Las ciudades más vulnerables a los terremotos
martes 19 de enero, 5:56 PM
Forbes
El terremoto más intenso en más de 200 años ha acabado con miles de estructuras de Haití, desde humildes chabolas hasta el Palacio presidencial y la sede de las Naciones Unidas en el país.
Las comunicaciones resultaron absolutamente devastadas, por lo que era imposible calcular la magnitud de la destrucción que provocó el temblor (7.0 en la escala Richter) o calcular el número de muertos que yacían entre los edificios derruidos en la capital haitiana, donde residen cerca de dos millones de personas.
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El portavoz de Cruz Roja Internacional, Paul Conneally, informó a Associated Press de que puede haber cerca de tres millones de afectados y que llevaría uno o dos días saber cuál era el verdadero alcance de los daños. El polvo de los edificios derruidos cubrió Puerto Príncipe durante varias horas.
Un terremoto como este habría causado terribles daños en cualquier ciudad del mundo, pero el balance de muertos y el grado de destrucción se debe, más que al temblor en sí, a la inversión en infraestructuras bien diseñadas y capaces de soportar un terremoto.
El número de muertos se debe al crecimiento exponencial de la población, a la pobreza del país y a la falta de exigencias dentro del sector de la construcción. Resumiendo: en los estados más pobres, como Haití, es mucho más probable que el número de fallecidos por un terremoto sea muy elevado.
GeoHazards International, un grupo de investigación sin ánimo de lucro que trabaja para reducir los daños provocados por los desastres naturales, midió el potencial letal de una catástrofe sísmica de las ciudades pequeñas y grandes de Asia y América, que son las zonas que tienen un riesgo más alto de padecer un terremoto. Las ciudades estudiadas se encontraban tanto en países desarrollados como en naciones en vías de desarrollo. Las variables que se tuvieron en cuenta fueron la fragilidad de las construcciones, el potencial de que se produjeran deslizamientos de tierras e incendios, por una parte, y por otra la capacidad de cada país de poner a disposición de los ciudadanos servicios de rescate y médicos, y brigadas de bomberos.
Katmandú (Nepal), ocupaba la primera posición en el estudio de 2001. Le seguían Estambul (Turquía), Delhi (India), Quito (Ecuador), Manila (Filipinas) e Islamabad y Rawalpindi (Pakistán). En todas estas ciudades, si se produjese un desastre, podría haber decenas de miles de muertos. Las únicas ciudades del primer mundo que figuran en la lista se encuentran en Japón: Tokio, Nagoya y Kobe. Aún así, se calculaba que en estas ciudades la cifra de muertos no superaría las centenas. Puerto Príncipe no estaba en la lista.
Desde que se elaboró la lista, los hechos han demostrado que los cálculos eran bastante acertados, o que incluso se quedaban cortos. En 2008, un terremoto en la provincia de Sichuan (China) acabó con la vida de unas 15 000 personas y enterró miles de cuerpos bajo toneladas de escombros. El terremoto de magnitud 7.6 que golpeó la región de Cachemira (Pakistán) en octubre de 2005 se llevó la vida de más de 73 000 personas, muchas de ellas en zonas remotas del país, no en centros urbanos masificados como Islamabad. El estudio de GeoHazards predijo que un temblor sísmico de magnitud 6.0 en la capital de Pakistán podría matar a cerca de 12 500 personas.
En 2004, Brian E. Tucker, de GeoHazards advertía que el problema iba a ir empeorando. Para estas afirmaciones, citaba un estudio sobre los fallecimientos ocasionados por un terremoto, que a su vez se basaba en el crecimiento de la población y los cambios en los hábitos de edificación en el norte de la India. Un hallazgo estremecedor es que, si un terremoto de magnitud 8.3 en la escala Richter azotase hoy la ciudad de Shillong, podría provocar hasta 60 veces más muertes que las que causó un terremoto de la misma magnitud en 1897, aunque la población de la región solo se ha multiplicado por ocho desde entonces. El motivo es que las antiguas casas de bambú de una sola planta se han sustituido hoy por estructuras de varias plantas, con estructura de hormigón pero de deficiente construcción y a menudo construidas sobre fuertes pendientes, lo que aumenta el riesgo para los habitantes.
En los países en desarrollo ha ocurrido justamente lo contrario. En este último siglo se han reforzado las exigencias de las construcciones en las regiones susceptibles de sufrir temblores y terremotos, y se ha mejorado el sistema de respuesta ante los desastres. La población de las zonas urbanas ha aumentado, desde luego, pero no al ritmo que ha crecido en las ciudades de los países del tercer mundo. En estos países, las grandes migraciones provenientes de las zonas rurales ha dado lugar a comunidades densamente pobladas. En los próximos 20 años, la población mundial aumentará en 2000 millones de habitantes, pero en los países industrializados solo se incrementará en 50 millones. En los países del tercer mundo, el gran aumento de población se producirá en los centros urbanos.
El impacto económico que tienen los terremotos también es muy diferente: Tucker calcula que el coste del terremoto que se produjo en Northridge (California) en 1994 ronda el 1% del producto interior bruto de la región y el coste del temblor de 1989 en Loma Prieta equivale solo al 0,2% del PIB regional. Por el contrario, el terremoto de Nicaragua en 1972 supuso el 40% del PIB del país y el coste del terremoto de 1986 en El Salvador costó cerca del 30% del PIB del país.
En un país como Haití, probablemente los efectos de la devastación se sentirán durante varias décadas. Según explica Tucker, los datos de la aseguradora Munich Re indican que entre 1985 y 1999 las pérdidas que han sufrido los países más ricos del mundo debido a los desastres naturales han rondado el 2% de sus PIB; en el caso de los países más pobres, esta cifra ronda el 13% de sus PIB.
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