Los terroristas han ganado
Hoy, a diez años del 11-S, solo queda preguntarse: ¿cuál será su próximo golpe?
La imagen muestra la imposibilidad de que un avión chocase con el Pentágono
La perversa lógica del terrorismo anuncia un nuevo frente de batalla, la guerra más global y ponzoñosa, la que han emprendido desde hace muchos años el gran capital y la industria de la guerra en contra de la humanidad. En un principio, el terrorismo era solo un peón en esta guerra. El 11-S les era necesario. La creación de un shock mediante el cual justificar las nuevas guerras de rapiña. La imposición de una nueva narrativa propicia a la expansión del neoliberalismo a punta de pistola.
Hoy, diez años después, la política internacional sigue girando en torno a ese acto de barbarie. Ya no se habla de estado del bienestar, sino de seguridad y lucha contra el terrorismo, ya no se habla de derechos sino de defensa, no se habla de soberanía alimentaria sino de choque de civilizaciones, no se habla de justicia sino de aumentar el gasto militar y de la supremacía de la OTAN. Una misión humanitaria ya no consiste en llevar ayuda, sino en lanzar misiles contra los civiles. Cientos de miles de afganos, de irakíes y de libios calcinados en nombre de la democracia y del nuevo orden mundial dan cuenta de este hecho.
Aquellos que planificaron la demolición programada de las Torres Gemelas, aquellos que controlan los grandes medios de manipulación de masas, aquellos con la capacidad suficiente como para generar la noticia y luego difundirla a su gusto y conveniencia. Ellos han ganado, el gran capital, a cuyo servicio están tanto los estados como los mass media o las instituciones internacionales.
Ellos determinan cuales deben ser las políticas económicas y las políticas internacionales de todos los países. A quien se salga del guión se lo amenaza. Pueden provocar una crisis y hacer llegar el hambre donde quieran, pues controlan las finanzas a su antojo. El sistema actual constituye una nueva forma de feudalismo, el Estado garantiza que el dinero recaudado a la ciudadanía vaya de los más pobres hacia los más ricos. La desigualdad aumenta a pasos agigantados. Estamos al borde del colapso.
Hoy, a diez años del 11-S, no tenemos más remedio que proclamar esta evidencia: los terroristas han ganado.
Solo queda preguntarse: ¿cuál será su próximo golpe?
Que Al-lâh nos proteja.
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