El Peje, vulgar ladrón y ratero

El tabasqueño fue denunciado por los mismos excolaboradores que lo ayudaron a robar.

09 de Mayo de 2016

Tanto peca el que mata a la vaca como el que le agarra la pata, reza el refrán. Eso retrata perfectamente a Andrés Manuel López Obrador, quien pregona ser honesto, no un vulgar ladrón ni ratero, aunque bajo su manto corruptor se han formado auténticas fortunas. Ahí están René Bejarano, Gustavo Ponce, Carlos Ímaz, Nicolás Nico Mollinedo, Martí Batres y Clara Brugada, por ejemplo, quienes tienen verdaderas fortunas que El Peje les dejó acumular.

Los expedientes de todos están listos para cuando se presente la ocasión, y López Obrador no podrá alegar lo mismo que cuando la policía detuvo a Bejarano y a Ponce —sus brazos derecho e izquierdo en el GDF— por transas: que no sabía nada.

Tan vulgar es como ratero, que el tabasqueño fue denunciado por los mismos excolaboradores que lo ayudaron a robar. El modus operandi de El Peje siempre ha sido el mismo: poner a sus secuaces donde está el dinero para que se lo roben y de ahí financien sus aventuras políticas y los exquisitos gustos de su familia; sus propios hijos lo presumen en redes sociales.

Apenas la semana pasada, el líder local del PRD capitalino, Raúl Flores, aceptó que por órdenes de López Obrador, tanto él como varios de sus compañeros mantuvieron a varios de sus amigos y compadres en nóminas oficiales.

Que los mandaba a llamar a su casa de la Roma para decirles que debían tener como aviadores a quienes él les enviara, además de mandar dinero a la Asociación Civil Honestidad Valiente, de donde el de Macuspana tomaba el dinero.

Además de los dichos, hay pruebas documentales de cómo los pejistas operaron fraudulentamente para financiar al Mesías a través de Honestidad Valiente, como la creación de las empresas SAD, AFK y AAR, constituidas al vapor en el sexenio anterior.

La información, publicada a principios de año por Pablo Hiriart en El Financiero, señala que las empresas fueron constituidas ante el mismo notario que en 2012 dio fe que el PRI había comprado votos con dos guajolotes en Guerrero, un borrego en Veracruz y dos gallinas en Zacatecas.

También dice que el fundador de la empresa SAD, Héctor Muñoz Ibarra, fue director del Registro Público de la Propiedad con El Peje y que recibió de Marcelo Ebrard contratos sin licitar por 93 millones 252 mil pesos por digitalizar los archivos de ese registro.

Da la casualidad que Ibarra era también el presidente de Austeridad Republicana, otro de los brazos financieros de López Obrador.

También que la empresa AFK Comunicación Creativa, creada al vapor y con un domicilio falso, obtuvo contratos millonarios sin licitar; la dueña era la contadora de Honestidad Valiente. En cuatro años con Ebrard —reconocido por él mismo— las tres compañías recibieron contratos por más de 110 millones de pesos.

¿Dónde están las declaraciones fiscales de El Peje por sus ingresos en once años?

¿O su 3de3 de sus propiedades, cuentas bancarias, bienes e intereses financieros?

Por eso, cuando se escucha el peje-spot: “Que no te vuelvan a engañar, los dos pertenecen a la misma mafia, la única diferencia es que unos son rateros y los otros son ladrones…”, El Peje debe estar refiriéndose al PRD y a Morena, que ya aceptaron ser corruptos.

CENTAVITOS... O quizá sea un mensaje a Martí Babá y sus 40 morenos.