LA FILOSOFÍA DE LA PROTECCIÓN CIVIL DEBE SER RÁPIDA, EFECTIVA Y PRECISA

LA FILOSOFÍA DE LA PROTECCIÓN CIVIL DEBE SER RÁPIDA, EFECTIVA Y PRECISA De acuerdo con Servando de la Cruz Reyna, investigador de la UNAM y uno de los principales asesores del país en crisis volcánicas, “si no conocemos a profundidad los fenómenos naturales será difícil comprender sus efectos, y si no podemos comprender a profundidad sus efectos, será difícil a su vez diseñar las medidas preventivas para evitar su impacto. Todo está relacionado, concatenado.” Este encadenamiento, como él lo definió durante su participación en la IX Reunión Internacional Volcán de Colima, realizada por nuestra casa de estudios en la Biblioteca de Ciencias, “tiene que empezar con la compresión profunda del fenómeno, algo que permita el diseño de medidas efectivas que no vayan a estar subestimadas o sobrestimadas. En ocasiones, una falta de precisión en la comprensión del fenómeno puede generar medidas de prevención insuficientes o excesivas”. Para este investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, con más de cincuenta artículos publicados en revistas de arbitraje internacional, “la filosofía de la protección civil debe ser, en lo posible: rápida, efectiva y precisa”, algo que se logra conociendo a profundidad la naturaleza de los volcanes. Durante la conferencia que dictó en la reunión Volcán de Colima, habló un poco de la escala que existe para medir la intensidad de las explosiones volcánicas, una de las formas más actuales para conocer los volcanes. Así como se recurre a las escalas de Richter y Mercalli para determinar la intensidad y magnitud de los temblores, desde 1982 existe el Índice de Explosividad Volcánica (VEI, por sus siglas en inglés), que de acuerdo con S. de la Cruz incluye una escala de magnitud del uno al ocho que mide aspectos como el volumen emitido en la explosión, la altura de la columna, su duración en horas y la inyección de material volcánico en las capas superiores del planeta como la troposfera y la atmósfera. La escala original, creada por los investigadores Newhall y Self con el propósito de describir la magnitud del volcanismo activo histórico, incluía valores del cero al cinco. Su propuesta, como ocurre con todos los avances científicas, se ha enriquecido con el paso del tiempo. En cuanto a los fondos cada vez más escasos para el desarrollo de la ciencia en el país, Servando comentó que será algo que “afectará el avance científico y tecnológico, y aunque en ocasiones el impacto de esas reducciones no se detecta de inmediato, a largo plazo sí se nota un retraso general en el avance de cualquier país”. Para contrastar la situación de México con la de otras naciones, Servando de la Cruz habló del caso Corea, que cuando tuvo una crisis económica severa hace años lo que hizo fue recortar varias partidas presupuestales para darle más recursos a la ciencia. Así que en lugar de disminuir sus recursos para la investigación científica, los incrementó. “Y ahora vemos que Corea es una potencia mundial”. En cuanto al financiamiento, para S. de la Cruz “la palabra clave es invertir. Lo que se dedica a la ciencia es una inversión de largo plazo, y como todas las inversiones de largo plazo, son las que más reditúan”. Este investigador mexicano aplica también el concepto de inversión a quien “desarrolla bases científicas de conocimiento” o bien líneas de investigación novedosas e interesantes. “Esa persona jamás tendrá problemas para encontrar algo qué hacer o dónde trabajar. Por mucha falta de recursos que haya, si la persona tiene una capacidad suficiente y adecuada, a nivel internacional, en cualquier parte de México va a encontrar un programa, un proyecto y una universidad en la cual pueda aplicar su conocimiento. Es como ciertos aspectos del arte: es la capacidad de la persona lo que cuenta, no la infraestructura en la que está. Un buen pintor, escritor, o científico, puede desarrollar su actividad por muy problemáticas que sean las condiciones a su alrededor”. FUENTE: Dirección General de Información