Breve historia de la dictadura en Siria
APUNTES Y MONOGRAFÍAS | HACE MÁS DE 1 AÑO
Hafez El Assad, el creador de la dinastia
El joven Hafez en la fuerza aerea
Sede del Partido Baaz en Damasco
Soldados sirios rindiendose en las Alturas del Golan,1967
El lider sirio, representado al estilo Mao o Stalin, cuando los soviéticos le vendian armas
Brezhnev y Assad padre
Un burocrata asesino:
Piedra angular del régimen fue en intenso culto al presidente. Hafez al Assad fue un hombre con un “aspecto de notario de provincias”, que decidió exaltar su austeridad personal como principal cualidad extraordinaria.
En efecto, pese a su afición a acumular títulos (presidente, comandante en jefe de las fuerzas armadas, secretario general del partido Baaz y del Frente Nacional) y a su gusto por hacerse estatuas y ver su gris semblante reproducido en timbres postales, papel moneda y miles de carteles por todo el país, al presidente lo que más le gustaba destacar era su estilo de vida modesto.
Vivió recluido en su residencia de Damasco, una casita que recibió del ejército al obtener el rango de general, en compañía de su familia y de un reducido número de consejeros en un ambiente austero que contrastaba con las disparatadas costumbres de los miembros más corruptos (no pocos) de la nomenclatura del régimen.
La familia Assad. El primero de la izquierda es Bashar, quien seria elegido por su padre como sucesor
“Exijo de mí el doble que a los demás”, decía una y otra vez el León de Damasco. Y a falta de mayores atributos intelectuales, carismáticos y militares decidió sublimar estas virtudes impertérritas. Fue un culto al buen burócrata promedio. Lástima que tanta devoción y “modestia” no hizo a los sirios ni más felices, ni más ricos. Todo lo contrario. La herencia de Hafez fue una de subdesarrollo económico y mucha sangre inocente derramada.
En el frente del Golan, 1973
Desde luego que un político hábil lo fue. En 1973, Siria logró asestarle un golpe psicológico a Israel al combinar su ofensiva en el Golán con la que lanzara Egipto en el Sinaí durante la guerra del Yom Kippur. No fue, de ningún modo, una victoria militar, pero al no haber salido apaleados como en 1967 Assad pudo presentar la ofensiva como un “gran triunfo”, al que convirtió de inmediato como uno más de los principales elementos de su culto a la personalidad y del proceso de legitimación del régimen, al que ya podía vestir con el lustroso traje del éxito en el campo de batalla, por muy relativo que este fuera objetivamente hablando.
El "triunfo" del 73. En el contraataque los israelies llegaron a pocos kilometros de Damasco, la capital siria.
La colonizacion siria del Libano
Un éxito político más justificable, y aquí insisto en eso de “objetivamente hablando”, lo obtuvo Assad cuando logró adueñarse del control efectivo del Líbano sin gastar Siria más municiones que las que el rais empleaba para salir de caza, otro de sus pasatiempos favorito. Los disparos los hicieron, y en grandes cantidades, las milicias locales que a partir de 1975 desgarraron el país de los cedros, e Israel con su disparatada invasión en 1982.
Tropas sirias en Libano
Tropas sirias en Libano hoy: rodeando el pais. El mapa fue publicado por la oposicion libanesa "La Revolucion del Cedro"
La Masacre de Hama en 1982
Pero que no les confunda el modesto aspecto del presidente Assad. La brutalidad fue el principal rasgo de su régimen, como pronto conocieron sus rivales. En 1982, tras una sucesión de enfrentamientos entre miembros de la secta alauí y grupos pertenecientes a los Hermanos Musulmanes (fundamentalistas islámicos) estalló una rebelión de éstos últimos. Assad encargó entonces a su hermano Rifaat el aplastamiento de la revuelta. “Rífatela, Rifaat”, le dijo. Los soldados sirios arrasaron la ciudad de Hama y mataron a más de 10,000 de sus habitantes (otros hablan de hasta 25,000 víctimas mortales).
La masacre de Hama, 1982
Recordando tres decadas de la masacre de Hama
Lejos de intentar esconder aquel genocidio, éste fue difundido para escarnio de las familias de los muertos y advertencia de lo que le sucede a quien se levantaba contra el rais Miles de personas fueron ejecutadas o encerradas en prisiones durante años. La dureza de su política pronto sería probada en carne propia por el propio Rifaat quien, tras un fallido intento de hacerse con el poder, tuvo que afrontar un largo exilio en Suiza.
