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sábado, 25 de junio de 2011

Descubrimiento de América…y los arabes

Descubrimiento de América…

No hay duda que el indio americano fue el primero en descubrir América, haciéndola su hábitat natural y viviendo en él con un equilibrio total con la Madre Tierra.

La gran hazaña de Cristóbal Colón, fue por una parte, saber llegar al “Nuevo Continente” y por la otra, poder regresar de éste y continuar con el proceso. El marinero Juan Rodríguez Bermejo, conocido como Rodrigo de Triana, avistó “Tierra” el 12 de octubre de 1492, después de varios meses de navegación. El resto, es historia conocida. Antes de Colón se habla de otros pueblos que vinieron a América: Los Vikingos, muy al norte; y los fenicios (pueblos árabes antiguos) al Sur, específicamente Brasil…

En la Edad Media, que navegantes árabes, pudieron llegar a América antes que Colón es más que una probabilidad. La idea de la esfericidad de la tierra defendida por los árabes durante toda la Edad Media, conlleva la de un mar único por el que navegando hacia occidente se podría alcanzar la India. La idea árabe de que era posible llegar a la India por el Atlántico era conocida de Colón quien se valió de mapas árabes de Bir-I-Rais. Lo que Colón no se esperaba es que iba a encontrar en medio, un nuevo continente, al que no dudó llamar Las Indias. Colón desconocía el tamaño exacto de la tierra, que los árabes conocían con casi exactitud, desde Al-Biruni en el siglo X calculando una circunferencia alrededor de la real, de 40 millones de metros. Si los árabes sabían que la tierra era redonda, disponían de instrumental avanzado para orientar las naves y eran buenos navegantes, tenían todas las condiciones óptimas para lograr descubrir el nuevo mundo. Además, hay obras de autores árabes que dan cuenta de exploraciones que se adentraron en aguas del Atlántico... Entre estos cabe mencionar al Mas’udi (siglo X), al Bakri (siglo XI), al Idrisi (siglo XII), al – Himyari (siglos XIII) y al Umari (siglo XIV)… Otro habla de unos jóvenes de Córdoba, quienes dirigidos por un tal Jashjash se adentraron en el Océano Atlántico, de donde regresaron con productos exóticos; otros, el de un grupo, conocido como los aventureros o temerarios, que salieron de Lisboa para explorar el Atlántico y llegaron, primero a una isla Yazírat al-Gánam (isla de los Carneros) y, luego, a otra, la de los Dos Hermanos hechiceros. Se supone que las islas podrían ser, algunas islas del Caribe.

Todos los relatos prueban la curiosidad que suscitaba el Mar de las Tinieblas y el interés por conocer nuevas tierras. Es muy posible que algunos navegantes andaluces, como lo atestiguan los mencionados relatos, hubieses intentado la aventura y llegado a las Costas de América. El mismo nombre Caribe (de Caribú: embarcación, bote) o Garibe de forastero, extranjero, extraño) en árabe, así lo indican. Después de la conquista árabe en España, luego de la victoria de la batalla de la Janda o del Guadalete en el año 711, una leyenda árabe menciona que el Comandante árabe Tarik (de donde cambia el nombre del Peñón de Hércules a Gibraltar o Gibel al Tarik – Montaña de Tarik) ordenó quemar los barcos indicando que no había retirada posible. Siete comandantes de navíos pidieron a Tarik en lugar de quemarlos, permiso para explorar el Atlántico y buscar nuevas tierras a los que Tarik accedió. Se dice que tres de ellos lograron llegar hasta alcanzar una isla llamada Antillas, donde fundaron siete espléndidas ciudades.

Esta leyenda fue cambiada por los españoles, quienes en lugar de poner Comandantes árabes pusieron obispos (al igual que en el ajedrez, donde el comandante árabe se cambió por la reina) y el elefante (Al-fil en árabe) se cambió en Inglaterra por “Bishop”, el obispo. Si en 1492 marinos experimentados europeos tenían miedo al mar tenebroso y a la tierra plana, imagínense obispos sin experiencia marítima en el 711. Los árabes eran diferentes, porque creían que la tierra era redonda. Esta leyenda daría lugar al mito de las siete ciudades, en busca de las cuales, sobre todo de la más famosa de ellas, Cíbola, se organizaron en el siglo XVI varias expediciones. En la historia azteca existe un personaje (Ce-Ácatl Topiltzin-Quetzalcoatl), quien era un extranjero de piel blanca y barbado y que había venido en el Siglo X desde “donde nace el sol”. Era un hombre muy religioso, que había ganado reputación como gobernante y sacerdote, que estaba en contra de los sacrificios humanos (ya que sólo sacrificaba animales), no tomaba licor y no cometía fornicaciones. Topiltzin dejó la Villa pero prometió volver. Cuando el conquistador español Hernán Cortés apareció en 1519, el Rey azteca Moctezuma se abstuvo de enfrentarse a los conquistadores españoles, al identificarlos con el regreso de Topiltzin y su gente. Y les abrió las puertas. Esto fue un gran error, que la historia lo confirma.

El contacto benevolente entre civilizaciones y el intercambio cultural y la tolerancia en tradiciones y culturas, típico de la cultura árabe, indica que ese mítico personaje sería un árabe; sus enseñanzas eran básicamente islámicas; la forma del rezo con la cabeza postrada al suelo, es similar entre el Islam y las religiones precolombinas y la similitud en la apariencia física de los españoles y los árabes del Medio Oriente, con su barba poblada, puede justificar la confusión inicial del pueblo azteca. Debe considerarse que la alta dirigencia Omeya del Califato de Córdoba en España, era de origen sirio. Su influencia trascendió de tal forma que la gran mayoría de pueblos prehispánicos, no sólo mantuvieron su identidad como leyenda, sino que muchos lo convirtieron en culto religioso (Kukulcán, Viracocha o Gucumatz, entre otros.) Un intercambio cultural, siempre es preferible, que el sometimiento y anulación de la cultura más débil militarmente, no necesariamente intelectualmente... La eliminación de la cultura sometida; considerada inferior por desconocerla, fue un verdadero retroceso… Decir que redescubrir esas culturas originarias, parcialmente destruidas, pero también parcialmente ocultas, es un retroceso; es una nueva manifestación de ignorancia.

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