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miércoles, 24 de octubre de 2018

Maoísmo Salinista es la transformación de AMLO

@diaz_manuelmar 23 oct 2018 21:26
 
  
 
Andrés Manuel Lopez Obrador
Andrés Manuel Lopez Obrador
Foto propiedad de: Internet
La cuarta transformación empieza a tomar forma y rumbo, sobre todo a partir del jueves 18 de octubre cuando el diputado y líder de la bancada morenista en la Cámara de Diputados, Mario Delgado, presentó la iniciativa para reformar la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, donde queda claro el diseño con el que operará el gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador.

La iniciativa de Mario Delgado

No es una simple reforma como la que se hizo en 2012 para desaparecer la Secretaría de Seguridad Pública, la de hoy, representa mucho más que eso y toca a muchas dependencias federales con un enfoque digno de analizar para entender el rumbo, la ideología y las formas de operar que tendrá el próximo gobierno.

El diseño de esta iniciativa, contrario a lo que se había pensado y se ha dicho, no tiene nada que ver con la descentralización de la administración pública, sino todo lo contrario, se habla de una alta concentración del poder en la presidencia de la República y en algunas dependencias, como si estuviéramos hablando del partido comunista.
Lo cierto es que el fundamento ideológico del nuevo diseño político administrativo se origina en la ideología de la que parte el Partido del Trabajo, que se fundó en la Organización de Izquierda Revolucionaria de Masas (OIR-LM) basada en la Revolución Cultural de China impulsada por Mao Tse Tung.

Seguridad y control

La reforma contempla en primer término, crear la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana que tendrá entre otras, las funciones de seguridad, protección civil, readaptación social, reconstrucción del tejido social e inteligencia vinculada al comportamiento delictivo. Así, esta nueva institución deberá relanzar el programa nacional de prevención social de la violencia y la delincuencia y se quedará al mando del Centro Nacional de Inteligencia, que sustituirá al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen).

Esta nueva secretaria controlará todo el tema de seguridad y hasta la inteligencia del Estado, por lo que adquiere una buena concentración de poder.

El castigo de Dolores 

Otra secretaría que adquiere un poder más allá de lo prudente y deseable, es la de Hacienda, la cual llevará a cabo la política general en materia de contrataciones públicas reguladas por la Ley de Adquisiciones, participará en las negociaciones comerciales internacionales relacionadas con compras del sector público y manejará y depurará el padrón de beneficiarios de los programas gubernamentales.

Pero la mayor concentración de poder vendrá con el hecho de que las oficialías mayores de las dependencias se conviertan en Unidades de Administración y Finanzas, cuyos titulares serán nombrados por el secretario de Hacienda, excepto las de Sedena y Marina. Sólo la Secretaría de Hacienda tendrá una Oficialía Mayor.

Poder central y presidencial 

Y la tercera oficina que estará robustecida de manera impresionante, es la Oficina de la Presidencia que tendrá bajo su cargo la concentración de la comunicación social del Gobierno Federal y la coordinación de los llamados superdelegados estatales. Esta reforma les da legalidad a los llamados “superdelegados”, es decir, los 32 titulares de las Delegaciones de Programas para el Desarrollo, uno por cada entidad, los cuales “tendrán a su cargo la coordinación de acciones, en materias prioritarias, con las autoridades estatales, municipales y de la Ciudad de México”.

Negocios de energía 

La secretaría de Energía, a través de quien será su titular, promovió una de las peores aberraciones administrativas y de competencia y transparencia, al quitar la autonomía de la Comisión Reguladora de Energía y de la Comisión Nacional de Hidrocarburos y que pasen a depender directamente de la SENER, o sea, de ella, sin considerar que para hacer eso, requieren de una reforma constitucional, es decir, la propuesta de reforma planteado cae también en el autoritarismo. Con eso, Energía se volvería juez y parte y nadie podría decirle nada sobre sus decisiones.

Ama a Mao

Al final de cuentas, esta cuarta transformación tiene todo el tinte de la Revolución Cultural impulsada por Mao Tse Tung, líder del partido comunista chino quien proclamó en el año 1949, la República Popular China, iniciando en 1960 lo que él mismo llamó una revolución cultural para erradicar la vieja cultura, mediante el Gran Salto Adelante y que son las bases que tiene el Partido del Trabajo que comanda Alberto Anaya.
En un excelente artículo publicado en El Universal el 13 de enero de 2000, Ismael Romero (http://archivo.eluniversal.com.mx/nacion/12596.html), explica con toda claridad la creación del Partido del Trabajo, a través de la voz de exmilitantes de ese instituto político, incluido uno de sus fundadores quien renunciara a su militancia debido al manejo unipersonal que daba Alberto Anaya al partido y luego de que el mismo líder petista se negara a promover una iniciativa para desaparecer la partida presidencial del presupuesto federal, porque según dijo el aún dirigente, “al pesebre no se le daba de patadas”.