Masacre de Hama
Otros tendrían menos suerte. El cofundador del Partido Baaz, Salaheddin Bitar, fue asesinado en París en 1980 en un atentado ordenado sin duda por el León de Damasco. Hubo mucho más. La sucesión de actos de represión del régimen sirio fue muy nutrida, pero siempre tuvo una discreción de la que otros sátrapas megalómanos árabes carecieron, como Khadafi o Saddam Hussein. Además, y de nuevo en contraste con sus más brutales contrapartes árabes, Assad se las arregló para que occidente e incluso el mismísimo Israel terminaran por tolerarlo de buen grado. A final de cuentas se trataba de un dictador contestatario pero, finalmente, fiable por previsible.
Masacre de Hama, 1982
Amigos no tan amigos: la Union Sovietica
Mantuvo durante mucho tiempo una relación de estrecha cooperación con la URSS, que suministró a Siria armamento, ayuda económica para realizar diversos proyectos de infraestructura y apoyo político. Sin embargo, las guerras de 1967 y 1973 mostraron que si bien la Unión Soviética estaba dispuesta a proporcionar armas a sus aliados árabes, no lo estaba hasta el punto de proporcionarles los medios en la medida necesaria para recuperar los territorios ocupados por Israel. La principal razón de ello era que Moscú deseaba evitar una confrontación directa con Estados Unidos. Al final la obcecación antiisraelí demostró ser un costoso desvarío. La potencia militar de Israel se mantuvo siempre muy superior a la Siria y no cedería a Assad un ápice de los Altos del Golán como no fuese a cambio de la paz.
"Hama, la ciudad martir de Siria"
Amigos no tan amigos II: cuando Assad traiciona a Saddam Hussein
En 1991 Assad tuvo otra oportunidad histórica cuando Siria se incorporó a la alianza que encabezaba Estados Unidos para combatir a Irak y expulsar a las fuerzas de Saddam Hussein de Kuwait. Assad siempre aborreció a Saddam y fue un firme aliado del Irán de los Ayatolas. Pero en la Conferencia de Paz en Madrid el León de Damasco se dedicó a insultar a Isaac Shamir. Al final no hubo acuerdo sobre el Golán, y el León de Damasco solo pudo cobrar una recompensa diplomática y financiera de 2,000 millones de dólares ofrecida por Arabia Saudí.
Assad y Saddam, cuando se contaban chistes
El legado del "León de Damasco":
Por otro lado, la herencia de Asad fue muy negativa en el terreno económico. El experimento baazista, inspirado en el modelo soviético, fue a sido un fracaso rotundo y la economía del país se deterioró decisivamente atosigada por la burocratización, la ineficiencia y la absoluta falta de competitividad. Fue así que al morir en el año 2000, a la edad de 69 años, el León de Damasco dejó a una nación diplomáticamente aislada y sumida en una profunda crisis económica, con altísimos niveles de desempleo (a pesar de que la intervención en Líbano produjo un cierto alivio) y un retraso relativo muy profundo.
Assad habría querido que se le recordara como un gran caudillo árabe: el hombre que convirtió al Líbano y al Golán en dos provincias de la Gran Siria, pero dejó a su sucesor una implacable cadena de incertidumbres hacia el futuro.
Bashar, elegido por su padre
En enero de 1994 Assad sufrió un duro golpe personal al fallecer su hijo mayor Basil en un accidente de carretera. Era el sucesor designado. El hermano Bashir, oftalmólogo, debió entrar como relevo emergente. El Parlamento votó en forma abrumadora reformar un artículo de la Constitución que establecía 40 años la edad mínima para ser presidente para reducirla a 34, casualmente la misma edad que tenía el buen Bashir al momento de sucumbir su padre. El joven presidente pretendió de entrada iniciar un tímido proceso modernización de la economía, con medidas destinadas a atraer la inversión extranjera. Pero esta fiebre pasó rápido. El sector duro del régimen reculó y tanto la apertura económica como la política quedaron atrofiadas. La crisis se agravó, el descontento cundió y hoy el assadismo, impune, masacra a los sirios en las calles.
Cuando defendés la dictadura en Siria, sos complice de la masacre, sos complice de la sangre de civiles derramada. Estás apoyando un regimen que "desaparece" gente, tortura en hospitales, manda francotiradores a asesinar civiles...
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