Ilegal Sí, Penalizar No
ABORTO A LOS 9 MESES CON LA 4T
n el artículo “México Acorralado”
del Kgosni 401 anterior, tratando
de explicar por qué no debe pena-
lizarse el aborto, se dice entre otras co-
sas que “el Estado regula el espacio pú-
blico, no el privado”. Es incorrecto decirlo
así, ya que el Estado también regula el
espacio privado. Por ejemplo, no se
puede matar sólo porque sí a otra per-
sona en la propia casa, que es privada.
Lo que debió decir es que el Estado re-
gula la propiedad pública y privada, pero
no sobre el cuerpo de los individuos.
Éste es el mismo argumento contra la
vacunación durante la falsa pandemia de
Covid-19, ya que no se debería obligar a
nadie a inyectarse lo que no quiere. Se
defiende así la poca soberanía que aún
nos queda sobre nuestro propio cuerpo,
pues cada vez existen más condicionamientos que afectan a nuestros
cuerpos y a nuestras vidas contra nuestra voluntad ‒y pues todo control
sobre las personas, trae implícito cierto control de sus cuerpos, los cuales
son obviamente inseparables de las personas.
EL ABORTO, NO DEBE PENALIZARSE...
Así que el Estado no debe penalizar las decisiones de la mujer sobre su
propio cuerpo, aunque ocasione la muerte de otro ser humano; significaría
restringir aún más la ya menguada autonomía de las personas sobre sí
mismas. Sin embargo, esto no significa que el Estado esté de acuerdo con
la decisión de matar a un ser humano que habita temporalmente en otro
cuerpo. Aunque la mujer aniquile la vital autonomía de otro cuerpo, no es
el Estado el que lo hace.
...PERO TAMPOCO DEBERÍA SER LEGAL
Hoy nuestros gobernícolas atacan a los seres humanos más vulnerables
que no pueden defenderse: los no nacidos. Desde un punto de vista filo-
sófico, particularmente kantiano ‒ya no digamos religioso o cristiano‒, es
absolutamente inmoral, muy lejos de ser un imperativo ético universal.
El libre aborto, puesto en la Constitución, significa que México legaliza
este homicidio sin que la mayoría lo acepte; es contradecir los principios
humanos más elementales a nivel nacional e internacional, como el dere-
cho no sólo a vivir, sino a la vida digna. Al aceptar el aborto, el Estado
abandona el amor a la vida y abraza la igno-
minia. Significa degradación civilizatoria y no
debería estar en las leyes de ningún país que
se dice abogar por los derechos humanos.
Al menos por estas razones, el aborto, en
cualquier etapa, no debe penalizarse, mas
tampoco debería ser legal en ningún caso.
Sólo convendría que sea tolerable en los ca-
sos que la mujer lo decida, tal y como son to-
leradas muchas otras cosas socialmente in-
deseables e ilegales y que no es necesario
enumerar aquí.
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