Rusia abrió fuego contra la flota ucraniana, hiriendo a seis tripulantes cuya vida no corre peligro
Ucrania culpa a Moscú de "agresión" y Moscú acusa a los ucranianos de "provocación"
El parlamento ucraniano votará este lunes la implantación del estado de excepción
Ucrania y Rusia vuelven a asomarse a la guerra, y de nuevo el pulso empieza en Crimea. El presidente ucraniano, Petró Poroshenko, ha firmado este lunes un decreto en el que declara el estado de excepción en las áreas del país más vulnerables a un ataque de Rusia tras el apresamiento este domingo de tres buques de la Armada ucraniana por parte de los guardacostas rusos en el mar Negro cerca de Crimea. El estado de excepción estará en vigor hasta el 25 de enero del próximo año, aunque podría ser levantado en cualquier momento, según explicó el Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania. Este decreto presidencial, que no supone obligatoriamente la movilización de las tropas, recibió el visto bueno de la Rada Suprema o Parlamento en la tarde de este lunes.
Los rusos llegaron a embestir a uno de los barcos y también dispararon, hiriendo a seis tripulantes de la flotilla, que se dirigía al estrecho de Kerch. Por ahí pasa el puente ruso que separa a la anexionada península de Crimea de la Rusia continental. El paso pertenecía antes a ambos países, pero desde la anexión de esa península ucraniana en 2014, Rusia controla las dos orillas del estrecho y considera como propias las aguas del mar Negro y el mar de Azov que bañan las costas de Crimea.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, convocó el domingo una reunión de emergencia de su Consejo de Seguridad y Defensa y pidió al Parlamento que declarase el estado de excepción durante 60 días. Aunque no plantea una ofensiva militar, sí ha solicitado protección a sus aliados internacionales. La OTAN pidió anoche "contención" a Moscú y a Kiev pero "apoya plenamente" la soberanía de Ucrania y su integridad territorial, incluyendo su derecho a navegar por sus aguas territoriales.
Esta noche ha habido protestas en Kiev frente a la embajada rusa. Ucrania culpa a Moscú de "agresión" y Moscú acusa a los ucranianos de "provocación".
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha reaccionado condenando el ataque ruso. "Condeno el uso de la fuerza por parte de Rusia en el mar de Azov. El Kremlin debe retornar a los marineros ucranianos, sus buques y abstenerse de provocaciones", ha declarado Tusk tras hablar por teléfono con Poroshenko. "Europa se mantendrá unida en apoyo a Ucrania", ha añadido.
Por su parte, el secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg ha exigido este lunes a Rusia que libere los buques ucranianos y a su tripulación, y ha asegurado que no existe justificación para las acciones de Moscú. "Lo que vimos ayer fue muy serio", dijo a la prensa tras una reunión de emergencia de la Alianza, celebrada a petición de Kiev. "Todos los aliados expresaron su total apoyo a la integridad territorial y a la soberanía de Ucrania", añadió.
"No hay justificación para el uso de la fuerza militar contra barcos ucranianos y personal naval, así que llamamos a Rusia a que libere inmediatamente a los marineros ucranianos y los barcos que tomó ayer", afirmó.
Mientras los políticos elevan el tono, ambos ejércitos se preparan. "El Estado Mayor ordenó poner las unidades militares en alerta máxima, siguiendo la decisión del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de imponer la ley marcial", anunció el Ministerio de Defensa de Ucrania. Rusia también ha reforzado la vigilancia de su puente, con cazas sobrevolando la zona a baja altura. "Hablamos del peligro de una escalada no sólo en los mares Negro y Azov, sino también en tierra. Vemos los intensos preparativos de las unidades militares rusas que se encuentran cerca de nuestras fronteras norte, este y sur", dijo anoche el secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa, Alexander Turchinov. El incidente naval entre Rusia y Ucrania "es una provocación ucraniana, con el momento, el lugar y la forma premeditados", replicó este lunes por la mañana el vicecanciller ruso Grigori Karasin.
