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sábado, 25 de enero de 2020

Las cabezas colosales olmecas, orígenes, polémica y reciclaje. Cobertura primera conferencia del ciclo La arqueología hoy. El Colegio Nacional

 Las cabezas colosales olmecas, orígenes, polémica y reciclaje. Cobertura primera conferencia del ciclo La arqueología hoy. El Colegio Nacional
Yahoo/Buzón
  • El Colegio Nacional 
    CCO:erubielcamacho43@yahoo.com.mx
    25 ene. a las 10:33

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    24 de enero de 2020 
    ECN/003
    Ciencias Socialesy Humanidades
     
    Las cabezas colosales olmecas, orígenes, polémica y reciclaje
    • Ann Cyphers, máxima experta en cultura olmeca, expuso el significado de las cabezas colosales en El Colegio Nacional
    • La conferencia Las cabezas colosales olmecas, primera del ciclo La arqueología hoy, coordinado por Leonardo López Luján
    • Los tronos de esa civilización eran reciclados para elaborar retratos de los gobernantes olmecas: Ann Cyphers
    • La conferencia Ceremonias de sangre y sacrificios humanos en la Costa Norte del Perú: el caso de los chimúes será impartida el próximo 27 de febrero
    El hallazgo colosal o ¿Quién es Tiburcio Santos?
    En 1990 Ann Cyphers llegó a dirigir el proyecto de investigación en la capital olmeca de San Lorenzo Tenochtitlan. La primera mujer en conducir un proyecto en ese sitio arqueológico y, hasta hoy, la última arqueóloga que encontró una cabeza colosal olmeca, impartió la conferencia Las cabezas colosales olmecas en el aula magna de El Colegio Nacional, dentro del ciclo La arqueología hoy, coordinado por el colegiado Leonardo López Luján. 
    Cuando un poblador de San Lorenzo le contó que mientras buscaba achiote en la barranca del Ojochi encontró una piedra, Ann Cyphers llevó a su equipo a inspeccionar la zona. San Lorenzo es un terreno donde las piedras son escasas, a diferencia de Teotihuacan, o Chichén Itzá, ricos en yacimientos. Entonces cuando los habitantes dicen “hay una piedra”, es probable que se refieran a una escultura, a una roca dura que no se ve normalmente. 
    No era la primera vez que la arqueóloga iba a explorara a partir de la información de un lugareño. Había muchas historias de abuelos que encontraron cosas y Ann las atendía por su interés genuino en la cooperación de los habitantes. Sin embargo, al ir a la barranca del Ojochi, no encontró la piedra que su informante les había dicho. Halló, en cambio, la cabeza colosal número 10 de San Lorenzo Tenochtitlan. 
    “Cuando íbamos excavando los muchachos del lugar empezaban a ver la cabeza y se ponían en gran conferencia” narra la más grande experta en cultura olmeca. “Qué le ven”, preguntó Cyphers. “Es que se parece a un señor que conocemos. Se llama Tiburcio Santos, es idéntico”. Desde entonces la cabeza encontrada fue bautizada con ese nombre.
    El supuesto origen africano de los olmecas
    “Con sólo mencionar «cabeza colosal» surge el tema de los orígenes africanos de la civilización olmeca”, explica Cyphers. Esta relación entre África y Mesoamérica todavía popular, tiene su origen en la primera cabeza colosal descubierta en Hueyapan, Veracruz, en 1850.  
    José María Melgar y Serrano —de quien se sabe que era un ingeniero veracruzano dedicado a la búsqueda sistemática de antigüedades prehispánicas— publicó, después de ver la monumental cabeza, lo siguiente:
    “quedé sorprendido: como obra de arte, es sin exageración una magnífica escultura… lo que más me impresionó fue el tipo etiópico que representa; reflexioné que indudablemente había habido negros en este país, y esto había sido en los primeros tiempos del mundo”
    “Con estas palabras desató la polémica que sigue hasta hoy”, explicó Cyphers. Hay dos formas de comprobar la hipótesis de Melgar y Serrano: con objetos importados de África y con estudios de ADN. Las dos líneas de investigación se han desarrollado: no se han encontrado importaciones, ni los exámenes de ADN sobre fósiles olmecas muestran relación alguna con los pobladores de África. 
    “Se está juntando evidencia de que la idea de Melgar y Serrano quizá no es correcta. Estos estudios van a continuar, pero con base en lo que tenemos ahorita, tenemos que rechazar la hipótesis. Eso no quiere decir que más adelante no pueda haber otro tipo de evidencia, pero ahorita los olmecas no parecen ser africanos, parecen ser nuestros”. 
    El look olmeca
    “Los rostros olmecas son muy distintivos y bastante fáciles de identificar”. Gracias a los vestigios de la civilización olmeca, sus figurillas de terracota o piedra verde y los bajorrelieves de sus altares, expertos como Cyphers dedujeron la fisionomía del antiguo pueblo. 
    La cabeza alargada con el dorso plano, los ojos rasgados, la nariz ancha, mofletes abultados y la boca con comisuras hacia abajo, conforman los rasgos olmecas. Sin embargo, estas características no son de nacimiento, sino resultado de una modificación deliberada.
