Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

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lunes, 20 de mayo de 2019

 Invocación aPyogachu'we ("la Vieja que Arde"), Señora del volcán Chichón
Pyogbachu'we (Py, pronombre de segunda persona en singular, Ogba equivale a "arde", y ChiTwea "abuela") es "la abuela que arde". Es la dueña del cerro del volcán Chichón. Tuvo violenta actividad explosiva del 28 de marzo al 5 de abril de 1982.
Antes de que el volcán Chichón hiciera erupción, los zoques más tradicionalistas ya habían consultado al oráculo y recurrido a otros vaticinios para conocer la suerte que correrían sus pueblos ante el inminente evento explosivo.
Justamente en el sector de "costumbreros" del pueblo de Ocotepec, corrió el rumor de que habían advertido, a través de sueños , que San Marcos Evangelista, patrón del pueblo, no podría ganar la batalla al pelear contra la Dueña del Volcán, toda vez que San Marcos "ya se cansaba", es decir, estaba viejo, y sería incapaz de defender al pueblo de la erupción volcánica.
En estos sueños habían advertido que San Marcos "estaba perdiendo poder", que su nahual, el "tigre" alado y la espada flamígera no representaban ninguna amenaza para la Señora del Volcán, pues ella era más poderosa, toda vez que podría inundar de petróleo, fuego, gases, arena y rocas incandescentes no sólo a los pueblos zoques, sino al mundo entero. El pronóstico era que las comunidades aledañas al complejo volcánico desaparecerían. Habría, entonces, que calmar la ira de Pyogbachu'we, ofreciéndole sacrificios a manera de víctimas alternas.
La delicada tarea se le encomendó a los ancianos "costumbreros". La misión era aplacar la ira de la Señora del Volcán a través de ofrendas. Así, un grupo de ancianos se dirigió al ejido Guayabal y a la colonia Volcán, muy cerca del volcán Chichón, lugar donde "había dibujos en piedras y escrituras jeroglíficas [...], bancos de arena volcánica y restos de cerámica de barro, ollas de barro, figurillas de 20 a 30 centímetros de altura, con características de ofrendas de adoración de sus dioses, a una profundidad de 20 a 50 centímetros, [sitios] poblados por los antiguos zoques..." (Reyes, ibid: 32). Ahí hicieron sacrificios de aves y pidieron piedad a la Madre Tierra. Ejecutaron música de flauta de carrizo y tambor, bailaron, rezaron y comieron en honor a Pyogbachu'we.
Un fragmento a la invocación a la "Vieja que arde" dice así:
Señora que celebra sus enojos con fiestas,
señora de noches multicolores y días oscuros.
Niña, joven, señora y anciana de belleza temida.
Señora que apaga las estrellas y enciende los rayos,
que duerme despierta, que recuerda el olvido.
Te recordamos como piedra preciosa, como fino
pedernal.
Como luz de la oscuridad,
Como víbora de fuego. Ven a nosotros.
Los "costumbreros" oraban en silencio, dirigiendo la ceremonia. Al concluir, regresaban en fila india sin volver la mirada hacia atrás, hasta nueva orden. Se tiene la firme convicción que el volcán llama a la persona por su nombre y que, en caso de voltear, el sujeto es atrapado por el "encanto" y convertido en piedra.
La petición, a decir de los "costumbreros", fue escuchada, pues tres meses antes de hacer erupción el volcán, la mismísima Pyogbachu'we bajó a las aldeas ubicadas en el complejo volcánico a invitar a su fiesta de cumpleaños. Ella prometió a sus invitados halagarlos con bastante cohetería, luces multicolores, castillos y bombas. Aceptar el convite garantizaba una vida eterna en el mundo de Tsu'an, donde todo es fiesta y la vida se embelesa. Rechazarla, significaba una vida llena de sufrimientos terrenales.
Gracias al aplacamiento de la ira de la Señora del Volcán, San Marcos de alguna manera hizo valer su poder, pues durante el proceso eruptivo Ocotepec no fue destruido en su totalidad, como sucedió con otros muchos pueblos; aunque fue evacuado, se mantuvo en fase de excepción. Por otro lado, Pyogbachu'we celebró su fiesta de cumpleaños; quienes fueron los invitados se consideraron dichosos por asistir y ahora gozan de felicidad eterna.
Los "costumbreros" demostraron la existencia real de Pyogbachu'we, y su poder destructivo quedó de manifiesto. Al mismo tiempo, gracias a que su ira fue menguada con las ofrendas celebradas en su honor, se consideró que San Marcos negoció la salvación de su pueblo.
En contraste, tanto para católicos como para adventistas, la Señora del Volcán es identificada como una figura diabólica. De hecho, algunos zoques están seguros de que San Marcos colocó su león alado con su espada flamígera en lo alto de la fachada de la catedral de Tuxtla Gutiérrez, viendo hacia el Norte, y vigilando los movimientos que hace la Señora del Volcán. Nuevas batallas están por librarse.

