Reflexiones acerca del islam

Reflexiones acerca del islam El islam, 600 años más joven que el cristianismo, no ha tenido, hasta ahora, la misma suerte 12/10/2012 - Autor: Cesar A. Aguel - Fuente: Nurain Magazine churchill cultura islam islamofobia progreso 0 Winston Churchill analiza, con ojos imperialistas al islam “Está atrasada 200 años”, fue la expresión que utilizó un clérigo en una entrevista para expresar su frustración con el estado presente del pensamiento de la congregación. Pero no, no era la declaración de un mufti de ideas avanzadas con relación al islam. Tampoco era la declaración de un jerarca cristiano con relación a esa misma congregación. Eran las declaraciones del Cardenal Carlo Maria Martini, S.J., arzobispo de Milán, recientemente fallecido, con relación al estado actual de la Iglesia Católica y como, en su parecer, esta se encuentra fuera de onda con relación a los tiempos modernos. Agregaba, “Nuestra cultura se ha envejecido y nuestras iglesias son grandes pero están vacías.” El cardenal Martini, era el líder del ala liberal dentro del catolicismo y con su deceso se apaga la luz de la esperanza de un cambio sustancial en la iglesia católica. Las religiones, todas, tienden a ser retardatarias, anquilosadas por las limitaciones de sus propios dogmas. No es casualidad que exista una correlación evidente entre el nivel de racionalidad y conocimientos científicos de un individuo y su grado de laicidad. En mi pensar, la cultura occidental tuvo un golpe de suerte con el suceso de la Reforma Protestante. Aparte de las cuestiones dogmáticas y de corrupción que se daban en la iglesia de Roma, para mí lo más significativo que se logra con la Reforma y la respuesta del catolicismo con la Contrarreforma en el Concilio de Trento, es que se rompe el férreo dominio de la iglesia sobre las fuentes de conocimiento. El conocimiento es poder y no es casualidad que la única manera de adquirir conocimientos e ilustrarse era, hasta el renacimiento, ingresar a una orden monástica. Los pensadores del Medioevo eran, por lo general, monjes, entre los que se destacan San Alberto Magno y Santo Tomas de Aquino. Y hemos de recordar, que aquellos que deseaban acceso al pensamiento de los clásicos, lo hacían en Córdoba, durante el esplendido Califato que sucedió al de los Omeyas en Damasco. El islam, 600 años más joven que el cristianismo, no ha tenido, hasta ahora, la misma suerte. Fuera de los cismas internos que le han afectado, no han tenido la suerte de una corriente renovadora como lo tuvo la cultura occidental. Debemos recordar que el Islam, a pesar de haber causado el final del Helenismo en el Mediterráneo Oriental, fue una enorme fuerza renovadora del pensamiento y de la ciencia y su explosiva expansión en la cuenca del Mediterráneo, difundió, al igual que preservó, los escritos y pensamiento de los clásicos, que se habían perdido en Europa en la oscuridad del Medioevo. Los eventos recientes causados por un grupo de individuos radicalizados en varias partes del mundo islámico a raíz de una película de mal gusto ejecutada por algunos egipcios Coptos, con el único fin de irritar a esa comunidad, trabajosamente pueden caracterizar como grupo a los más de mil millones de personas que profesan esa Fe. Si, reconozco que el islam ha quedado atrás en el tiempo. Ojalá que por su bien una corriente renovadora le ponga a tono con los tiempos modernos. Igual que al cristianismo y no menos que al judaísmo. Entonces, quizás, la humanidad sea más tolerante y respetuosa de aquellos que piensan diferente. Hoy, por lo general, se ve de mal gusto ser racista con aquellos que tienen características físicas diferentes a los estándares europeos. Pero, cuando se trata de mofarse del islam, el campo esta completamente abierto. Existen pensadores dentro del islamismo que buscan encontrar el camino de esa corriente renovadora. Un ejemplo que viene a mi mente es la del pensador iraní Abdolkarim Soroush. Para concluir, es, por lo menos irónico, que se haya difundido en la red Internet, a raíz de estos últimos acontecimientos, un aparte de un libro de Winston Churchill, publicado a finales del siglo XIX, en el que analiza, con los más viles ojos imperialistas al islam. Se le cita casi como palabra de Fe. Pero Churchill, quien se atrevió a llamar a Gandhi, un personaje de mayor estatura moral que él, “un fakir medio desnudo”, no supo predecir que para comienzos del siglo XXI, el Reino Unido seria una potencia de cuarta categoría y que su posición en el concierto de naciones europeas seria insignificante.