México. El caso de la exsecretaria de la Función Pública (SFP), Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, es uno de esos típicos dentro de la clase política mexicana; en la que ciertos personajes se pasan toda una vida «pegando» con la mano izquierda, pero cobrando con la derecha.

Luchar contra el Gobierno, el pan de cada día

Nieta del legendario luchador social guerrerense Pablo Sandoval Cruz, Irma Eréndira creció en un hogar en el que luchar contra el Gobierno en turno y renegar de las instituciones era el pan de cada día.

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Su padre, Pablo Sandoval Ramírez, fue dirigente del Partido Comunista y líder estudiantil durante los conflictos de los años 60 en Guerrero; en el movimiento del 68 y en la marcha de junio del 71 que terminó con el “halconazo”.

Pero al mismo tiempo que peleaba por derribar a las instituciones “de la burguesía”, la familia Sandoval acumuló dinero; lo suficiente como para que Irma Eréndira pudiera estudiar una maestría y un doctorado en la Universidad de California.

Irma Eréndira y John Ackerman viven de las instituciones neoliberales

Durante varios años, ella y su esposo, John Ackerman, se han dedicado a vivir y no precisamente mal; de las instituciones emanadas del  neoliberalismo que tanto dicen aborrecer y combatir.

Irma Eréndira tiene una plaza de investigadora de tiempo completo en el Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM; y pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) desde 2004, con el nivel lll, rango que le concedió el gobierno “neoliberal” de Vicente Fox.

El matrimonio Ackerman-Sandoval no se ha dedicado precisamente a hacer votos de pobreza. Durante varios años han acumulado un patrimonio inmobiliario que solo en sueños podría tener cualquier aspiracionista de la clase media.

Patrimonio que no cualquier aspiracionista de la clase media podría tener

El periodista Carlos Loret de Mola documentó que el matrimonio Ackerman-Sandoval posee propiedades por un valor de 60 millones de pesos; cuando Irma Eréndira había declarado tener bienes por solo nueve millones.

Cinco de esas casas fueron adquiridas al contado en un lapso de nueve años, durante los cuales ambos eran investigadores de la UNAM, esa institución heredada por el neoliberalismo.

Varias de sus casas y departamentos están ubicados en zona de alta plusvalía de la Ciudad de México y Tepoztlán, Morelos. Nada mal para un par de luchadores “de izquierda” que aborrecen a los “fifís”.

El hermano de Irma Eréndira, igual

El hermano de Eréndira, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, no canta mal las rancheras.  Durante los últimos 15 años acumuló propiedades, entre ellas una finca en Acapulco que ya la quisieran muchos clasemedieros.

La propiedad no fue incluida en la declaración patrimonial que Pablo tuvo que hacer en su calidad de súper delegado de los programas sociales federales en Guerrero.

Y ni qué decir de la camioneta RAM Limited, cuyo valor comercial, es de un millón 299 mil pesos, en la que llegó a registrarse como candidato de Morena al gobierno del estado.

El legendario luchador Pablo Sandoval Cruz, y su hijo Pablo Sandoval Ramírez, se enfrentaron a un régimen autoritario, monolítico. Y pasaron varios años de su vida hablando de “revolución”.

Y bueno, a sus descendientes, a los hermanos Sandoval Ballesteros, sí les hizo justicia la “revolución.

JC