LA GUERRA CIVIL QUE ACABARÁ CON MORENA!
Pocos quieren ver el tamaño de la crisis que vive el partido oficial y, sobre todo, pocos se atreven a confesar que día a día es más grande el descontento
En Morena pocos hablan del problema.
Pocos quieren ver el tamaño de la crisis que vive el partido oficial y, sobre todo, pocos se atreven a confesar que día a día es más grande el descontento y el repudio social contra ese bodrio motejado como 4-T.
Y es que la crisis que vive el partido oficial no es sólo una disputa de “tribus” por las pocas migajas de poder que reparte el mandón de Palacio.
Tampoco se trata sólo de la pelea por la herencia sexenal y su premio mayor, conocido como la candidatura para el 2024.
No, en realidad estamos en presencia de todos los síntomas de una enfermedad terminal –propia de los gobiernos autoritarios–, que ya empieza a convertirse en una epidemia capaz de contagiar a todos en Morena, en sus gobiernos y a toda la llamada 4T.
En efecto, se trata de la enfermedad propia del fin de sexenio mexicano; un padecimiento que si bien día a día deja más solitario al rey de Palacio, también lo vuelve más agresivo, vengativo y locuaz.
Pero acaso los síntomas más peligrosos del fin del sexenio aparecen con la pulsión presidencial de imponer una eventual reelección, por un lado y/o un grosero Maximato, por el otro.
Crisis de fin de ciclo que –por si fuera poco–, “prende los focos rojos” de una terca realidad que de manera creciente exhibe la ineficacia del gobierno federal, la corrupción y el saqueo generalizados y, sobre todo, que ya muestra el pánico que atrapa hasta a los más pintado y cínicos del gobierno de López Obrador.
Pánico que es visible en todos los rincones de Morena y en todos sus centros de poder, en donde es cada vez más frecuente el grito propio del naufragio.
“¡Sálvese quien pueda!”, gritan en el gabinete, en el partido oficial, en el Congreso, en los gobiernos estatales y municipales, en donde no pocos de los saqueadores sexenales ven la luz al final del túnel y –por esa razón–, empiezan a experimentar el pánico de quienes ya se ven en prisión.
Aún así, pocos en Morena y en el gobierno de AMLO reconocen que la crisis va mucho más lejos de una mera guerra civil y que a diario son más los inconformes, los desertores; aquellos que repentinamente dicen haber abierto los ojos ante monstruosidades que han llegado al clímax de la locura sexenal, como el intento de destruir el INE y la democracia toda.
También por eso, en el partido de López se vive una “batalla campal” y una creciente ola de desertores cuyas críticas se suman a quienes desde siempre señalaron y cuestionaron la impostura del líder social, político y gobernante llamado López Obrador.
Y por lo pronto, la incontenible “batalla campal” que vive Morena ya provocó una severa colisión no sólo entre los aspirantes a la sucesión adelantada del 2024, sino escaramuzas y rebeldía en el gabinete presidencial, en los gobiernos estatales y, sobre todo, asoma la rebelión entre los aliados estratégicos del gobierno de López Obrador; entre las bandas criminales y los militares de la Sedena, la Semar y la Guardia Nacional.
Y no es casual, por eso, que ya sea público el “ajuste de cuentas” y “el cobro de facturas” mediante la ejecución a balazos y en plena calle, de reputados políticos de Morena, alcaldes y exgobernantes quienes de tanto en tanto aparecen ejecutados a manos de matarifes del crimen organizado.
Pero tampoco es una casualidad que sigan apareciendo evidencias –producto del jaqueo a la Sedena–, y documentos oficiales que señalan vínculos con el crimen organizado entre el primer círculo del gobierno de López Obrador, entre gobernadores de Morena y, sobre todo, las pruebas de que las fuerzas armadas se han relacionado con las bandas criminales.
Y es que no sólo se trata de una batalla por la sucesión presidencial adelantada sino que el férreo y feroz control impuesto por el dueño de Morena empieza a sacudir algunas conciencias que hasta hoy se llaman a sorpresa, a pesar de que la impostura y la dictadura de López siempre estuvieron a la vista de aquel que quiso verlas.
Por lo pronto, está claro que con el paso de las semanas y los meses veremos una pelea generalizada entre los presidenciables, que terminará por expulsar del primer círculo a Ricardo Monreal y a Marcelo Ebrard, quienes buscarán en otras formaciones partidistas cumplir sus sueños presidenciables.
Todo ello al tiempo que Morena y sus gobiernos terminarán como los peores enemigos del decadente gobierno de López Obrador.
Al tiempo.
En el camino.
Por vacaciones, el Itinerario Político estará de vuelta en sus ent
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