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Así quedó el restaurante en Manbij, Siria, donde ocurrió la explosión, el 16 de enero del 2019.
Así quedó el restaurante en Manbij, Siria, donde ocurrió la explosión, el 16 de enero del 2019.
Washington. Apenas cuatro semanas después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, declaró la victoria sobre el grupo Estado Islámico (EI), los yihadistas perpetraron este miércoles un brutal ataque en Siria que puso de relieve una realidad muy diferente en el terreno.
Cuatro estadounidenses, incluidos dos soldados, están entre las víctimas mortales por un atentado suicida en un restaurante en la ciudad clave de Manbij, al norte de Siria, en el ataque más letal contra las fuerzas norteamericanas desde que se desplegaron en este país en el 2015.
Mientras muchos estadounidenses aplaudieron la decisión de Trump, hartos de años de conflictos costosos y aparentemente interminables, observadores dijeron que el ataque del miércoles muestra que la medida fue demasiado apresurada.
Según Charles Lister, miembro del Instituto de Oriente Medio, el golpe demostró que ahora el EI puede encabezar una leve insurgencia en Siria. Así es “precisamente como esta organización yihadista se ha adaptado y ha vuelto al ataque otros años”, indicó.
“La orden de Trump fue imprudente e impulsada mucho más por preocupaciones políticas internas que por hechos en el terreno”, agregó.
Militares estadounidense se desplegaron el lugar donde se produjo el atentado terrorista el miércoles 16 de enero del 2019 en Manjib, Siria.
Militares estadounidense se desplegaron el lugar donde se produjo el atentado terrorista el miércoles 16 de enero del 2019 en Manjib, Siria.
Para reforzar su argumento de que el EI había sido derrotado, Trump destacó la cantidad de territorio que el grupo había perdido desde que declaró un “califato” en franjas de Siria e Irak en el 2014.
Pero los yihadistas todavía controlan pequeñas zonas en el valle del río Éufrates, y se cree que miles de combatientes permanecen en Siria.
“Sugerir que EI está ‘derrotado’ porque ya no controla territorio es fundamentalmente malinterpretar cómo el EI y otras organizaciones similares tratan de operar”, dijo Lister.
¿Hay que retirarse?
Los miembros del propio Partido Republicano de Trump se han manifestado en contra de sus planes de retirada, incluido el senador Lindsey Graham, quien suele ser un partidario incondicional.
“Mi preocupación por las declaraciones hechas por el presidente Trump es que (él) entusiasmó al enemigo contra el que estamos luchando”, expresó Graham. “Espero que el presidente mire con atención hacia dónde se dirige en Siria. Sé que la gente está frustrada, pero nunca estaremos a salvo aquí a menos que estemos dispuestos a ayudar a las personas que se levantarán contra esta ideología radical”.