Igual que ocurre en los combates de Donbas, Moscú y Kiev dan explicaciones distintas sobre el incidente, aunque el FSB (el servicio de seguridad ruso, heredero del KGB) ya ha admitido haber abierto fuego contra los buques ucranianos para obligarles a detenerse. Ha agregado que sus guardacostas atendieron a los tripulantes ucranianos heridos y que "su vida no corre peligro". Rusia solicitó para hoy la convocatoria de una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU ante la escalada de tensión en el mar de Azov. Sostiene que los barcos ucranianos realizaban una maniobra peligrosa y desoyeron la orden de parar.
"Dispararon a matar"
Moscú ha iniciado un caso penal por la violación de la frontera estatal de Rusia. Al parecer, el choque se produjo en aguas neutrales después de abandonar la zona de 12 kilómetros de aguas territoriales rusas. Rusia abrió fuego tras acusar a buques de la Armada ucraniana de violar sus aguas territoriales al intentar circunnavegar la península de Crimea. Los buques apresados son las lanchas artilladas Berdiansk y Nikopol, y el remolcador Yani Kapu, que habían partido desde el puerto de Odessa, en el mar Negro, con rumbo al de Mariupol, en el Azov. Hay un total de 23 marineros a bordo de los tres barcos, según los medios ucranianos.
La situación se ha degradado hasta el punto que, a raíz de este incidente ayer, Rusia cerró físicamente el paso por ese estrecho a los buques ucranianos atravesando un carguero y colocando buques de guerra, encerrando a Ucrania en el mar de Azov, donde tiene su importante puerto de Mariupol. El paso ha sido reabierto esta mañana. La decisión de bloquear el tráfico ha sido una medida sin precedentes desde la desintegración de la Unión Soviética, que recuerda al bloqueo que sufrió el buque de guerra ucraniano Slavutich y la corbeta Ternopol, que fueron encerrados por barcos rusos en Sebastopol en marzo de 2014 durante los primeros compases de la ocupación rusa de Crimea.
El ataque fue perpetrado por un barco guardacostas del Servicio Federal de Seguridad ruso. En imágenes distribuidas en Twitter por el Gobierno ucraniano se ve cómo uno de los barcos guardacostas rusos arremetió contra el remolcador, causándole daños en el motor, abolladuras en el casco y la barandilla y la pérdida de al menos una balsa de salvamento. "La embarcación perdió el control. Hay heridos. Dispararon a matar", denunció la Armada ucraniana en su página de Facebook.
La situación en el mar de Azov se ha ido agravando durante este año con el apresamiento de barcos rusos por parte de los ucranianos. Primero fue la detención por parte de las autoridades ucranianas del buque Nord, que tenía diez rusos a bordo, simplemente por haber entrado y salido de Crimea, que Ucrania considera territorio suyo bajo ocupación temporal. Unos meses más tarde, en el puerto de Jerson, el barco ruso Pogodin también fue retenido. Moscú llamó a estas acciones de Kiev "terrorismo marítimo" y reaccionó endureciendo sus controles en el mar. Cuando se inauguró en mayo el puente ruso de Crimea, la única infraestructura que une la península con Rusia, se redoblaron las inspecciones de los buques ucranianos. Para Kiev, son inspecciones injustificadas. El hecho es que entorpecen el tránsito de los barcos hacia los puertos de Ucrania y se incurre en demoras con un coste adicional para sus navieras.
Los rusos volvieron a cargar las tintas contra el país que invadieron en 2014. "Son bandidos de carretera. Y sus métodos son de bandidos: al principio la provocación, luego la presión por la fuerza y después la acusación de agresión", clamó contra los ucranianos la portavoz de la Cancillería de Rusia, Maria Zajarova. El Servicio de Seguridad Federal de Rusia ha declarado que tiene pruebas irrefutables de que todo forma parte de un plan encargado por el Gobierno de Kiev para llevar a cabo provocaciones en la zona del mar Negro, mar de Azov y el estrecho de Kerch. Kiev insiste en que ellos tienen derecho a pasar por ahí y asegura que avisó del tránsito.
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