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viernes, 25 de enero de 2013

Jardinería espiritual

Jardinería espiritual


Somos jardineros de nuestra existencia


24/01/2013 - Autor: Sheij Abdur Rauf Felpete - Fuente: Celebración Rabbani Argentina



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Pardes: palabra persa para jardín

Bismillahi ar-Rahmani ar-Rahim

As Salamu Alaykum, wa aleykum salam, wa rahmatullahi wa barakatuhu.

Somos Jardineros

Uno va adquiriendo experiencia, uno viaja. Ve gente de distintos países, ve gente musulmana que quiere ser Sufi, ve gente que quiere entrar al Sufismo y no sabe nada de Islam, ve católicos, ve cristianos, ve judíos, ve rebeldes, ateos, enojados, shaytánicos, de todo, uno se encuentra con gente.

Uno va adquiriendo experiencia y desde ese punto les digo que el principal problema que tenemos hoy día con la gente de cualquier tipo es la falta de creencia. La gente no cree.

Los que manifiestan creer no creen. Los que dicen que creen no creen. Entonces el trabajo que Mawlana Sheij Muhammad Nazim al Haqqani nos encomendó requiere un montón de cosas, requiere conexión, pero también requiere una actitud de buscar cómo se ayuda a esa gente. No podemos ayudar a alguien que dice que no cree y que no quiere creer. ¿Cómo ayudamos a alguien que está convencido que cree y no cree?, ¿Y por qué sabemos que no creen? .

Son creyentes, lloran por cualquier cosa. Es decir, no de lágrimas sino que lloran según versión argentina del diccionario. Me quejo… bla…bla….bla. ¿La creencia dónde está? ¿Dónde está la fe en Allah swt de que todo lo va a dar y todo lo va a solucionar? ¿En que creen?

¿Saben qué somos nosotros?: Jardineros

Yo soy el último ayudante del jardinero. ¿Pero saben qué son lo Sheikhs de nuestra Tariqah? ¿Saben lo qué es un jardinero?

Alguien que cultiva, un cultivador. Sheikh Naqshband, alhamdullilah Allah esté contento con sus actos y sus descendientes reciban sus bendiciones y sean personados, se llamaba a si mismo jardinero. Porque eso es lo que son los Sheikhs de nuestra Tariqat.

Nosotros somos los ayudantes de los ayudantes de los ayudantes de aprendices de aprendices de ayudante de jardinero. Pero alhamdullilah tenemos al rey de los jardineros así que algo vamos a aprender a cultivar.

Somos jardineros y un jardinero tiene que enseñarle a la gente, tiene que cultivar el jardín. Y los jardines, ¿Saben para qué son los jardines? Para ser vistos. Nadie hace un jardín para que no sea visto. Los jardines se hacen para ser vistos, por los dueños, para los invitados del dueño, por todo el mundo, jardines públicos. Mostrados, vistos, usados, disfrutados. ¿Y cuál es el objetivo de tener un jardín?.

No solamente alegrar la vida, sino hacer una celebración rabbani, una celebración a nuestro Señor por todos los dones que le concedió a este mundo y en el cual nos puso a nosotros como sus diputados. Así que como jardineros debemos cultivar, limpiar de malezas, sacar la mugre y la suciedad, dejar que la naturaleza crezca guiada para obtener algo.

Si un rosal no da buenas rosas pero el tronco es fuerte se lo poda, se lo injerta hasta que de rosas olorosas, coloridas, vistosas y no solamente alegre el espíritu de quién lo ve sino que además tengan utilidad, que la abejas vengan, aniden, en fin todo lo que sabemos que hace un jardín. Esto es importante porque mucha gente de las ciudades no conoce los jardines y no sabe el esfuerzo que es un jardín. Cultivar la planta adecuada con la planta adecuada, la flor adecuada con la flor adecuada. Así que nuestro maestro como jardinero central nos pide que cultivemos a la gente. Porque de eso se trata toda esta analogía, alegoría.

Entonces, ¿Cómo cultivamos a alguien para que sea creyente? He aquí una pregunta que me hago desde un año y medio que hago este trabajo. ¿Cómo se cultiva a la gente? Se puede. Pero la gente tiene que estar dispuesta a ser cultivada, tiene que ser dócil. Tiene que dejarse cultivar. Habrá gente que nazca con la creencia implícita, con un sello de la creencia grabada en el corazón, pero la mayoría de nosotros venimos de un mundo duro, de un mundo donde la creencia… el dunya no tiene creencia, el dunya cree en el dinero y en las cosas que este produce. Entonces, nosotros venimos del dunya, no venimos de cuna de santos. Así que cultivamos nuestra creencia, ¿Y cómo hicimos para cultivar nuestra creencia? Haciendo un esfuerzo. ¿Un esfuerzo hacia qué? Dirigido hacia la creencia. ¿Cómo se cultiva la creencia con el corazón? Con el corazón, nosotros recientemente lo estamos aprendiendo gracias a la inmensa bondad de Mawlana. ¿Entonces con qué nos defendemos? Con la mente, con la lengua, con la boca a través del uso de la mente. La gente dice: “No creo porque la gente, la bla…bla…bla”, los otros dicen: “Porque descendemos del mono” y nos llenan de información. “Que es imposible que haya sido creado porque el Big Bang... y nos llenan de información”.

Es decir, con la mente para alejarse y alejarnos de la creencia. Pues bien, nosotros tenemos que usar la mente que es lo que tenemos a mano para cultivar para acercarnos a la creencia. ¿Y cómo hacemos? ¿Cómo hacemos nosotros mismos y cómo hacemos para ayudar a alguien a ser creyente?

