Report Videos y coanfitrión del programa de
radio 'Behind the Headlines' en el Sott Talk Radio Network.
(2) Francia bombardea al EI en territorio sirio haciendo
gala de la típica prepotencia occidental. 16 nov 2015
http://es.sott.net/article/424
62-Francia-bombardea-al-EI-en- territorio-sirio-haciendo-gala
-de-la-tipica-prepotencia-occi dental
Robert Fisk, corresponsal del diario The Independet con base
en Beirut, ha vivido en Oriente Próximo casi tres décadas y es uno de los
mayores expertos en los conflictos de la zona. Considerado unos de los mayores
reporteros internacionales de la actualidad, esa autor de numerosos libros
sobre el tema y ha sido galardonado con numerosos premios periodísticos. Su
monumental obra “La gran guerra por la civilización. La conquista del Oriente
Próximo” está considerada como una obra de consulta indispensable. Existe una
edición publicada en español por la Editorial Crítica, Barcelona, 2015.
(3) Charlie Hebdo: Je dis merde...! 12 de enero de 2015
http://elsacodelogro.blogspot.
com.es/2015/01/merdeoui-je-dis -merde-portada-del.html
(4) Serge Quadruppani: La politique de la peur, Ed. Seuil,
París, 2011, p. 24.
(5) Javier Lesaca: “El ISIS es el grupo yihadista menos
islamista de la historia”, El País, 30 de junio de 2017
https://internacional.elpais.c om/internacional/2017/06/26/ac
tualidad/1498475321_195201.htm l
(6) Bruno Guigue: “Lettre ouverte à François Hollande, le
Frankenstein de la République”, 15 de julio de 2016
http://www.mondialisation.ca/l
ettre-ouverte-a-francois-holla nde-le-frankenstein-de-la- republique/5536631
(7) El autor se refiere al atentado con coche-bomba cometido
en Damasco el pasado domingo, día 2 de julio, con el resultado de ocho muertos
y doce heridos.
(8) La lettre ridicule d’un collectif pro-terroriste au
président Macron
Par Bruno Guigue. 3 juillet 2017
http://arretsurinfo.ch/la-lett
re-ridicule-dun-collectif-pro- terroriste-au-president-macron /
(9) La prensa le huye a Hersh, bajo la presión de la
histeria antirrusa. 27 de junio de 2017.
https://es.larouchepac.com/es/ 20170628-4
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Baena Reigal
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