La maestra remasterizada
Por Alejandra Fernández
En la política no existen casualidades ni coincidencias, se trata siempre de mensajes directos traducidos en actos claros como el que vivimos el pasado lunes 20 de agosto, en el que más de 25 millones de infantes regresaron a clases y la cacique de la educación en México volvió a la carga a través de una conferencia de prensa.
Elba Esther Gordillo Morales, ex lideresa del Sindicato Magisterial, considerada por la revista estadounidense Forbes, como una de las 10 personas más corruptas en México, no solo quedó en libertad sino que hoy grita a los cuatro vientos: “soy inocente”.
La conferencia de prensa a la que convocó Gordillo, dejó ver a una mujer que al parecer reforzó su pacto con el diablo según lo revelará José Gil Olmos, en su libro “Los brujos del poder”, al reaparecer luego de 5 años de una larga travesía a través de dos penales, hospitales y al finalizar en su nada sencillo departamento en la rancia colonia Polanco; luciendo más que radiante, soberbia y amenazante, muy en su papel de “La maestra”.
Si bien es cierto que su detención fue producto de una estrategia política por así convenir ciertos intereses, una vez más queda evidenciado que nuestro sistema judicial es incapaz de armar un caso sólido, con pruebas irrefutables a la vista incluso de cualquiera de los ciudadanos que por las calles comentan que Elba Esther se enriqueció con el dinero del magisterio.
A estas alturas de la vida, en la que casi nos acostumbramos a que nos estafen, asesinen, violen, desaparezcan, engañen, roben , ultrajen y todo lo que esté vinculado con afectarnos , es preciso replantear nuestra posición ante la astucia de la clase política y otorgar al próximo gobierno entrante un voto de confianza haciéndoles notar que se trata de una oportunidad historia de revisar y recuperar la educación para verdaderamente conseguir una transformación a fondo y dejar de ocupar el último lugar en educación.
Dejemos las simulaciones y afrontemos los errores con dignidad, no vitoreando a quienes tanto daño han causado a la educación en México por conseguir un “hueso”.
Elba Esther sí es culpable de hundir el sistema educativo, de corromper a todos los niveles a quien se le interpuso en el camino, también exprimió al gremio y transformó no solo su imagen física sino que sumo a la putrefacción de un sistema educativo que agoniza ante la falta de genuino interés y dirección certera de quienes llegan a pretender reformar algo que a simple vista no ven.
La educación es más que un botín político, es el cimiento de toda sociedad para formar y sembrar personas y cambiar el destino de quienes hoy sí son inocentes: nuestros niños y niñas en edad escolar.
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