Con base en los documentos que le dieron origen y de algunas declaraciones del propio Alberto Anaya, el autor del artículo documenta cómo fue la creación del PT: Anaya comentó que “La línea de masas es el principio esencial de la práctica política del PT y tiene sus antecedentes en las corrientes y organizaciones maoístas de los años 70 de los cuales se nutre para su formación el 8 de diciembre de 1990”. Y no solo eso, el propio líder del partido aclaraba que tenían la herencia de José Revueltas y que quedara claro que el PT había pintado su raya con el viejo partido comunista porque tenían proyectos nacionales e internacionales muy distintos desde 1963.

Entre quienes conformaron esta nueva corriente que dio lugar al PT, actual super aliado de AMLO, estaban además de Alberto Anaya, los hermanos Carlos y Raúl Salinas de Gortari, el tamaulipeco Hugo Andrés Araujo, el colaborador de Nexos, Rolando Cordera, Gustavo Gordillo y uno de sus maestros e impulsores del movimiento, Adolfo Orive, Pablo Gómez, Joel Ortega y Pablo Moctezuma Barragán, el hermano del próximo secretario de Educación.
Todos ellos se dieron a la tarea de conformar diversas organizaciones populares bajo los principios maoístas, mismas que el propio Anaya cita como los comités de defensa populares (CDP), la Organización Campesina Popular e Independiente de la Huasteca Veracruzana, el Frente Popular de Lucha de Zacatecas, el Frente Popular Tierra y Libertad y movimientos urbanos como la Coordinadora Nacional de Movimiento Popular y desde luego, la ya famosísima Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación CNTE, a la que le darán como premio la derogación de la Reforma Educativa.
Todas estas organizaciones derivaron en una gran organización que denominaron Organización de Izquierda Revolucionaria-Línea de Masas (OIR-LM), a la que se unió el sindicato de trabajadores de la UNAM cuyos exponentes eran el ex perredista Armando Quintero y la saltimbanqui de Rosario Robles.
 Desde luego que para consolidar todos estos grupos “populares” se requiere de incentivos que mantengan firme la base y multipliquen, como se hacía con Mao, la imagen de su gran líder, de ahí que una de las propuestas que más preocupación causa es el control con base en ciertos aliados que antes conformaban la mafia del poder.

En un foro organizado por la próxima secretaria de Gobernación denominado “La Importancia del Fortalecimiento y Organización de la Sociedad Civil”, con la intención de fortalecer el proyecto maoísta de organización de masas, el presidente del Grupo Salinas, Ricardo Salinas Pliego, propuso que “de los impuestos sobre la Renta que pagamos los empresarios, el 0.4% se realice un fondo y éste se pueda distribuir a las organizaciones civiles, que presenten una acción social contundente”.
Días después el presidente electo Andrés Manuel López Obrador remató el tema al confirmar una nota que había salido publicada en el Sol de México en donde se dijo que Banco Azteca, sí propiedad de Ricardo Salinas, sería quien repartirá los apoyos económicos de los programas sociales. Explicó AMLO que buscaron la ayuda de Ricardo Salinas Pliego, dueño de Banco Azteca, porque el Banco de Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi) no tiene la capacidad para distribuir los apoyos económicos de los 292 mil millones de pesos. Incluso sumó a esta tarea a Banorte propiedad de Carlos Hank González.

Concentración de poder 

La iniciativa presentada por Mario Delgado significa la concentración del poder, el control de los medios y de la información, el periódico Regeneración será un periódico estilo el Granma que es el periódico oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, habrá un desarrollo en la parte de inteligencia gubernamental orientada básicamente al control político y tendrá el brazo represor, el control por parte de Hacienda sobre todos los programas gubernamentales, para que ni una sola dependencia se salga del programa ideológico que marque la Presidencia de la República y finalmente, quien quiera acceder a recibir su tarjeta de beneficio social, forzosamente tendrá que estar dentro del padrón de las organizaciones sociales que controlarán Banco Azteca y Banorte.
Espero equivocarme.

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