    La modificación craneofacial que practicaban los olmecas tenía que llevarse a cabo en el primer año y medio de los recién nacidos, cuando el cráneo aún es moldeable. En ese periodo, se ataban tablas en la parte posterior de la cabeza y en otros casos, también en la frente. Con esto las cabezas de los pequeños olmecas obtenían esa forma alargada que se puede constatar en los vestigios. 
    “Se hace este tipo de modificación del aspecto para crear una identidad, que tiene que ver con el ciclo de la vida. Era necesario tener esa modificación del cráneo para poder participar en ritos del ciclo de la vida. Podemos imaginar que si el individuo no lo tiene, a lo mejor no se puede casar con su amor porque no tiene las características de un olmeca legítimo.
    Cuando una sociedad tiene a más del 90 % de sus individuos con el cráneo modificado, indica que la decisión va más allá de su familia, es una cuestión impuesta por los altos niveles de esa sociedad”, explicó la investigadora galardonada por el Foro Arqueológico de Shanghai en 2019.  
    La transformación de altares a retratos, el reciclaje
    Desde su descubrimiento en el siglo XIX, las cabezas colosales olmecas han sido objeto de todo tipo de interpretaciones. Numerosos aficionados y arqueólogos profesionales las estudiaron a lo largo del siglo XX, conforme aparecían más de estos monumentos. “Todo el mundo las vio, pero no vieron todo”, sostuvo. 
    A finales de los años 80, James B. Porter estudiaba dos cabezas encontradas en San Lorenzo y reparó en un detalle: las cabezas tenían arcos hundidos laterales que él relacionó con los nichos de los altares olmecas. 
    “Después de que miles de personas vieron estas cabezas él observó algo diferente. Eso quiere decir que siempre hay que ver las cosas bien y con nuevos ojos”, comentó la discípula de Beatriz de la Fuente, otrora integrante de El Colegio Nacional.
    Porter propuso que los grandes tronos fueron transformados en cabezas colosales, una explicación con la que Cyphers está de acuerdo. 
    “Este proceso de reciclaje, de trono a cabeza, podría haberse hecho a la muerte de un gobernante. La otra posibilidad es que fueron dejando los tronos y en algún momento empezarona a hacer los retratos de los gobernantes ancestrales”.
    El dorso plano de las cabezas se debe, según esta explicación, a la base del trono que es plana y pulida. “A la vez, tiene que ver con una referencia a la modificación craneofacial, porque hemos visto que les gustaba el look con la cabeza plana atrás”. 
    Tiburcio, el hombre
    Un dia Cyphers y una amiga de la comunidad pasaron en coche por el Museo de sitio de la Zona Arqueológica de San Lorenzo Tenochtitlan. Su amiga le indicó  que ahí está Tiburcio y la arqueóloga, pensando en la cabeza que había descubierto en 1994, le contestó: “sí, dónde más va a estar, de ahí no se mueve”. “No estoy hablando de la piedra ahí está Tiburcio Santos, dentro del museo”.
    Frenó y levantó una polvareda, al manejar en reversa. “Todo un desastre de manejo”, recuerda Cyphers. “Don Tiburcio siempre había querido conocerlo —se veía igual que la cabeza—, ¿por qué no había venido?”. 
    “Bueno es que no me gustó que le hayan puesto mi nombre a esa cosa indígena porque yo no soy indígena”. 
    Cyphers le comenzó a explicar: “¿Usted sabe qué es esta piedra? Es el retrato de un rey olmeca, un gran personaje. Tan importante y poderoso que dirigía esta sociedad de San Lorenzo. Es su imagen y usted se parece a él. Debe estar orgulloso”
    ¿Entonces debo estar orgulloso de que me parezco a ese gran rey?”, preguntó Tiburcio, el hombre. “Definitivamente, es un honor que tú le des tu nombre a él y que él porte tu nombre porque es uno de los gobernantes que forjaron esta civilización olmeca”.
    Cyphers cuenta que conforme le explicaba, la actitud corporal de Tiburcio, el hombre, cambiaba: de estar sentado tímidamente, pasó a erguirse, un tanto orondo. Entonces Cyphers le pidió que se sentara junto a la cabeza y retrató a los dos Tiburcios. Cuando la arqueóloga exhibió la fotografía, el público rió al tiempo que asentía. 
    Lo último que supo Cyphers fue que don Tiburcio recibía dinero de los visitantes por tomarse fotografías posando junto la escultura.  
    Ciclo de conferencias La arqueología hoy
    La próxima conferencia del ciclo La arqueología hoy, coordinado por el colegiado Leonardo López Austin, será impartida por el peruano Gabriel Prieto, quien expondrá sus recientes descubrimientos sobre el sacrificio de niños y camélidos más grande del mundo antiguo, hallazgo que arribó a la portada de la revista National Geographic, edición Latinoamérica. 
    Ceremonias de sangre y sacrificios humanos en la Costa Norte del Perú: el caso de los chimúes
    Imparte: Gabriel Prieto (Universidad de Florida en Gainesville)
    Jueves 27 de febrero, de 18 a 20 horas.


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