c. Evento público social: ceremonia al Padre Sol
Los programas culturales de tipo oficial son espacios donde tiene cabida la celebración de ceremonias rituales ancestrales de los pueblos indígenas, como muestra del folclore nativo, sin mayor satanización y que, además,refuerzan la identidad del grupo. En ellos se recrea lo que se considera debió ser la práctica religiosa de estos pueblos, se ensaya y monta con fines teatrales.
Este es el caso de la puesta en escena de la ceremonia "Al Padre Sol", rito en el que se teatraliza el inmenso respeto a la máxima deidad, pues "a los dioses se les debe mucho y que sin respeto y sin ofrendas al dios Sol se acabaría todo de lo que hay sobre la tierra y de más allá" (Díaz, s/f: 1).
Esta ceremonia se llevó a cabo en conmemoración al 28 aniversario de la erupción del volcán Chichón, el día 23 de marzo de 2010, en las instalaciones del Centro de Difusión Cultural de la Universidad Intercultural de Chiapas, con sede en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. El evento fue convocado por el Comité de Lengua y Cultura Zoque (CLCZ), la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH).
Participaron en la ceremonia alrededor de doce integrantes, más el personaje principal que hizo las veces de sacerdote. Todos vestidos a la usanza azteca: los hombres con taparrabos, penachos y pulseras; las mujeres, con vestidos largos adornados con grecas de colores y penachos menos elaborados. Todos usando incienso, y haciéndose acompañar por un ídolo de piedra y mazorcas de diversos colores. Un grupo de músicos acompañó la ceremonia ejecutando música de carrizo, tambor, violín y guitarra.
La ceremonia se efectuó con la siguiente plegaria:
Palabras al papá Sol:
Mi señor,
mi padre,
tú que iluminas a la tierra,
tú que te levantas todos los días
tú que nos iluminas,
tú que nos envías el bienestar.
Hoy te pido,
te encomiendo y te entrego esta ofrenda de este
pueblo tuyo,
este perfume del árbol sagrado para ti. Te sahumamos con todo el pueblo aquí reunido ante ti, recibe todo lo que han traído en tu presencia. Así como en la antigüedad tu pueblo te espera para que les envíes tus bendiciones, tu sagrada sabiduría, tu sagrada palabra, tu sagrada vida. Todos los días envíanos el buen vivir y la salud, protege a nuestros hijos, protégenos de las enfermedades, que tu pueblo se multiplique, que nuestro trabajo sea grande, haya abundancia en nuestra cosecha, que las semillas que depositamos en el corazón de la madre tierra sea fecunda, que nunca nos falte nada, que nunca haya pleito entre nosotros, ni desigualdad, ni odio ni venganza. Esto es lo que el pueblo te pide papá que estás en el cielo, que nos iluminas todos los días. Así es.
Üj ngomi,
Üj jara,
Mijte nisü'npapü yü' nasakopajk,
Mijte xa'pa tuntum jama,
Mijte dü nisü'nütyanpapü,
Mij dü gü'wejatyampabü te wüpü ijtkuy,
Yüti mij ngü'japy'tsi,
Mij ntsamepüjkpa'tsi, mij ntsükütsipa'tsi yü'
wendiram mij nkupkuyis dyosandam,
Yü' masan kuyjis sa'sapü 'yoma mijchkoroya.
M ij ngüjo'kütyampa'tsi yü' mumu mij ngupkuyji'n
yü'ki tu'mupü mumu jamase, tsüküpüjkayaü mumu
tiram mityajupü'is ndxajkayae mij wi'nanomo.
Te'se ya'ajkpü iri'omose, mij nkupkuyis jyo'kpa
wü'kü nkyü'wejayaü mij oye'ajkuy, mij masan
ntsame,mij masan mujsokyuy, mij masan otowe ,
mij masan ntsüki, mij masan ijtkuy.
Tumtum jama dü yü'wejatymü te sa'sapü ijtkuy, yajk
sone ajü mij nkupkuy, suñi yajktsojkyaü üj uneram,
Jana 'yirü ka'kuy, yajk sone'ajü üj yosandam, yajk
tsojkyaü tü'müyuaü te puj nijptampüpü'tsi te mayi
nasakopajkis kyujkpajküsi, mumu jama yajk irü
mumu tiyü, umü yajk irü te ji' wyüpü tiyü, te onguy.
Te kijpkuy y eyara'mpü tiyü ji dyajk tu'najepü te
kupkuy,
Te'sere jujche ne mij nke'jatyawü üj jara tsajpomopü
(Román Díaz Gómez, zoque de Nuevo Esquipulas
Guayabal, Anexo de Rayón, Chiapas).

