Al inicio de esta actual raza Aria, surgieron grandes y poderosas civilizaciones, en tiempos de los mayas, aztecas, incas, egipcios, caldeos, griegos, etc., su sabiduría fue formidable, en donde resaltó el Arte Regio de la Naturaleza, pero este arte no estaba divorciado de la ciencia, ni de la mística y era profundamente filosófico.
En el México antiguo glorioso, se manifestaba ese conocimiento trascendental por medio de la danza sagrada, de la palabra y también a través de ciertos signos científicos. En Babilonia, la música, la danza, la filosofía y la ciencia, se expresaban vivamente en el Teatro y así se enseñaban grandes verdades cósmicas y se instruía a los tres cerebros del organismo humano (intelectual, emocional e instintivo-motor-sexual).
La sabiduría que floreció en el México antiguo es la misma de Egipto, de la India milenaria, de la tierra sagrada de los Vedas, es la misma de Samotracia, de Troya, Roma, Cartago, etc. Así, quienes piensan que nuestros antepasados adoraban ídolos, están equivocados, porque México tiene una cultura extraordinaria y maravillosa que deviene de los más antiguos tiempos.
Es mucho lo que hay que aprender de éstas portentosas culturas; desde aquellas épocas antiguas ya se realizaban profecías en cuanto a lo que sucedería al final de la quinta raza. Los Sacerdotes de Saís (capital del antiguo Egipto) dijeron a Solón, sabio de Grecia: Solón, Solón, ¡hay!, hijo mío, día llegará en que los hombres se reirán de nuestros sagrados jeroglíficos, y dirán que nosotros, los antiguos adorábamos ídolos…”
Las civilizaciones nacen, crecen, llegan a su cenit, entran por el camino descendente hasta su destrucción, todas esas poderosas civilizaciones desaparecieron sobre la faz de la tierra, los ciclos históricos son así, igual sucede con las plantas, los hombres, los mundos y todo lo que es, ha sido y será.
Los aztecas dijeron que los hijos del primer sol (la primera raza de tipo protoplasmático polar) fueron devorados por los tigres. Los hijos del segundo sol (la raza hiperbórea) fue arrasada por fuertes huracanes; los hijos del tercer sol (la raza Lemur) fueron destruidos por terremotos y volcanes; los hijos del cuarto sol (raza Atlante) fue sumergida entre las aguas y los hijos del quinto sol, (nosotros, los Arios) pereceremos por eso que se llama MOVIMIENTO, TERREMOTOS, los hijos del sexto sol (la futura sexta raza) tendrá la Resurrección de los Dioses y los aztecas profetizaron cosas inefables para la séptima raza raíz.
En toda raza se manifiestan cuatro etapas o cuatro edades: oro, plata, cobre y hierro, actualmente nos encontramos en la última etapa, conocida también como edad del Kali Yuga donde se han desarrollado en forma desmesurada los defectos psicológicos, es una época de tinieblas, donde la evolución humana ha fracasado, ya por doquier se ven ejércitos armados, se oye hablar de muertos, de violencia, de robos, de desempleo, carestía, enfermedades, vicios y muchos otros males sociales y nada se puede hacer al respecto, porque todo cambio inicia desde adentro.
Se habla en las escrituras sagradas de las siguientes profecías:
Nos dice el Apóstol Pedro en su Epístola a los romanos sobre el fin de esta raza: “La tierra y todo lo que hay, lo que en ella existe, será quemado…. Y que… “Los elementos ardiendo serán desechos”…así pues “La tierra y todas las obras que en ella hay serán quemadas”…”Y que habrán cielos nuevos y tierras nuevas…”
Ciertamente el elemento fuego es el primero que entrará en acción con el acercamiento de Hercólubus. Es tan grande la fuerza de atracción de ese mundo y pasará tan cerca de nosotros, que atraerá el fuego que corre del interior de la tierra, surgirán por doquier muchísimos volcanes y un gran incendio se propagará desde el polo norte hacia el Sur.
Sobre una tierra transformada aparecerá una nueva humanidad, una edad de oro, pero esta edad final del Kali-Yuga” va hacia el fondo del precipicio. Ya vimos que la Edad de Hierro de cualquier raza termina con un cataclismo, sucedió entre los Lemures y se vio en los Atlantes, nuestra raza no puede ser la excepción, nos encontramos en vísperas de un tremendo cataclismo.
No podrá crearse una nueva Edad de Oro dentro de la podredumbre de esta raza. No se podría crear una civilización resplandeciente mientras exista ésta, es necesaria la destrucción de esta humanidad para el cambio geológico de nuestro planeta y esto solo se consigue mediante la destrucción, el caos.
Millones de seres humanos serán destruidos, involucionando en el tiempo, dentro de las entrañas de la tierra, pero no todos los seres humanos que pueblan el mundo serán destruidos, un pequeño núcleo será salvado, como siempre ha sucedido en las razas precedentes y con ese pequeño núcleo se iniciará la nueva raza, se creará una nueva edad de oro de espiritualidad y esplendor.
En el Evangelio de Mateo (el Evangelio según la ciencia) encontramos que habla de “guerras y rumores de guerras”…Y cuando veas a Jerusalén cercada de ejércitos, es porque el fin está cerca” (Jerusalén simboliza toda nuestra presente civilización).
También nos habla Mateo de guerras, terremotos y pestes por todas partes, señales que indican el hecatombe final.
El Evangelio de Lucas es el Evangelio Solar, (El Evangelio según la luz) y está simbolizado por un Toro Alado, emblema de la tierra regenerada del mañana, señalando la futura edad de Oro, de la sexta raza, Virgilio en el libro “La Eneida” dijo: “Ya llegó la Edad de Oro y una nueva progenie manda”….
Porque estos son días de venganza: para que se cumplan todas las cosas que están escritas” (Lucas. Cap. 21 vers. 20, 21,22).
Dentro de poco estallará la tercera guerra mundial y será destruida la humanidad a sangre y fuego. La tierra entera se convertirá en un gigantesco cementerio y posteriormente vendrá una nueva era. Solo un grupo selecto de almas, podrá tener cuerpo físico en Acuario y habrá luz, sabiduría y belleza
Es necesario comprender la hora en que nos encontramos, pocos serán los que escuchen las palabras del Cristo a través de éstos profetas y muchos se prosternarán y adorarán al QUERIDO EGO en todas sus manifestaciones diciendo “No hay como la ciencia oficial” “no hay como el Anticristo”, sin embargo los Maestros Resurrectos quieren ayudarnos y por ello se entrega este conocimiento a todo la humanidad, que así lo anhele, ya en el aspecto público como en el esotérico.
Enviado por Instructora María Guadalupe Licea. San Luis Potosí, S.L.P.
Imagen: Dürer, Albrecht (1471-1528). [La cortesana de Babilonia]
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