Muchas veces hemos publicado en Kgosni el fraude de la
“pandemia” del Covid 19, donde participó activamente el
gobierno de López Obrador (AMLO), endeudándonos con
millones de pesos para adquirir 250 millones de “vacunas” que fue-
ron aplicadas a millones de mexicanos, de los cuáles millones han
muerto por este motivo o han quedado paralíticos, o amputados; o
con enfermedades que no tenían, sobre todo cardíacas, incluso ni-
ños, jóvenes y, lo nunca antes visto, los deportistas.
Mas el gobierno no reconoce esta masacre de despoblación de
la Agenda 2030 a través de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), cuyo director ahora dice que no obligaron a nadie a vacu-
narse. Y, pese a que admite que las “vacunas” no servían para
nada, que no son eficaces ni seguras, hoy el gobierno de la 4T y la
“científica” continúan vacunando. Inclusive, un exdirector de Pfizer
afirma: “fueron diseñadas para matar”.
Obedeciendo a la OMS, el gobierno obligó a vacunarse a los tra-
bajadores de todas sus dependencias y de la economía formal, en-
gañando al público. Desplegó una campaña desinformativa de miedo y
chantaje para vacunar no sólo a los adultos mayores sino a los más jóve-
nes con el pretexto de no contagiar a los papás y abuelitos. Bueno, hasta
el Papa impulsó esta vacunación: “es un acto de amor”, dijo.
Son cómplices quienes apoyaron todo este genocidio, empezando por
los “expertos” y los medios de comunicación, a los que no les importa di-
fundir mentiras si es para respaldar a AMLO, o porque ingenuamente pien-
san que esta falsa vacunación es un derecho y es de izquierda exigirlo.
Incluso la derecha culpa a AMLO por el “mal manejo de la pandemia” y
el exceso de muertes, o de que los muertos son por no vacunar lo sufi-
ciente y no debido precisamente a las vacunas y a los absurdos protocolos
de covid-19. Y tienen razón, AMLO debería ser enjuiciado, pero no por
haber vacunado poco, sino por las millones de inoculaciones y muertes
que ocasionó, especialmente a la gente que creyó en él. Los traicionó.
Miles de investigadores independientes en el mundo han documentado
la falsa pandemia y muchos han sido asesinados por ello, como Andreas
Noak y Janet Ossebaard; pero los gobiernos y los vacunados han cerrado
los ojos a la realidad. Es el elefante en el cuarto que nadie quiere ver.
Las farmacéuticas como AstraZéneca y Pfizer han debido declarar en
países del “primer mundo” como Inglaterra, Alema-
nia y Estados Unidos, por las demandas de la po-
blación, debiendo indemnizar millones de dólares.
Muchos libros y videos documentales sobre esta
“plandemia” han sido censurados. No obstante, en
octubre de este año otro libro rompió
el cerco: “The Pfizer papers” (Los pa-
peles de Pfizer, descargar libro AQUÍ),
cuya fuente son documentos internos
de la propia farmacéutica. Una vez
que se publique la versión en español
los políticos y periodistas mexicanos
ya no podrán fingir que no sabían. La
verdad cae por su propio peso.
Todo político, periodista, médico o
líder comunitario que presuma de ho-
nestidad y ética, tendría que recompo-
ner su discurso sobre las vacunas del
covid-19. Y si es valiente y conse-
cuente con la verdad ‒no con el dinero
ni con sus filias ideológicas‒ denun-
ciará el genocidio y exigirá justicia.
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