Enseñándole cómo dirigir su mente hacia la creencia. Alejándolo de lo que lo aleja de la creencia. Los lugares que alejan de la creencia todos lo conocemos. Cuanto más en el dunya metemos a nuestra gente, cuanto más dejamos que nuestros hijos vayan al dunya, cuanto más nosotros nos involucramos en el dunya más lejos estamos de la creencia. Y esto es así y es así. Por supuesto que sabemos los versitos de todos estos New Age inmersos en el medio del mundo manejando sus grandes cuenta de banco y sus inmensas fortunas diciéndonos sobre el desapego, todos lo sabemos.

Pero no hablo de ellos, hablo de lo real. Lo real es que si queremos que alguien se acerque a la creencia tenemos que guiarlo suavemente a través del dunya alejándolo de todo lo tentador que el dunya ofrece y acercándonos hacia la creencia que es la antítesis del dunya. No puede haber cercanía, quizá cuando uno gobierna perfectamente la creencia uno puede meterse en el dunya.

Pero primero hay que manejar el mundo, hay que profundizar el iman (fe) sino el dunya nos come, el mundo nos devora. Ya Sheikh Naqshband nos dijo: “En el mundo, mas no del mundo”. Pero el mundo nos devora. No porque sea atractivo sino porque está planeado para devorarnos. Es como esas máquinas donde metemos algo y sale un choricito. El dunya, bluk… entramos y salimos, así…

Así que, qué vemos, qué comemos, qué olemos, cómo nos vestimos, con quién nos juntamos, qué hablamos, y de qué charlamos, qué pensamos cuando nos vamos a dormir, qué pensamos cuando estamos activos, en qué ocupamos nuestro tiempo libre, cómo nos distraemos si necesitamos distraernos si es que necesitamos distraernos. Todo eso nos lleva hacia la creencia. Es decir, es una suma de técnicas y tácticas para llenar nuestra mente de creencia en la esperanza de que nuestro corazón se enganche y arranque, se abra un día. Pero si tenemos nuestra mente enfocadas en cualquier cosa, así el corazón se despierte ni nos vamos a dar cuenta. De allí la importancia de guiar nuestra acciones hacia la mente alejándola del dunya.
¿Por qué?

Porque de otro modo no va a ser posible. Y eso es lo que vemos hoy día, declaran su creencia y se consideran creyentes pero en la primer apoyada de la lija, ni siquiera lijada, … solo apoyada, rozada, … o roce, uffff … están a kilómetros de la creencia.

No hay un cultivar, porque los ayudantes del jardinero central no se dedican a cultivar a la gente guiándola, enseñándole que tienen que hacer todo esto que hablamos que es un total de cosas. Porque donde dejamos una fuga sonamos, se nos escapa todo lo poco que podemos haber juntado.

Así que cómo jardineros tenemos que cultivar la creencia. No es fácil con los más jóvenes a quienes el dunya atrae con mucha fuerza y hay que irlos llevando. Pero bueno, árabe, Corán, sunna, metido en la casa. ¿Cómo pretendemos llevar un joven a algo si no lo hacemos? Ya haciéndolo se van, imaginen si no lo hacemos. Así que la creencia hay que cultivarla mediante un trabajo constante, no hay forma.

Inmediatamente después de este concepto surge una necesidad imperiosa de la segunda cuestión que aprovechamos todo este trabajo de cultivador, de remover tierra, de limpiar todo, para plantar una segunda especie, no solamente la creencia. Que es de central importancia.

Debemos ser pacientes. No podemos llegar a la creencia sin paciencia. La impaciencia nos aleja inmediatamente de la creencia. Cuanto más impacientes somos, cuanto más impacientes nos movemos más nos acercamos a Shaytán, más estamos inmersos en el dunya. Miren la velocidad del dunya hoy día, el mundo se mueve a la velocidad que se mueve porque está gobernado y regido por Audhu billahi minna shaytani Rajim. Y la consecuencia de eso es que es todo veloz. Todo. Estos mensajes de textos que dicen la mitad de lo que tienen que decir. Cualquier lenguaje y parece que está todo bien porque es todo veloz.

Entonces sin paciencia no hay posibilidad de cultivar la creencia. Así que ambas deben ser manejadas y es nuestra misión como ayudante de ayudante del aprendiz del jardinero central es enseñarle a la gente como llegar esto con estos pasos. Con la gente que no quiere no podemos “cultivar iman”. En un jardín cerrado con llave, no podemos entrar con nuestras herramientas para trabajar en el, debe ser abierto, debemos tener la llave, o al menos debemos contar con la confianza de quién nos diga “te lo abro todos los días de 8:00 a 18:00hs y vos cultivá”. Sin esa posibilidad no hay forma, no hay posibilidad alguna.

Y eso es lo que se gana cuando la gente se conoce y cuando la gente hace el esfuerzo de utilizar su mente que es una materia prima débil, blanda y difícil de trabajar y no sabe darle “forma”: simplemente escucha una cosa y la repite, o escucha otra la repite, no hace el esfuerzo de ver cómo se producen los hechos.

Es responsabilidad nuestra transmitir la disciplina intelectual adecuada para enseñarle a la gente a pensar “claramente”, de modo que , siendo creyente sumiso a Allah Subhana wa Ta ‘ala , tenga “criterio” y no se deje engañar por los espejismos del Dunia, cueste lo que cueste, a cualquier precio. Ese es el servicio del ayudante del ayudante del jardinero, y por supuesto el jardinero se dedica completa y absolutamente en su inmenso y bello jardín.

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