AMLO y la dura lección que una mujer diplomática le dio a su infinita terquedad
Es prerrogativa del presidente de la república el nombramiento de los embajadores y cónsules que representan a México en el extranjero. En el uso de ese derecho Andrés Manuel López Obrador (AMLO) incluyó en las designaciones al académico Pedro Salmerón como representante de México en Panamá y de inmediato saltaron las acusaciones de acoso sexual que desde hace tiempo estudiantes del ITAM, la UNAM y militantes de Morena han hecho sobre el historiador.
La polémica se mantuvo todo el mes de enero y llegó hasta Panamá, motivando la reacción de su gobierno a través de la canciller de ese país, Erika Mouynes que, mediante una carta dirigida a Marcelo Ebrard, titular de Relaciones Exteriores, le expresó su postura sobre la designación y le pidió no solicitar el beneplácito para Pedro Salmerón.
La posición del presidente López Obrador sobre las acusaciones de acoso sexual de Pedro Salmerón a las estudiantes fue la misma que utilizó cuando fue acusado de violador el senador Félix Salgado Macedonio. Solicitó la presentación de demandas de las afectadas ante el ministerio público, pues de lo contrario, según dijo, se estaba cometiendo una injusticia en contra del señalado y no se podía investigar sin denuncias.
El presidente López Obrador, en el transcurso de enero y en repetidas ocasiones en su conferencia de prensa mañanera, repitió sus argumentos de apoyo y defensa a favor de Pedro Salmerón. Lo que solo parece encontrar explicación cuando dice de sí mismo que es un necio y no solo eso, además gusta de imponer su voluntad. Es también la demostración de que no le interesa el movimiento feminista, posiblemente por su cultura o su ignorancia.
Las alumnas y exalumnas del ITAM mantuvieron su posición de rechazo a la designación de Pedro Salmerón como embajador y pidieron al presidente López Obrador reconsiderar su nombramiento y hacer justicia para las víctimas.
Finalmente, este desencuentro diplomático, generado por la ignorancia del presidente López Obrador sobre los protocolos para el nombramiento de los representantes de los países ante otras naciones, llegó a su término, cuando el propio presidente anunció que Pedro Salmerón no sería el embajador de México en Panamá.
Al dar a conocer la noticia el presidente López Obrador lamentó que Panamá pidiera al gobierno de México no solicitar el beneplácito para Pedro Salmerón por los señalamientos de acoso en su contra.
Congruente con su práctica el presidente no se refirió al conflicto. Ignoró el mensaje y las razones de género argumentadas por la cancillería de Panamá. Atacó a la mensajera, a la canciller Erika Mouynes. Al respecto comentó: “Como si fuese la Santa Inquisición la canciller de Panamá se inconformó, que porque estaban en desacuerdo en el ITAM y que nos pedía que no enviáramos la solicitud de beneplácito. Lo lamento muchísimo”.
La canciller de Panamá, Erika Mouynes, al no caer en la provocación, no responder al comentario ofensivo de López Obrador, demostró el dominio de su función diplomática.
Durante su gobierno López Obrador ha dado muestras de lealtad hacia sus incondicionales, en el caso de Pedro Salmerón este gesto se repitió al manifestar su apoyo al historiador y le ofreció trabajo en Presidencia. "Es un historiador de primer nivel, de lo mejor del país, un estudioso de la historia de México. Me gustaría que fuese mi asesor para hacer en Presidencia una historia sobre los fraudes electorales en México.”
La oferta de trabajo del presidente para favorecer a Salmerón fue interpretada por algunas organizaciones feministas como la confirmación de su postura de proteger a un acosador sexual solo por ser de su confianza.
Con una carta, dirigida a López Obrador, Pedro Salmerón le dio una salida decorosa al presidente y se ubicó como víctima. En su párrafo esencial dice: Al convertirse la propuesta de mi nombramiento en un tema de género y política internacional, he creído pertinente, señor presidente, hacer como en 2019. Si usted cree que lo mejor para México y para el gobierno que usted preside es que yo dé un paso de costado, pongo a su disposición mi declinación al cargo que me ofreció.
El resultado final para el presidente López Obrador fue de fracaso diplomático en el nombramiento de un personaje como Salmerón, solo entendible por la falta de investigación sobre el perfil de sus designados y el uso patrimonialista del poder, que en esta ocasión se topó con la negativa de la otra soberanía, no dispuesta a acatar la voluntad impuesta desde la mañanera que, con sus ocurrencias, llega hasta el extranjero. Panamá no accedió. España tardó 4 meses para dar el beneplácito al embajador, para ellos es un asunto de negocios. Para Panamá es de dignidad. Para los adversarios la oportunidad de atacar al presidente. Sonríe y disimula.
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