Creando algo de la nada

Creando algo de la nada

A la entrada del campo de refugiados de Dhehesha, cerca de Belén, casi a lado de la puerta giratoria cancelada y al costado de los edificios de la ONU para los refugiados se encuentra el Centro Cultural Ibdaa, que significa en árabe “crear algo de la nada.”

Ibdaa es un Centro Cultural hecho, organizado y administrado por los habitantes de este campo, con ayuda interna internacional y ningún tipo de ayuda de organismos internacionales oficiales. Todas las actividades y servicios que brindan son gratitutos.

Aysar, habitante del campo y voluntario del centro desde hace 10 años, nos explica que el centro empezó con la idea de dos refugiados, que soñaba hacer la diferencia en la vida diaria de los refugiados. Primero empezaron con algunos niños, Aysar fue parte de la segunda generación.

Desde ese entonces a la fecha el centro ha crecido tanto que esta dividido en 10 áreas: comité de mujeres, casa de huespedes-cafeteria-auditorio, jardín de niños-guarderia, niños brigadistas de salud, taller de artesanías, equipos deportivos, grupo de danza y música, biblioteca, comité de salud y un área de medios.


Foto: Ernesto Moreno
Aysar explica que la las oficinas de la ONU para refugiados, ahí en Dhehesha solo tienen un doctores y dos escuelas (una para niños y otra para niñas), y las raciones de comida que dan no son suficientes, sin embargo “necesitamos su bandera, de otra manera, la misma ONU podría decir: lo siento, pero ¿dónde esta la evidencia de que ustedes son refugiados?”


Sin embargo, Aysar también explica que el trabajo que la ONU hace con los refugiados no es lo que ellos necesitan, “la ONU tiene más poder que solo darnos una ración de comida (…) nosotros podemos organizarnos para cubrir nuestras necesidades, que es lo que hacemos en este centro.”

“Pero, ¿dónde estaba y dónde esta la ONU cuando se empezó la construcción del Muro?, ¿dónde está la ONU para hacer efectiva la resolución 194, que le da a los refugiados el derecho de regresar a su casa?” se pregunta Aysar.

“El trabajo de la ONU debería ser dar justicia, no llevarle comida a la gente,” agregó.

Aysar cuenta que en Dhahesha hay un doctor d ella ONU para 3,000 personas y este tipo de necesidades son las que impulsaron la creación del centro. El área de salud del centro puede hacer cirugías, detectar cáncer, entre otras, no es sólo una clínica brindando atención médica básica.


Foto: Ernesto Moreno
En el campo hay uno 5,000 niños menores de 18 años, que de acuerdo a Aysar necesitan un lugar de recreación y educación, y por esta razón crearon el área de deportes. Su equipo de basquetbol recientemente ganó el torneo palestino en este deporte. También tiene equipos de pinball, voleibol, entre otros, que han participado en torneos locales e internacionales en 25 países.


“Hace unos años, un extranjero le pregunto a un niño: ¿qué es lo que haces de Dhahesha? y el niño contesto: tirar piedras. Estoy seguro que el niño estaba bromeando, pero esta es una de las razones por la cual existe el centro, para que los niños tengan una alternativa durante su tiempo libre”, Aysar nos dijo.

El centro tiene 190 voluntarios: habitantes del campo, palestinos que no viven en el campo y miembros de la comunidad internacional.


Foto: Ernesto Moreno
Aysar se emociona mucho al hablar del grupo de danza, él participó en este y ahora es el maestro de la quinta generación. 200 niños palestinos refugiados son parte de esta nueva generación del grupo de danza. Este grupo de danza se ha presentado en 27 países.

Para Aysar este centro es el medio para mandarle un mensaje al mundo: “somos refugiados y no nos avergüenza serlo. Podemos crear algo de la nada y por eso el centro se llama Ibdaa”.

Para mas información: www.ibdaa194.org