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miércoles, 1 de agosto de 2018

La “jubilación” de Marín y los ajustes brutales de personal periodístico de los medios

@ruizjosejaimemié 01 ago 2018 11:04
 
  
 
Como los medios presupuestan para 2019 50% menos de publicidad oficial, tendrán que bajar sus costos... con despidos de periodistas
Como los medios presupuestan para 2019 50% menos de publicidad oficial, tendrán que bajar sus costos... con despidos de periodistas
Foto propiedad de: Internet

La próxima llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República influye y determina los movimientos empresariales al interior de los medios de comunicación. Desde hace años los medios tomaron como bandera la austeridad, sobre todo por la competencia digital donde los influencers y los comentaristas pesan mucho más que los editorialistas de los medios impresos, ahora esa austeridad se acrecentará.
Carlos Marín no renuncia ni sale del Grupo Multimedios, al contrario, lo “jubilan” con espléndidas prestaciones y su salario íntegro. ¿La razón? Los detalles NO se encuentran en la carta conjunta de Marín y de Francisco D. González Albuerne, presidente ejecutivo:
“1.- A partir de esta fecha, Carlos Marín Martínez deja la Dirección General Editorial de Grupo MILENIO para asumir la Asesoría de la Presidencia Ejecutiva, a cargo de Francisco D. González Albuerne.”
“2. Carlos Marín mantendrá sus espacios en las distintas plataformas del grupo: la columna El asalto a la razón en el impreso y milenio.com, el programa televisivo del mismo nombre, y su participación Con los de enfrente que se realiza con periodistas de El Universal. Adicionalmente, elaborará proyectos que apuntalarán el prestigio y fortalecimiento de Grupo MILENIO/Multimedios.”
“Ambos reconocemos una excelente relación institucional, periodística, personal y familiar, y con mutuo respeto reiteramos nuestro compromiso de continuar en la ruta que nos hemos trazado, convencidos de que con este movimiento seguiremos a la vanguardia del periodismo en México.”
“Carlos Marín quiere hacer énfasis en el magnífico y caluroso liderazgo que en la empresa madre, Multimedios, ejerce su querido amigo Francisco A. González Sánchez.”
En realidad, trascendió, Carlos Marín se negó rotundamente a ser el brazo ejecutor de los recortes que vienen. Recortes que se justificarán a partir de la “transformación digital”. Tantos lustros al frente de Milenio lo inhabilitan para el despido masivo porque los compromisos que tejió son profundos, ya que insertó, es muy probable, a familiares y amigos en la nómina. Carlos negoció bien su “jubilación”, pero no la de los demás. El recorte es en serio e incluye a editorialistas y colaboradores que ganan salarios onerosos.
¿Por qué?
Milenio se mantiene de los ingresos por publicidad gubernamental, digamos, en un 70 por ciento. El recorte que pretende AMLO a la publicidad, al menos, gira alrededor del 50 por ciento, un golpe enorme a los ingresos del medio. Pero igual están los otros, como El Universal, que prepara un mega-recorte y, se sabe por fuentes de la industria editorial, que inclusive ha contratado a despachos especializados en despidos. ¿Qué decir de Radio Fórmula cuyos espacios son eminentemente políticos? ¿Y de El Financiero?
Programar el presupuesto de los medios de comunicación para el próximo año es fundamental. Y los dueños de los medios ya están presupuestando con un 50 por ciento menos de publicidad gubernamental, algunos van más allá, presupuestan con 0 por ciento de ingresos. Entre ventas esperadas y esperables hay un abismo.
Desplazar a Carlos Marín por negarse al recorte y a lastimar a familiares y amigos es un signo de los tiempos renovados. Después de José López Portillo y su enfrentamiento con Julio Scherer (no pago para que me peguen) las cosas cambiaron. Las filtraciones dominaron a las investigaciones periodísticas: pago para que me alaben.
Creo que el periodismo tiene que volver a ser periodismo y habrá que sacar a los medios de comunicación de su zona de confort, zona privilegiada donde la lambisconería, y no la crítica, se paga con el dinero no del gobierno, sino de los contribuyentes, de los ciudadanos. Y así, las empresas “periodísticas” tienen que reinventarse… o morir en el intento.

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