El terrorista robó un coche, disparó a varios policías y secuestró rehenes en una travesía en la que aseguró ser un "soldado del Estado Islámico"
Francia volvió a vivir una jornada de terror.Tres personas murieron, entre ellas el responsable de los ataques, y 16 sufrieron heridas, gravísimas en dos casos, después de cuatro horas que mantuvieron el país en vilo. Un solo hombre, armado con una pistola, fue suficiente para hacer una carnicería. Se llamaba Redouane Lakdim, nació en Marruecos, tenía 26 años y pasaporte francés y había sido investigado el año pasado como sospechoso de radicalización islámica, sin que se detectaran indicios sólidos. Tanto el presidente Emmanuel Macron como el fiscal antiterrorista, François Molins, indicaron que el mayor riesgo actual procedía de terroristas solitarios como Lakdim.
Franços Molins reconstruyó anoche la secuencia de los hechos, precisando que aún existían incógnitas. Minutos antes de que Molins compareciera ante la prensa había sido detenida otra persona, presuntamente la mujer que compartía domicilio con Lakdim en Ozanam, un barrio conflictivo de Carcassonne, en el sur de Francia. Redouane Lakdim, nacido el 11 de abril de 1992 en Marruecos, había sido condenado dos veces a penas breves, una en 2012 por posesión de un arma prohibida (al parecer una pistola eléctrica) y otra en 2016 por posesión de drogas y resistencia a la autoridad. En 2014 fue incluido en el Fichero S de los sospechosos de radicalización islamista y en 2017 fue investigado, sin resultados. Su vida era la de un pequeño delincuente. La policía no consideró que entrañara un especial riesgo.
"Aún no sabemos de dónde sacó la pistola y la munición de nueve milímetros que utilizó", explicó el fiscal antiterrorista.
El ataque comenzó a las 10,13 de la mañana, se desarrolló en tres escenarios distintos y concluyó poco después de las 14 horas con un asalto de fuerzas del GIGN, el grupo de operaciones especiales de la Gendarmería.
Poco después de las 10 de la mañana, un Opel Corsa blanco con dos personas a bordo se detuvo ante un semáforo en rojo en las afueras de Carcassonne. Un hombre, Lakdim, se acercó al coche, abrió la puerta y disparó a quemarropa. El pasajero murió y el conductor sufrió heridas muy graves. Lakdim los sacó del coche, subió a bordo y se dirigió hacia un cuartel muy cercano a Carcassonne de las fuerzas antidisturbios.
Lakdim esperó al menos un cuarto de hora. Entonces vio que cinco policías volvían al cuartel después de hacer ejercicio, en ropa deportiva y sin armas. Disparó sobre ellos varias veces, por la espalda, y alcanzó a un agente debajo del omóplato, perforándole un pulmón y rompiéndole varias costillas. El atacante huyó del lugar a toda velocidad.
Lakdim aparcó minutos después ante un supermercado de la zona, perteneciente a la cadena Super U, e irrumpió en él con la pistola en una mano y un cuchillo en otra. Gritaba "Alá es grande, soy un soldado del Estado Islámico" y "parecía estar cercano al delirio nervioso", según una de las aproximadamente 50 personas presentes en el comercio. Lakdim disparó sobre el dependiente de la carnicería y sobre una cliente. Ambos murieron en el acto. Entonces se produjeron escenas de caos. El agresor ordenó a todo el mundo que se tendiera al suelo y disparó al aire en al menos cinco ocasiones. Varias personas se encerraron en la cámara frigorífica durante media hora, otras lograron huir por una puerta trasera y comenzó una toma de rehenes. Fuerzas del GIGN rodearon poco después el establecimiento, alertadas por teléfono por Christian Gibbert, uno de los clientes que habían escapado.
El terrorista aceptó mantener contacto telefónico con la policía y, a cambio de la liberación de los rehenes, exigió la liberación de Salah Abdeslam, el único terrorista superviviente de los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París. Abdeslam, de 29 años, logró huir aquella noche y fue detenido 126 días después en Molembeek, un barrio de Bruselas con fuerte presencia islamista. Actualmente está encarcelado en Francia, en régimen de aislamiento y bajo constante vigilancia porque se teme que intente suicidarse. Hasta el momento se ha negado a prestar declaración y su silencio le ha convertido en una figura de culto para algunos: recibe cartas de admiradores, que responde puntualmente, y Estado Islámico le rinde continuos homenajes.
Más o menos en esos momentos, mientras Lakdim intentaba negociar con la policía, Estado Islámico, a través de uno de sus canales habituales, reivindicó los atentados y anunció que el joven franco-marroquí era uno de sus "soldados".
Lakdim, en un gesto poco habitual entre los terroristas islámicos, aceptó intercambiar a los rehenes por un oficial de la Gendarmería. Salió unos momentos del supermercado y dijo haber instalado explosivos en el interior, amenazando con detonarlos si percibía movimientos sospechosos por parte de los agentes que rodeaban el establecimiento. Pidió también un nuevo cargador para la pistola y volvió a entrar. Entonces se realizó el intercambio. El teniente coronel Arnaud Beltrame, de 44 años, entró desarmado en el Super U, mientras los rehenes escapaban. Beltrame llevaba un teléfono conectado bajo su coraza y sus compañeros pudieron escuchar la breve conversación que mantuvo con el terrorista. La conversación terminó con una serie de disparos.
Beltrame sufrió tres heridas de bala, una de ellas, gravísima, en el cuello. Anoche se debatía entre la vida y la muerte. El presidente Macron y toda la clase política saludaron su heroísmo.
El ataque contra el teniente coronel marcó el inicio del asalto por parte de las fuerzas del GIGN. El terrorista intentó repeler el ataque e hirió a tres policías antes de caer muerto. Un grupo de especialistas comprobó en las horas siguientes que ni en el supermercado ni en el interior del Opel Corsa había explosivos. "El riesgo terrorista sigue siendo extremadamente alto", dijo el presidente Macron.
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