Jaque Mate (24/09/18)
Sergio Sarmiento
-"Van a ir al ISSSTE, van a ir al Seguro, van a ir al Seguro Popular, para que vean lo que se siente."
Andrés Manuel López Obrador
Una de las promesas de Andrés Manuel López Obrador como candidato fue eliminar los seguros de gastos médicos privados de altos funcionarios y legisladores. No hay nada más irritante para los ciudadanos que enfrentar las deficiencias de la salud pública cuando los políticos se atienden en los más caros hospitales privados.
López Obrador presentó su propuesta con ánimo vengativo: "Va a haber austeridad republicana -dijo el 2 de mayo--. Por eso vamos a ahorrar. No va a haber atención médica privada para los altos funcionarios públicos. Se gastan cinco mil millones de pesos al año nada más en atención médica privada para la burocracia dorada. Eso va a terminar, van a ir al ISSSTE, van a ir al Seguro, van a ir al Seguro Popular, para que vean que lo que se siente."
Quizá por ese ánimo, hubo una lluvia de cuestionamientos a López Obrador cuando se supo que su hijo de 11 años fue llevado la semana pasada por su madre, Beatriz Gutiérrez Müller, a un hospital privado después de sufrir una fractura mientras jugaba en un parque. El propio López Obrador se encontraba de gira.
Es lógico que Gutiérrez Müller haya llevado a su hijo a Médica Sur. El hospital se encontraba cerca del parque, aun cuando también estaba próxima la zona de hospitales públicos de Tlalpan. La madre sabía que en el hospital privado tendría un servicio rápido y eficiente, mientras que en muchos nosocomios públicos se vive una situación de saturación. Cuando una madre escucha el llanto de su hijo fracturado, no hay consideración política que valga.
Para muchos, lo relevante fue que la esposa del presidente electo no llevó al pequeño a un hospital público para "ver lo que se siente". El propio López Obrador tampoco acudió a un hospital público, sino a Médica Sur, cuando sufrió un infarto en 2013. En ambos casos los López Obrador pagaron de su bolsillo. Lo importante, sin embargo, no es castigar a los funcionarios para que vean lo que se siente, sino tener mejores hospitales públicos.
Nuestros hospitales públicos cuentan con grandes médicos. En el IMSS, el ISSTE y los institutos nacionales de salud colaboran las mayores eminencias de México. Los médicos del Rubén Leñero, Xoco o el Gea González tratan cientos de casos cada día y con una impresionante habilidad. El hijo del presidente electo habría tenido en ellos un tratamiento excelente para su fractura. Los problemas del sistema de salud pública son, sobre todo, la saturación, la falta de recursos y la burocratización. Un paciente no sabe cuánto esperará para que se le trate.
Santiago Levy, director general del IMSS de 2000 al 2005 y hoy vicepresidente del BID, ha propuesto financiar los servicios médicos públicos con un IVA generalizado para no depender de cuotas al trabajo que castigan el empleo formal. Canadá, por otra parte, tiene un sistema de salud universal pagado en un 70 por ciento por fondos públicos, pero proporcionado por médicos privados y hospitales que operan como empresas independientes; el sistema parece más eficiente que los servicios completamente públicos, como el mexicano, o el seguro privado estadounidense.
Obligar a los altos funcionarios a acudir a servicios médicos deficientes para que vean lo que se siente me parece una pésima política pública, sobre todo cuando quien la lanza no acude a esos servicios públicos. Más que castigar a los funcionarios, hay que mejorar los servicios para todos.
Al IMSS
Cuando José Antonio González Anaya era director general del IMSS sufrió un accidente de bicicleta en Ixtapa, pero no acudió a una clínica privada sino a la del Seguro. En un principio no lo querían atender porque no llevaba su credencial y él no se quería identificar como director. Después el servicio fue bueno.
Twitter: @SergioSarmiento
Agencia Reforma
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