Once varas. Morena y los bucaneros colados
El aplastante triunfo de los candidatos de Morena a todos los puestos en las pasadas elecciones, si bien movió el llamado “equilibrio” de los poderes, para bien, hay que reconocer que dejó llegar al poder a muchos bucaneros.
Por fin se les hizo a muchos políticos y políticas molestos porque no alcanzaron hueso en otros partidos y que tienen años haciendo su luchita en Morena.
Por suerte, para Nuevo León, dos mujeres dan la nota positiva. Una es Judith Díaz Delgado, que si bien es emanada del panismo, nadie le quita su tesón como una mujer comprometida con la lucha social, y quien tendrá el encargo en el nuevo gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador, de representar en Nuevo León a la federación.
La tarea para Díaz Delgado no es mínima. El cambio es radical porque desaparece un sin número de delegaciones federales en el estado y la responsabilidad de “representar” a la federación en los estados queda en manos de una sola persona, en este caso Díaz Delgado.
La otra dama notable en la nueva recomposición del gobierno es Claudia Tapia Castelo, heredera de una tradición de lucha social.
Vaya, se podría decir que Claudia, a quien la fracción de Morena nombró coordinadora de la bancada en el Congreso Local, trae lo revolucionario en la sangre.
Tapia Castelo encabeza a los diputados electos Julia Espinosa de los Monteros Zapata, Celia Alonso Rodríguez, Arturo Bonifacio de la Garza Garza, Ramiro Roberto González Gutiérrez, Luis Armando Torres, y Beatriz Soledad de León Martínez.
Lo que se espera de Tapia Castelo y sus correligionarios es un cambio total en las políticas de trabajo legislativo.
El reto no es mínimo: la visión que se tiene de los diputados y las diputadas en México es de o más devaluadas.
Los cambios políticos en México se están viendo y viviendo.
Y como dicen los clásicos: veremos y diremos.
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