DAESH, Estado Islámico, ISIS… La hidra de las mil cabezas
Dicen que es el enemigo número uno de Occidente. Francia y Bélgica entre otros afirman que están en guerra contra el ISIS (Daesh). Tras los atentados de París, hace unos meses, el presidente francés François Hollande declaró enfáticamente: “Sabemos quiénes son”. Por supuesto: Francia, Inglaterra o los Estados Unidos conocen perfectamente su ideario, su forma de proceder y la identidad de los jefes más importantes. Son viejos conocidos, planifican algunas de sus acciones y hacen negocios juntos.
Los gobiernos occidentales han generado una imagen falsa a través de una “pirueta lingüística” al hablar de “Rebeldes moderados” y “Rebeldes malos”. Los medios de propaganda occidental los cobijan bajo el apelativo de “rebeldes” frente al gobierno sirio, denostado con el apelativo de “régimen”. Esta agenda de la confusión ha permitido al presidente francés, François Hollande, y a su ex ministro de Exteriores, Laurent Fabius, afirmar que “sólo el ejército islámico” debería ser golpeado; con ello excluían de los ataques al Frente Al-Nusra y otros grupos terroristas que han asesinado a miles de ciudadanos sirios.
Al-Qaeda, el Daesh y el Frente Al-Nusra
¿Cómo diferenciar a los distintos grupos terroristas? La multiplicidad es enorme: ISIS, Al-Qaeda en el Magreb Islámico, Hizb ur-Thir (HUT), el Grupo Combatiente Islámico Libio (GCIL), Ansar Al-Sharia, el grupo Escudo de Libia, la Brigada 17 de Febrero, el Ejército Sirio Libre (ELS)…. En muchos casos son franquicias de otros grupos terroristas más importantes como Al-Nusra o el Daesh. Incluso estas organizaciones mayores están relacionadas con otras; así el actual Estado Islámico o ISIS (Daesh por sus siglas en árabe) no es sino una escisión de Al-Qaeda.1 Esta gran organización terrorista está presente en Siria e Irak. Ha seguido financiándose básicamente con donaciones. La monarquía teocrática de Arabia Saudita ha sido el país más generoso. En las dos últimas décadas, ha gastado como mínimo ochenta y siete mil millones de dólares en promover su retrógrada visión del Islam. La implicación del gobierno saudí en acciones terroristas ha llegado al extremo de que el hijo del ex embajador de Arabia Saudí en Uzbekistán, Tariq Hassani, será condenado a largas penas de prisión después de confesar su implicación en la preparación de atentados en Londres.
Para completar el panorama la utilización de terminología anglosajona usada para definir a las diferentes organizaciones suele complicar aún más las cosas; así el Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL) o Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) son conocidos los dos en la terminología inglesa por IS (Estado Islámico), en castellano suelen coexistir las anteriores siglas con las del DAESH. Los grupos terroristas suelen preferir la expresión Estado Islámico, porque hace referencia a una unidad territorial; para los medios occidentales se utiliza más el DAESH.
La confusión en la que ha vivido la administración Obama, con posturas enfrentadas en el interior del gobierno, le empujó a potenciar a otros grupos, como el DAESH, en lugar de Al-Qaeda, que había perdido brillo como fuente de reclutamiento. Las nuevas organizaciones, con un dominio superior de las redes sociales y el marketing publicitario son mucho más atractivas. Este proceso no se improvisó, sino que requirió un período importante de maduración. El 10 de julio de 2009 se produjo la escisión de un grupo de Al-Qaeda que conduciría al nacimiento del Daesh. Su nacimiento oficial se produce en 2011.
Tanto el Daesh como el Frente Al-Nusra son las piezas clave de la actual situación en Siria e Irak. Herederos de otros grupos anteriores, como los Hermanos Musulmanes, aprovecharon las movilizaciones populares de las “primaveras árabes” para financiarse, organizarse y saltar a la luz pública. Muchos de estos grupos terroristas fueron creados antes del inicio de la crisis siria. A finales de la década de los 80 un líder salafista, Abu Musab al-Zarqaui, antiguo delincuente y contrabandista de drogas y ahora reconvertido al salafismo más radical, viaja a Afganistán para entrenarse con Osama ben Laden. Su intención declarada es crear un Califato en Jordania. Su rastro en forma de atentados con bomba se extiende desde Marruecos a Turquía. El conflicto en Irak es el caldo de cultivo ideal para incendiar el país y fraccionarlo. El personaje muere, los objetivos se mantienen. Le sucede Ayyub al-Masri, y a la muerte de éste en 2010 será Abu Bakr al-Bagdabi quien tome las riendas. La organización es finalmente expulsada de la red de Al-Qaeda en 2013. Un año antes, el 2 de enero de 2012, se había creado el Frente Al-Nusra. En 2015 ya controlaban grandes territorios en Siria e Irak.
