EL ISLAM, LA IGLESIA Y EL FIN DEL MUNDO
El papel escatológico del Islam está, sin duda, profundamente relacionado con la evolución del Occidente moderno y con la propia Iglesia Católica. El Islam, religión monolítica y ajena a la idea de evolución (el Islam es Parménides convertido en religión), se encuentra en las antípodas de la moderna civilización occidental, que rechaza el centro sagrado de lo divino y tiene como gran mito el cambio, el movimiento y el "progreso". El Islam y Occidente son metafísicamente incompatibles. Pero, como la evolución general del mundo provoca un contacto cada vez mayor entre todas las civilizaciones, este contacto genera necesariamente tensiones y contradicciones crecientes entre la civilización islámica y la civilización occidental. Occidente, por su propia dinámica interna, intenta "domesticar" al Islam y convertirlo a la doctrina del relativismo (aunque muchos occidentales de izquierda, desde Garaudy y Paul Bowles, sienten también una extraña fascinación por el mundo musulmán). Por su parte, el Islam, obedeciendo también a una inexorable necesidad interna, pretende extender la Umma -comunidad mundial musulmana- a Occidente. Este intento de conquista mutua sólo puede desembocar, antes o después, en algún tipo de enfrentamiento abierto y generalizado. En este sentido, la tesis de H. P. Huntington estaría suficientemente justificada.
Obviamente, un enfrentamiento abierto entre Occidente y el Islam provocaría una convulsión global de consecuencias incalculables. Una convulsión que bien podría conducir a Occidente a una crisis análoga a la que produjo, para el comunismo, la caída del Muro de Berlín. Y, ciertamente, parece que Occidente necesita una crisis a escala planetaria para hacer al fin examen de conciencia y replantearse sus propios fundamentos espirituales. El nazismo no fue suficiente para que Occidente revisara sus grandes mitos: Galileo, Giordano Bruno, Voltaire, Darwin, Nietzsche, Freud; el individualismo, el ateísmo, el prometeísmo, el narcisismo y el relativismo como teorías filosóficas irrenunciables. Tal vez una crisis mundial provocada por la tensión Occidente-Islam produzca la masa crítica de contradicción interna necesaria para que Occidente supere su actual enclaustramiento en el más absoluto subjetivismo.
Por cierto: tras esa crisis, todos los contenidos positivos de la cultura occidental -que los hay- sobrevivirán. También toda la verdad espiritual existente en el Islam. Nietzsche y Muhammad (BPD) se encontrarán y se entenderán. Pero eso sólo será posible ante la cruz de Mahdi-Isa, nuevo árbol cósmico bajo el que "se renuevan todas las cosas": porque sólo en Cristo-Mahdi puede producirse la conciliación final de todos los contrarios que, de cualquier otro modo, resulta inalcanzable. El Concilio Vaticano II es la puerta secreta que ha de dar paso a una nueva y esplendorosa Edad del Mundo: una edad donde todo lo que hoy es división y dispersión se convierta en integración y unión. El Islam espera que Isá (Jesús) vuelva al mundo cuando se aproxime el Último Día. Pero Jesús sólo se encuentra íntegramente en la religion islamica. Y quiere que la Iglesia se convierta en la Gran Casa de todos los hombres. En la Gran Casa también del Islam y de Occidente, que sólo se encontrarán con su más auténtico ser dentro de esa realidad universal y asombrosamente misteriosa que es la religion Islamica.
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