Millones de personas han muerto innecesariamente a raíz del COVID-19
La revista científica The Lancet señala se podrían haber evitado millones de muertes si se hubiera actuado con mayor rapidez y eficacia.
La revista científica The Lancet ha redactado un informe mordaz sobre la gestión de la crisis del covid. Los gobiernos, así como la Organización Mundial de la Salud, han metido la pata hasta el fondo. Se podrían haber evitado millones de muertes si se hubiera actuado con mayor rapidez y eficacia.
¿Por qué fueron mal las cosas?
Desde el inicio de la pandemia han muerto en todo el mundo 17,5 millones de personas como consecuencia del COVID-19. Según un informe que acaba de publicar la prestigiosa revista médica The Lancet, se debe a graves fallos en la prevención, la atención sanitaria básica y la solidaridad internacional.
En la fase inicial la Organización Mundial de la Salud (OMS) actuó "con demasiada cautela y lentitud". Por ejemplo, tardó demasiado en responder a la transmisibilidad humana del virus y se demoró innecesariamente en declarar el estado de emergencia internacional. Después de que se registraran las primeras infecciones en China la OMS tardó casi tres meses en calificar el brote de "pandemia".
La OMS también tardó demasiado en fomentar las restricciones de viaje y en promover el uso de mascarillas. Según el informe, la organización también tardó demasiado en reconocer la transmisión del virus por vía aérea.
Muchos gobiernos se quedaron cortos. Hubo una falta de coordinación entre los países respecto a las estrategias contra el COVID. Los gobiernos tardaron demasiado en examinar las pruebas y establecer las mejores prácticas para el control de la pandemia.
No se combatió suficientemente la desinformación sistemática y no hubo suficientes redes de seguridad para proteger a las poblaciones vulnerables, como las personas más ancianas.
"Demasiados gobiernos no cumplieron con las normas básicas de racionalidad y transparencia institucional, demasiadas personas -a menudo influenciadas por la desinformación- ignoraron y protestaron contra las precauciones básicas de salud pública".
Los países ricos se negaron a proporcionar financiación a los países de ingresos bajos y medios. Se aseguraron en primer lugar de salvarse a sí mismos y no lograron "garantizar un suministro global adecuado y una distribución equitativa de los bienes esenciales, como equipos de protección, materiales de diagnóstico, medicamentos, dispositivos médicos y vacunas".
Según el informe, la crisis de COVID puso de manifiesto importantes deficiencias en el sistema multilateral basado en la ONU. Esto se debe al "excesivo nacionalismo, a las tensiones entre las grandes potencias y a la infrafinanciación crónica de los bienes públicos mundiales, incluido el propio sistema de la ONU".
Además, hay una "falta de flexibilidad de los regímenes de propiedad intelectual, la falta de financiación adecuada para el desarrollo sostenible de los países de ingresos bajos y medios, y la erosión del apoyo político a las soluciones multilaterales por parte de las grandes potencias".
"El resultado fue millones de muertes evitables y un retroceso en el progreso hacia el desarrollo sostenible de muchos países. Esta asombrosa cifra de muertos es a la vez una profunda tragedia y un enorme fracaso global a múltiples niveles".
Recomendaciones
Los autores del informe enumeran cinco pilares esenciales para combatir con éxito las enfermedades infecciosas emergentes: la prevención, la contención, la buena atención sanitaria, la equidad y, por último, la innovación y el intercambio a nivel mundial.
El informe ofrece una serie de recomendaciones para evitar esta debacle en el futuro:
● Una estrategia de "vacunación plus". Se trata de una combinación de vacunación a gran escala, precauciones de salud pública adecuadas y medidas financieras para retrasar la aparición de nuevas variantes y reducir el riesgo de nuevas oleadas de infección.
● Fortalecer los sistemas nacionales de salud, establecer planes nacionales para pandemias y ampliar el seguro de salud universal.
● Fortalecer la OMS integrando la respuesta mundial a los futuros riesgos de pandemia con medidas para hacer frente a la crisis climática y lograr el desarrollo sostenible. Los países ricos, en particular, están llamados a apoyar y reforzar el sistema colectivo de la ONU.
La eliminación de las patentes de las vacunas es crucial para todo ello. María Fernanda Espinosa, coautora del informe y expresidenta de la Asamblea General de la ONU, lo dice muy claramente:
"Todos los países seguirán siendo cada vez más vulnerables a nuevos brotes de COVID-19 y futuras pandemias si no compartimos las patentes y la tecnología de las vacunas con los fabricantes de vacunas de los países menos ricos y reforzamos las iniciativas multilaterales destinadas a promover la equidad mundial en materia de vacunas".
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