El Daesh: su nacimiento, su financiación, su desarrollo
El nacimiento del Daesh tuvo el apoyo tácito de políticos y estrategas occidentales. La fotografía del senador republicano John McCain estrechando la mano del califa Ibrahim, máximo líder del Estado Islámico en aquel momento, no deja ninguna duda.
Su objetivo último es reinstaurar el modelo de los antiguos califatos medievales bajo la directriz del salafismo yihadista. Pretenden gobernar sobre todos los musulmanes. Los que profesen otras creencias son acusados de herejía y exterminados. Esto se aplica no sólo a musulmanes chiíes, sino a todos los seguidores de otras creencias.
Esta fantasmagórica organización controla, como hemos indicado, gran parte del territorio sirio e iraquí. Se ha convertido en el noveno productor del mundo de petróleo. Es una de sus grandes fuentes de financiación. Otra son los ingresos procedentes del narcotráfico. Los enormes beneficios producidos por la explotación de pozos petrolíferos ha convertido a este grupo en uno de los mayores compradores de armas de la coalición que dice bombardearlos.
Los gobiernos occidentales aseguran su financiación al permitir este tráfico ilícito, mientras que paralelamente sus fábricas de armamento realizan pingües negocios vendiendo armas a los grupos terroristas. Otras fuentes de ingresos han sido el robo a bancos: la conquista de Mosul y Nínive en Irak les supuso un botín de 430 millones de dólares. Posteriormente, la toma de Tikrit y Faluya aseguró la expropiación forzosa de 62 bancos privados y estatales. Otras líneas de recaudación son la venta de objetos arqueológicos y el tráfico de esclavos. en especial mujeres y niños.
El Daesh tuvo desde el inicio una vía fija de financiación que podríamos definir como tradicional: las donaciones privadas, especialmente las de Arabia Saudita, Qatar o Kuwait. Sin embargo, hubo desde el inicio otros benefactores poderosos: según el presidente ruso, Vladimir Putin, una cuarentena de Estados financian al grupo terrorista, “entre ellos varios países del G-20”.
Actualmente la fuente principal de financiación del Daesh es el contrabando de crudo proveniente de los campos petrolíferos que han podido ocupar en Siria e Irak. Con arreglo a datos anteriores al inicio del conflicto, la organización terrorista podría estar produciendo entre 1,5 y 2 millones de barriles diarios, ocupando, como hemos indicado, el noveno puesto en la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP). Según datos de la inteligencia estadounidense este tráfico ilegal generaría unos beneficios de 40 millones de dólares mensuales (480 millones al año).
Los ataques de la coalición encabezada por Estados Unidos no han influido significativamente en la reducción de la producción, puesto que no han afectado a la infraestructura petrolera del Daesh, algo inexplicable puesto que esas instalaciones no son pequeños objetivos de difícil localización. Su situación es bien conocida por los mandos militares. En octubre de 2015 el Financial Times, al analizar el método de venta del sistema organizado por el Estado Islámico, llegó a la conclusión de que no era nada diferente al funcionamiento de una gran compañía estatal. Es, sin duda, el grupo terrorista mejor financiado del mundo. Según la revista Forbes sus ingresos anuales superan los 2.000 millones de dólares, otros expertos hablan de 3.000. ¿Cómo es posible vender en el mercado internacional decenas de miles de barriles de petróleo diarios sin contar con el beneplácito de Occidente, los grandes consumidores? ¿Cómo es posible que la coalición liderada por Washington haya sido incapaz, en dos años, de detener este tráfico ilegal hacia puertos turcos, cuando la aviación rusa lo ha conseguido en pocas semanas?
La razón es simple: el portavoz del Departamento de Estado de EEUU Mark Toner manifestó en rueda de prensa (24 de marzo) que aunque buscaban derrotar al Daesh “no daba la bienvenida” a los esfuerzos del ejército sirio para reconquistar Palmira (la ciudad Patrimonio Mundial de la Humanidad, había caído en manos del Daesh en mayo del 2015).
