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martes, 29 de octubre de 2019

Al-Baghdadi está muerto pero el grupo Estado Islámico sigue vivo

Un grupo de personas camina por una calle de Mosul, Irak, el domingo 27 de octubre de 2019. En esta ciudad, en 2014, Abu Bakr al-Baghdadi anunció la creación de un califato islámico.
Un grupo de personas camina por una calle de Mosul, Irak, el domingo 27 de octubre de 2019. En esta ciudad, en 2014, Abu Bakr al-Baghdadi anunció la creación de un califato islámico. Abdullah Rashid / Reuters
El presidente Donald Trump encuentra en la muerte del fundador del autodenominado Estado Islámico un argumento más para retirarse de Siria. Pero analistas y diplomáticos coinciden en que el grupo armado sigue siendo un riesgo para Occidente.
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En marzo de este año, el presidente de Estados Unidos anunció la derrota del autodenominado Estado Islámico (EI) en Siria. En ese momento anticipó que saldría de Siria y que sus tropas regresarían al país. El anuncio oficial y la determinación definitiva llegó en los primeros días de octubre, cuando luego de una llamada telefónica con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, Trump dijo que iniciaría la retirada de sus tropas del noreste de Siria.
Las críticas en contra de la movida, impulsadas tanto por los demócratas como por algunos sectores republicanos, adquirieron más volumen con la ofensiva de Turquía en contra de los kurdos en el noreste de Siria. Pero este fin de semana el anuncio del presidente Trump sobre la muerte de Abu Bakr al-Baghdadi pudo dar un giro a la percepción sobre el posicionamiento de Estados Unidos en la región.
El fin de Al-Baghdadi no es el fin del grupo Estado Islámico
El grupo armado fundado por Al-Baghdadi nació de las cenizas de Al-Qaeda, derrotado por el Ejército estadounidense y sus aliados en 2008. El autodenominado Estado Islámico se expandió desde el norte de Irak hacia Siria en los años siguientes y, a pesar de que el proyecto del llamado "califato islámico" hoy está prácticamente destruido, el EI sigue siendo una amenaza en países como Irak o Afganistán.

