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domingo, 26 de agosto de 2012
La locura en el Islam
La locura en el Islam
07/04/2001 - Autor: Tarek Faussi
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allah(1)A veces se habla de los místicos como "locos de Allah". Esto es un completo error. La locura es el fracaso de lo humano. El Profeta no era un loco y nosotros le tenemos por modelo. La sharia es guía de cordura para el musulmán. Quien quiera internarse en los vericuetos del Sufismo -tasawwuf- y dé crédito a cualquier charlatán sobre qué es la experiencia mística, es el único responsable de lo que le ocurra. Personalmente, desaconsejo firmemente prácticas como la hadra de los sufis y otras aún más extravagantes y hasta peligrosas. Son un morbo más de lo humano, y no nada que tenga que ver con la auténtica espiritualidad. No tienen sabor de haqq las ceremonias sufis de clavarse espadas y cosas por el estilo. Como tampoco tiene nada que ver con nuestro dîn lúcido y sabio el plantear la locura con tintes románticos. Quien lo haga, no sabe a qué está invitando ni qué fuerzas puede estar desencadenando. La hadra altera la química cerebral y crea adicción no menos que cualquier droga, y todo lo que te atonte está prohibido en el Islam. El Islam te invita a un compromiso serio con la vida espiritual, te invita a un estado de alerta y te invita a la intimidad con tu señor, pero no te invita al despropósito ni a una espiritualidad circense. El Islam tan sólo consiste en cultivar la delicadeza del Profeta con todo aquello que lo rodeaba, y no las cosas raras. El Islam es salud. El Islam es cordura. El Islam es adab, finura en el trato humano, el trato con los seres vivos y aún en el trato con las cosas materiales.
Plantear como modelo de lo humano a un hombre que deja su trabajo, a su familia, se viste de andrajos, y se va a vivir a un morabito es no saber cuál es el norte de la vida humana. El hombre debe construir sociedad. El Profeta así lo hizo. No abandonó a sus mujeres. Estuvo siempre disponible y accesible. Una cosa es una necesaria jalwa, retiro ocasional, y otra cosa es cortar los vínculos con la sociedad; lo cual tan sólo lleva a perder la razón. El loco es alguien que no sirve para nada ni a sí mismo ni a su sociedad. Allah ha permitido que pierda la razón, entre otras razones, como muestra de a dónde llevan al hombre las extravagancias en materia de vida espiritual. Se nos ha enseñado el camino fácil, pero muchas veces preferimos todo aquello que nos hace sentirnos por encima de los demás, distintos y distinguidos, parte de un grupo de escogidos que realizan extrañas ceremonias. No nos engañemos. No es Allah el que vuelve loco a los sufis, es su malentendimiento de lo que es la espiritualidad lo que les hace pedazos. Allah sabe por qué hace las cosas y hacia dónde dirige a los seres humanos. Los dirige por la vida recta; el que se desvía es responsable de su desvío. Y el que desvía a otros es responsable del extravío de éstos. La locura no es una forma sutil de percepción; el estudio, la conversación con los sabios, la interiorización del Corán, la intimidad con Allah (que es cercanía con la realidad)..., son los caminos del Conocimiento. Un loco es un individuo perdido y sufriente.
En conclusión, no demos cabida entre nosotros a los que exponen románticamente la mística islámica con tintes de locura. Eduquemos a nuestros hermanos y a nuestros hijos en que un loco es un loco: un personaje patético y que merece más nuestra compasión que nuestra admiración. No hay "locos de Allah", como no hay locos de Dios. Por supuesto, la mayoría de los locos cristianos hablan de Dios, como la mayoría de los locos en Islam hablan de Allah. Pero tomemos tierra y no escuchemos a aquellos que nos plantean la locura como un makam (grado) en la vida espiritual. No es cierto que llegado a un grado de cercanía de Allah, el hombre pierda la razón. El Profeta estaba pendiente de los más pequeños detalles; era un hombre pragmático y minucioso en lo que a la realización de las cosas atañía. Era legislador, era juez, era soldado, era trabajador, era vecino, era padre, era esposo... y todo ello no puede serlo un loco. Un místico es un místico y un loco es un loco. El uno es un hombre dulce de trato para los hombres y el otro es un fracaso.
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