El Estado Islámico irrumpe en la guerra de Yemen con el mayor atentado del año
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) aprovechó una vez más el caos que impera en Yemen para golpear en Adén y causar el atentado más sangriento del año en la ciudad costera del sur. Un conductor kamikaze logró burlar las medidas de seguridad de una base en la que entrenan nuevos reclutas y se inmoló en su interior. Las últimas cifras elevaban a 71 el número de muertos y a 98 el de heridos en una acción que el EI reivindicó de manera inmediata y que sigue el patrón de operaciones suicidas que se han repetido en Irak desde la invasión estadounidense de 2003.
Los yihadistas difundieron a través de la agencia Amaq fotos de su «mártir» identificado como Abu Sufyan al-Adani, un joven de Adén, natural del distrito de Mansoura. Las víctimas son jóvenes que se preparaban para formar parte de las fuerzas armadas leales al presidente Mansour Hadi y que cuentan con el respaldo de la coalición militar liderada por Arabia Saudí. El Gobierno español condenó ayer el atentado y pidió retomar las conversaciones de paz bajo los auspicios de la ONU.
Yemen es un país destrozado por las guerras internas y la intervención militar de Arabia Saudí y tanto Al-Qaida en la Península Arábiga (AQPA), como el EI, tratan de sacar el máximo partido de la situación. AQPA, calificada de «amenaza global» por EE UU, tiene mayor arraigo en el país, pero el EI ha dado los golpes más duros de los últimos años y su tarjeta de presentación fue un atentado en marzo del año pasado contra las mezquitas chiíes de Badr y Al-Hashoosh de Saná en los que asesinaron a más de 130 personas. Cuatro kamikazes se inmolaron en plena oración del viernes, cuando los templos estaban a rebosar. Un mensaje directo a la cúpula de los rebeldes hutíes. Las fuerzas gubernamentales han intentado avanzar hacia provincias del sur con presencia insurgente, pero la prioridad es hacer frente a la amenaza de los hutíes.
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