Imagen satelital de la que fue reportada como residencia del dirigente del autodenominado Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, cerca de la aldea de Barisha, Siria, recopilada el 28 de septiembre de 2019.
Imagen satelital de la que fue reportada como residencia del dirigente del autodenominado Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, cerca de la aldea de Barisha, Siria, recopilada el 28 de septiembre de 2019. Imagen de tecnología Maxar/vía Reuters
La muerte de al-Baghdadi, principal líder del grupo Estado Islámico, sin duda es un golpe contundente contra una estructura ya debilitada. Pero como señala Chris Costa, exdirector senior contraterrorismo del Consejo de Seguridad Nacional de la Administración Trump, no es una estocada definitiva.
"El punto de partida es: esto pone al enemigo contra las cuerdas", apunta Costa, "pero la ideología -y esto suena tan cliché- no está muerta".
El portavoz del Gobierno alemán lo puso de otra manera durante una conferencia de prensa este lunes 28 de octubre. Steffen Seibert recordó que además de cobrar la vida de miles, el grupo yihadista "asesinó y esclavizó a los Yazidíes", además de secuestrar y tomar la vida de locales y extranjeros. El funcionario dijo que en este momento sus pensamientos estaban con las víctimas e hizo énfasis en que al-Baghdadi "ya no puede dar estas órdenes de asesinato", pero añadió que esto "no significa que la lucha contra el Estado Islámico esté terminada".
Una guerra de guerrillas y una operación transfronteriza difícil de rastrear
El primer indicio sobre el potencial daño que todavía puede causar el autodenominado Estado Islámico lo ofreció el mismo presidente Trump tras el anuncio de la operación contra al-Baghdadi. Si bien el mandatario ha repetido en distintas ocasiones que el EI está derrotado, el domingo fue enfático en que el grupo está “muy muy interesado en reconstruirse de nuevo”. En parte por eso estaba en Idlib, señaló Trump, porque “ese es el lugar donde tendría más sentido si están tratando de reconstruirse”.
Fotografía que pertenecería al dirigente del autodenominado Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, tomada de un video revelado el 29 de abril de 2019.
Fotografía que pertenecería al dirigente del autodenominado Estado Islámico, Abu Bakr al-Baghdadi, tomada de un video revelado el 29 de abril de 2019. Archivo/vía Reuters
Según analistas y oficiales de inteligencia, el autodenominado Estado Islámico ha vuelto a sus raíces de una estructura de guerrilla. De modo que atacan en puntos específicos para luego replegarse. Además, detrás del grupo hay una lógica de "mata donde puedas", que lleva a sus seguidores a emprender ataques elaborados en conjunto o en solitario. Incluso dentro de Estados Unidos.
Tashfeen Malik, quien junto a su esposo asesinó a 14 personas durante una fiesta en San Bernardino, California, publicó en Facebook su respaldo a Al-Baghdadi. Y meses después, Omar Mateen, el tirador que asesinó a 49 personas en 2016 dentro de un bar en Orlando, Florida, afirmó respaldar a Al-Baghdadi durante una llamada a la línea de emergencias 911, en la que se identificó como un "soldado islámico".
Joshua Geltzer, exfuncionario contraterrorismo durante la Administración Obama, dice que la ausencia de un rostro, una voz y un nombre al cual adjudicar los ataques tendrá un impacto disuasivo en los posibles yihadistas. Pero dice Costa, el exdirector senior del Consejo de Seguridad Nacional del gobierno Trump, que "hay otros Baghdadis por ahí que se han radicalizado".
El autodenominado Estado Islámico es un grupo que se ha atomizado por completo
Pero además de Siria, el grupo ha probado haberse atomizado en distintas regiones. "Si bien la muerte de su líder es un golpe tremendo para el grupo, cerca de 10.000 guerreros del EI siguen en la región y continuarán realizando ataques de guerrilla y buscando nuevos territorios", señala el representante republicano Mike Rogers, miembro del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes estadounidense.
Más de dos años después de la derrota del autodenominado Estado Islámico en Irak, las fuerzas de seguridad de ese país siguen realizando operaciones contra grupos remanentes en ese país. Hay células que se reactivan esporádicamente, queman cultivos, activan explosivos o extorsionan a la población en provincias como Diyala, Salahuddin, Anbar, Kirkuk y Nineveh. Algunos analistas estiman que en el país puede haber alrededor de 2000 combatientes del grupo.
Según cuenta el analista de la organización Crisis Group,"la muerte de Baghdadi parece que no tendrá un impacto inmediato en las operaciones del grupo" y añade que "las manifestaciones locales del Estado Islámico en Siria, Irak y más allá ya están en movimiento. Y pueden seguir en movimiento -más extorsión rural y asesinatos en Irak, tiroteos desde motocicletas en Deir al-Zour, asaltos en el desierto de Badiyah".
Entre las preocupaciones del Pentágono está Afganistán. El grupo afiliado se conoce como Estado Islámico - Khorasan y se está expandiendo a otros países como Pakistán, Tayikistán, Irán, India, Bangladesh e Indonesia; aunque es incierto cuáles son sus vínculos reales con la estructura que lideraba Al-Baghdadi.
El grupo se ha adjudicado ataques a grupos civiles en Kabul y se ha enfrentado al grupo Talibán por el control de algunos territorios. Los comandantes estadounidenses en el país estiman que sus fuerzas no superan los 2000 hombres.
Pero además del centro y sureste de Asia, los expertos de inteligencia combaten otras estructuras en otros países del Medio Oriente, más al sur de Irak y Siria. En Egipto, Arabia Saudita y Yemen se han registrado ataques y el grupo Estado Islámico se ha adjudicado muchos de estos, a pesar del escepticismo de las autoridades en algunos casos.
En suma, el caso sirio es un reflejo de la improbable retirada definitiva de Estados Unidos de la región. Días después de que Trump anunciara la salida del noreste de Siria, el secretario de Seguridad estadounidense Mark Esper aclaró que algunas tropas se quedarían en la zona para evitar que los grupos restantes del EI tomaran el control de los bloques petroleros.
Una muestra más de la difícil tarea de poner un punto final a la historia del autodenominado Estado Islámico.
Con Reuters y AP

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