Refugios

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Refugios

El agresor conoce todo sobre ellas, por eso se tienen que esconder, no pueden ir con la familia ni con los amigos, con nadie que las ponga en riesgo
03 de Marzo de 2019
La violencia extrema que sufren miles de mexicanas no se resuelve con un cheque al portador —bueno, con un apoyo económico o transferencia directa—, no estamos hablando de una problemática simple, porque en la mayoría de los casos es un asunto de vida o muerte.
¿Cuáles serían las consecuencias si el gobierno federal suspende los recursos económicos destinados a los refugios para mujeres? Fatales. Expondría a las víctimas a una muerte segura y a los hijos a regresar a un entorno “familiar” de violencia. No exagero, ahora explicaré por qué.
A los refugios llegan mujeres golpeadas, heridas, amenazadas, dañadas emocional y sicológicamente, agotadas, desesperadas, angustiadas. La mayoría de ellas ya vieron a la muerte de frente y están huyendo de su pareja o de su padre o padrastro, de su hermano o de un vecino que las golpeó, violó o prostituyó por años, y casi las matan.
No llegan solas, van con sus hijos, pero nada más. Dejaron casa, ropa, familia, dinero. Salieron huyendo. El refugio es su única esperanza. Ya acudieron a la familia, al Ministerio Público, a las autoridades. Todo falló. No pudieron o no quisieron ayudarlas.
El agresor conoce todo sobre ellas, por eso se tienen que esconder, no pueden ir con la familia ni con los amigos, con nadie que las ponga en riesgo. Al refugio llegan a escondidas, custodiadas por una red de mujeres y
de organizaciones que fueron su primer contacto y que
 las arropan.
Los refugios —estamos hablando de 83 en todo el país— son una respuesta inmediata, de urgencia, para esas mujeres víctimas de violencia extrema. Les comparto las cifras oficiales:
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2016, realizada por el Inegi, establece que de las 46.5 millones de mujeres de 15 años y más que viven en México, 30.7  ha padecido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o discriminación en el trabajo, la escuela, la comunidad, en casa o en su relación de pareja.
El principal agresor de las mujeres es o ha sido el esposo, pareja o novio. Según la encuesta, en ese mismo año hubo 1.2 millones de mujeres golpeadas por sus parejas, 94 mil mujeres fueron acuchilladas, 24 mil fueron heridas con balas y 395 mil, asfixiadas.
El 76% de las víctimas de violencia intrafamiliar son mujeres.
Actualmente, el promedio oficial es de siete mujeres asesinadas diariamente en México. Pero en enero de este año, al menos 304 mujeres fueron asesinadas en el país, con un promedio de 10 crímenes por día, y de ese total, sólo 75 casos fueron catalogados como presuntos feminicidios, de acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
Éste reportó que el Estado de México, Jalisco, Guanajuato, Chihuahua, Baja California Sur y la Ciudad de México son las entidades con más casos de feminicidios y homicidios dolosos contra mujeres.
Las cifras del SESNSP indican que 2018 cerró con 834 víctimas de feminicidio, más del doble de las registradas en 2015, cuando la cifra fue de 407 víctimas.
El servicio en los refugios es de 24 horas los siete días de la semana, porque llegan en situación de emergencia. Ahí reciben atención médica, sicológica, orientación mediante trabajo social, capacitación laboral y apoyo jurídico; además de que tendrán un lugar donde dormirán tranquilas.
La Red Nacional de Refugios explicó en un pronunciamiento (hecho público el viernes pasado) que las mujeres víctimas de violencia extrema requieren protección y apoyo profesional inmediato porque su vida y la de sus hijas e hijos corren peligro real. “Proponer que tengan que acudir a una oficina a tramitar apoyo económico es sencillamente una oferta fuera de la realidad y que, además, vulnera derechos humanos.
“Se ha comprobado en todas las entidades del país donde existen refugios de las organizaciones de la sociedad civil, que las mujeres víctimas de las violencias, en general, no denuncian sus circunstancias y con frecuencia no acuden por ayuda a las instituciones de gobierno por muchas razones, entre ellas, la falta de credibilidad en las instituciones donde se les revictimiza y no se incide en sus condiciones para que las puedan superar”, puntualizó la Red Nacional de Refugios, que está integrada por 41 refugios y 39 centros de atención externa.
Por eso, sí a los refugios para mujeres. De los 83 centros registrados, el 90% depende de los recursos del gobierno federal, porque ahí hay atención y acompañamiento integral. El dinero en efectivo no es suficiente para conseguir la tranquilidad, la asesoría, la ayuda sicológica, médica y la orientación legal. ¿El gobierno federal tendrá una estrategia, un plan, una idea además de soltar dinero?