Palabras finales
Los "costumbreros" conforman un sector religioso que practica un catolicismo muy particular, con fuerte influencia de la visión indígena de sus deidades ancestrales. El largo y violento proceso de evangelización que han experimentado los pueblos no ha podido borrar del todo las prácticas antiguas de la religión nativa, a lo sumo se ha resignificado, pues la concepción y práctica cultural de sus ritos obedece a la visión que tiene del Supramundo y del Inframundo. Para ellos, sus dioses están vivos, y algunas veces visten ropaje de santos católicos. Sin embargo, desde la perspectiva cristiana se suele identificar a sus dioses bajo la figura del Diablo, por lo que sus invocadores son acusados de ignorantes, idólatras o brujos. Por ejemplo, cuando un "costumbrero" reza al Rayo Azul para pedir abundantes lluvias, o al Rayo Blanco para calmarlas, los otros credos los descalifican, pues identifican a las deidades nativas con el mal. Sin embargo, en situaciones de excepción, como la que experimentaron con la erupción violenta del volcán Chichón sucedida en marzo y abril de 1982, no importaba quién salvaría a la población, si las deidades zoques o los santos cristianos, sino que se amalgamaron ambas concepciones con el fin de sentirse protegidos independientemente de la adscripción religiosa.
Por otro lado, el "costumbrero" percibe en algunos santos católicos, especialmente los que se representan como viejos, que éstos ya se cansan, y en consecuencia "están perdiendo poder", por lo que es preciso auxiliarse de las deidades nativas, pues todos ellos son extremadamente poderosos, jóvenes y, en especial, están vivos, no envejecen y por lo tanto no mueren. Evidentemente, esta concepción irrita al sector católico, y es una de las principales por la cual entran en conflicto ambas creencias y prácticas religiosas.
El "costumbrero", así, vive en un mundo ambivalente; por un lado, es motivo de burla y discriminación por parte de otros credos religiosos, pues es calificado como idólatra, ignorante, brujo, "borracho" y "atrasado".. Pero por otro lado, para fines culturales estos individuos son vistos como los depositarios de la tradición, los que dan identidad al grupo, los que mantienen viva la costumbre y las tradiciones religiosas nativas..
Sin embargo, se sea costumbreros o no, la creencia en lugares encantados y en seres sobrenaturales (llámense Diablo o cualquier otra denominación cristiana) es de dominio público. La tradición oral en las comunidades está plagada de estos personajes.
Se ignora el número de "costumbreros", pues es una denominación local. Los registros estadísticos, en consecuencia, no los captan, pues esa categoría religiosa no existe para fines analíticos. Por otro lado, la celebración de ritos en eventos públicos sociales, en especial los de carácter oficial, ha permitido difundir la "costumbre" que aún mantienen los pueblos originarios, sin temor de ser reprendidos por prácticas "paganas". Así, en estos espacios públicos recrean algunas danzas antiguas y otras ceremonias propiciatorias donde invocan libremente a sus deidades antiguas.
La religiosidad nativa zoque ha sido satanizada, entre otras cosas, porque se desconoce su cosmovisión; a pesar de ello ha sobrevivido, en parte de forma clandestina o en tanto que su práctica ha sido estigmatizada. Es preciso entonces hacer una investigación profunda que brinde elementos que nos permitan conocer, entender y explicar la cosmovisión indígena respecto de la religiosidad zoque, y entender más la práctica de los "costumbreros".

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