"El motor del ISIS no es la religión: es la injusticia"
Anne Speckhard, Profesora de Psiquiatría y especialista en Seguridad y Terrorismo de la Universidad de Georgetown
Speckhard ha escrito 'Desertores de ISIS: Historias desde dentro del Califato Islamista' (Advances Press)
«Entrevistamos a 38 desertores y ex miembros del ISIS para nuestro libro. Somos los únicos que tenemos tantas entrevistas y además en vídeo. Es el propio ISIS el que habla. Y eso es bueno para nosotros porque es malo para el ISIS: necesitamos mensajes con fuerza para contrarrestar los que lanzan ellos».
«Quiero convertir todo este material en vídeos de internet. Con la misma estética y la misma retórica que los que hacen los seguidores del ISIS. El objetivo es que los jóvenes que navegan buscando material de los extremistas se encuentren con el nuestro, que lo vean y les haga pensar».
«Cuando les preguntaba por su vida tras regresar me han dicho que volverían si pudieran hacerlo. Es gente que ha regresado pero que no está fuera. Y algunos no muestran ningún remordimiento».
«Algunos me contaron su programa de entrenamiento en Siria. La prueba final era decapitar a un prisionero. Me hace pensar que la mayoría de los que se han unido al ISIS puede tener sangre en sus manos».
«Dos mujeres me dijeron que uno de los castigos físicos que utilizan contra ellas es ponerse una dentadura de metal y morder a las prisioneras. Una de ellas vio cómo otra moría desangrada».
«Las contranarrativas que se hacen desde Occidente no apelan a las vulnerabilidades de la gente como las del ISIS o Al Qaeda. Las nuestras son racionales, no tienen una base emocional ni un gancho que atraiga a esos individuos desilusionados, marginados y heridos que buscan una identidad o una aventura».
«Hay patrones comunes para todos los combatientes, ya sean de Siria o de Europa. Todos creen en el califato y en la idea de alcanzar l a gloria y conseguir justicia. A los sirios, que sufren una situación económica terrible, el ISIS les ofrece una vida mejor. A los europeos, un sueño y una identidad».
«No creo que la religión sea siquiera un factor determinante del todo. Es una fuerza aceleradora. Una herramienta. Ayuda a establecer la base de lo que se quiere hacer. Pero el motor está en la injusticia. La religión sirve como justificante, pero se podría hacer igual sin ella. El objetivo no es necesariamente la dominación religiosa, sino combatir la injusticia que sienten. Ellos creen que si se consigue el califato habrá justicia. No se trata tanto de tener un estado islámico sino un estado justo con dignidad y honor».
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