La Navidad más triste de Belén
El coronavirus arrasa la economía palestina y expulsa a los turistas y pereguinos de Tierra Santa
La oficina del presidente palestino, Abu Mazen, en la Mukata en Ramala y las semidesérticas callejuelas que conducen a la Basílica de la Natividad en Belén comparten un sentimiento de tristeza y decepción. En el primer caso, la cadena de acuerdos entre Israel y varios países árabes -bajo el patrocinio del presidente estadounidense, Donald Trump- ha acabado con el habitual protagonismo de la causa palestina en la agenda internacional. En la cuna del cristianismo, por su parte, el coronavirus ha evitado la llegada masiva de turistas en una Navidad diferente.
Las mascarillas han sustituido las cámaras de los visitantes que retrataban el momento en el lugar donde la tradición cristiana sitúa el nacimiento de Jesús. Los hoteles de Belén esperan tiempos mejores recordando aquellos, no muy lejanos, en los que debían excusarse por no tener más habitaciones. Sin clientes, tratan de sobrevivir y llegar a la próxima Navidad e incluso, si no hay más rebrotes, a Semana Santa.
"El año pasado por estas fechas pudimos disfrutar de la presencia de decenas de miles de turistas, pero las restricciones del virus han dejado la cifra en cero. Son Navidades muy tristes", lamentaba el palestino Isa en la Plaza del Pesebre antes de pasar la Nochebuena en familia reducida como el resto de la pequeña comunidad cristiana en la zona.
A escasos kilómetros de Jerusalén, Belén ya no subsiste de la agricultura como en sus orígenes, sino del turismo. El Covid-19 ha hecho más estragos en este sector que cualquier escalada de violencia palestinoisraelí. La pandemia ha bajado las persianas de las tiendas de souvenirs que el año pasado abrieron ante más de 100.000 turistas y peregrinos durante las fiestas navideñas. Hoy las únicas cifras que cuentan son las de muertos (más de 1.000) y contagios (más de 100.000) por el virus desde marzo en los territorios de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). La situación es preocupante en Nablús y Kalkilia y sobre todo en la Franja de Gaza, donde el número de fallecidos ronda los 300, entre ellos 200 solo en el último mes. El grupo islamista Hamas, que gobierna en este enclave palestino, ha vetado la participación de los musulmanes en las fiestas navideñas, lo que ha provocado la protesta de cristianos y de la ANP.
En el Gobierno palestino lamentan la falta de disciplina de sus ciudadanos ante las restricciones mientras muchos de éstos se preguntan qué pasa con las vacunas compradas a Rusia y ven cómo los israelíes empezaron la vacunación (Pfizer) el pasado sábado antes de entrar este domingo en su tercer confinamiento.
MISA DEL GALLO
La Misa del Gallo en la Iglesia de Santa Catalina contó solo con la presencia de los sacerdotes y las cámaras que lo retransmitió. El coronavirus rompió la tradición también de recibir al presidente palestino pero no la difundir la misa de Belén a todo el mundo. Precisamente en esta pequeña villa Abu Mazen se reunió con Trump en mayo del 2017 sin imaginar que escasos meses después anunciaría el traslado de la embajada a Jerusalén, lo que le llevó a cortar los puentes con su Administración. Tras afirmar que el "problema fundamental de los palestinos es con la ocupación y con los asentamientos", el rais le despidió con una frase en inglés: "Entrará en la historia, el presidente Donald Trump será el presidente norteamericano que alcance la paz entre israelíes y palestinos".
Pero el llamado "Acuerdo del Siglo" promovido por Trump no desembocó en el deseo de Abu Mazen sino en su pesadilla: Los acuerdos de Israel con Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Sudán y Marruecos rompieron el principio según el cual los países árabes no normalizan sus relaciones con Israel mientras no se pacte la creación de un Estado palestino en las fronteras del 67.
PLAN DE PAZ
Annus Horribilis es insuficiente para resumir el año de Abu Mazen que empezó con el anuncio del "proisraelí" plan de paz estadounidense y acaba con acuerdos entre Israel y cuatro países árabes que reflejaban el distanciamiento de dirigentes árabes y musulmanes, la continuación de la fractura interna (Hamas-Fatah) que no ha logrado cerrar ni siquiera la oposición común a Trump y los Acuerdos de Abraham, la pandemia que ha golpeado las castigadas arcas de la ANP y le ha dejado sin poder salir de Ramala hasta noviembre, la muerte de su fiel asesor Saeb Erekat...
La cara del éxito de Netanyahu -posible gracias a Trump y los intereses diplomáticos, económicos y militares de los países árabes- tiene su reverso en el fracaso de Abu Mazen. Este, sin embargo, ha vuelto a sonreír con la llegada de la vacuna contra el mandato de Trump: Joe Biden. Tras su victoria, Abu Mazen reanudó los contactos con Israel -especialmente en cooperación en seguridad- a la espera de que Washington devuelva la causa palestina al centro de su política en Oriente Próximo.
"Los palestinos celebraron más la derrota de Trump que la victoria de Biden al ver el Acuerdo del Siglo como una amenaza existencial para su causa», comenta el analista palestino Mohamed Najib. ¿Qué expectativas tiene el liderazgo palestino de Biden? "Sabe que tiene grandes prioridades internas y otras externas más urgentes como Irán pero esperan la reanudación del diálogo y la asistencia económica y la reapertura de su oficina en Washington y del Consulado estadounidense en Jerusalén Este", contesta a EL MUNDO.
El tren diplomático de EEUU que salió en agosto de su estación no dará marcha atrás. Los últimos días de Trump en el cargo y la enésima campaña electoral de Netanyahu pueden acelerar otro anuncio de relaciones entre un país árabe e Israel. Biden no frenará esta vía pero intentará incorporar el liderazgo palestino y reactivar la solución de dos Estados.
Aislado en Ramala por motivos técnicos (Covid-19) y geoestratégicos (Acuerdos de Abraham), Abu Mazen cambia de táctica ante el proceso de normalización. "Tras el anuncio de EAU y Bahréin, Abu Mazen reaccionó de forma dura y sentimental y habló de traición pero desde la elección de Biden, ha moderado su reacción e incluso devolvió los embajadores en Abu Dhabi y Manama que había retirado como protesta", comenta Najib, que revela esfuerzos de acercamiento entre Abu Mazen y EAU.
Mientras, Tierra Santa celebra la fiesta de la alegría sin alegría rezando para que la pandemia se vaya para siempre. "Nos hubiera gustado celebrar esta Navidad de forma diferente y que Belén resonara de alegría en sus calles como siempre en esta época del año", señala el patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa que este jueves completó el tradicional peregrinaje a la Basílica de la Natividad sin peregrinos.
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