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jueves, 27 de septiembre de 2012
De la bondad
De la bondad
O como se llega a ser verdaderamente humano
27/09/2012 - Autor: Iahia ibn Said Al Andalusi - Fuente: shadilia.com.ar
adab espiritualidad islam pensamiento sufismo
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La bondadEl ser humano ha sido dotado de dos naturalezas, una dada a la agresividad, la molicie y la satisfacción de los instintos, que radica en lo que llamaremos el alma y una naturaleza elevada, amorosa, capaz de razonar, amar y perdonar, a la que llamaremos espíritu.
Esta diferenciación no es baladí; en muchos idiomas, alma y espíritu, designan, incluso con cierta vaguedad, la misma cosa, en otros, como el árabe del Corán, existe una clara diferencia entre ruh y nafs (espíritu y alma) aunque “alma” (nafs) no siempre tiene una connotación negativa, sino más bien designa la posibilidad de mejoramiento interno, en tanto ruh, espíritu, designa el “yo” imperecedero, verdadero, despojado de las formas y apariencias de la vanidad externa.
Ejemplos de personas que solo tienen de humano la apariencia y el nombre, seguramente todos conoceremos muchos, sin embargo, es necesario saber que incluso en estas personas radica la posibilidad de una elevación espiritual, aún en el más depravado de los corruptos existe en potencia un santo.
Resulta a veces muy difícil mantener la confianza en la especie humana, muchas personas en cuya alma han hecho nido las cualidades bajas, pretenden que es posible llevar una vida “religiosa” sin renunciar en nada a su maldad; ¡vaya cosa extraña!
Sin embargo, si hemos de conquistar a estas personas, que sea por el amor y con el amor.
Sería en vano y un daño mutuo intentar forzarles al bien.
Es absolutamente necesario nunca oponer la maldad a la maldad, ya que el mejor acto de perdón es presentar al otro un rostro amable y dulces palabras.
Es necesario estar dispuesto a recibir insultos y maldiciones, tal y como insultaron los árabes a nuestro Maestro Muhammad –saws- y responder con el bien tal y como Él –saws- lo hizo.
Quien no esté dispuesto a esto, que no se aventure a intentar transitar el sendero del espíritu.
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