Al mismo tiempo el diario francés Le Monde, en un trabajo de investigación que ha durado semanas, ha conseguido documentos que demuestran el conocimiento de la Inteligencia norteamericana del crecimiento del Ejército Islámico en Siria; pudo impedirlo en su momento pero no lo hizo. El diario francés va aún más lejos y apunta a una “relación oculta” entre la Inteligencia estadounidense y el Daesh.
La oposición siria, según el reportaje, informaba regularmente a EEUU de forma muy detallada. Los datos incluían movimientos de tropas, mapas, coordenadas, número de teléfonos móviles de los dirigentes, localización de arsenales, campos de entrenamiento, cuarteles y estados mayores, todo ello antes y después de la fecha oficial de inicio de la guerra aérea contra el grupo terrorista en 2014.
Las tropas del Daesh que ocuparon Palmira en mayo del 2015 marcharon en largos convoyes de kms de longitud a plena luz del día. A pesar de la información de la oposición siria EEUU no atacó estas columnas, como no lo hizo con los camiones cargados de petróleo que contrabandeaban con Turquía.
El nacimiento del Daesh
Fue el diario israelí Maariv (agosto del 2014) uno de los primeros medios de comunicación en denunciar las relaciones con el ejército israelí y la Seguridad General de Inteligencia (Shabak) y como, a partir de esta colaboración, se crean los primeros grupos takfires2 en Oriente Medio, especialmente en la región del Kurdistán iraquí, que se convirtieron en la columna vertebral del Daesh. Posteriormente se hicieron eco de la noticia otros medios, como la televisiónFrance 24. También lo sostiene Edward Snowden. Para el ex contratista del Pentágono, el Daesh nació del esfuerzo conjunto de las agencias de seguridad de Estados Unidos, Reino Unido e Israel. Todavía más, el portal norteamericano Veterans Today sostiene que el líder de Daesh (Ibrahim al-Samarrai alias Abu Bakr al-Baghdadi) es, en realidad, un judío entrenado por Tel Aviv; según estos informes su nombre real es Elliot Shimon, nacido de padres judíos y agente del Mossad. Lo que explicaría por qué Nir Ben Artzi, uno de los rabinos más reconocidos de Israel, escribió en enero del 2014 que Daesh es un aliado de Tel Aviv y que su presencia ayudaría a los israelíes a alcanzar sus objetivos en Oriente Medio.
El principal objetivo de la creación del Daesh es remodelar todo Oriente Medio y cambiar la geopolítica de la región. De hecho, se plantea modificar el Acuerdo Sykes-Picot firmado entre el Reino Unido y Francia el 16 de mayo de 1916, que preveía la fragmentación del imperio otomano en otras entidades menores. Israel se siente cercado por tres enemigos: Hamas, Hezbolá y Siria. La aparición del Daesh debería fragmentar el Líbano, Siria e Irak, creando entidades más pequeñas que pudieran ser fácilmente controladas, beneficiando los intereses israelitas. El objetivo final sería así la destrucción de estos países, la toma de control por Tel Aviv y cumplir el sueño sionista de construir el “Gran Israel”
¿De dónde procede el armamento del Daesh?
Es cuando menos sorprendente la facilidad de esta organización para dotarse de armamento nuevo y sofisticado. Según narra el diario inglés The Telegraph el 8 de marzo del 2013, y tras el asesinato del líder libio Muamar el Gadafi (octubre de 2011), se decidió organizar un enorme envío de armas hacia Siria. Se utilizaron 160 vuelos de aviones de carga militares con matrícula jordana, saudí y catarí que aterrizaron en el aeropuerto Esemboga, cerca de Ankara. En total, 3.000 Tm de material militar, proveniente la mayor parte de los arsenales libios. Posteriormente, y según los documentos hechos públicos por la Red Voltaire, en septiembre del 2015, justo antes de la intervención rusa, Qatar compró armamento antiaéreo a Ucrania destinado al Estado islámico. Las mismas fuentes afirman que la operación fue bendecida por la embajada de Estados Unidos en Doha. Esas armas transitaron por Bulgaria y Turquía, desde donde fueron enviadas al frente sirio aunque, teóricamente, todos estos países luchan contra el Estado islámico.
El Daesh precisa de este armamento para enfrentarse a la acción de los bombarderos rusos que han destruido gran parte de su infraestructura militar.
El frente Al-Nusra
El Frente Al-Nusra depende más de la ayuda exterior, aunque también se financia con la venta del petróleo y gas, especialmente de los pozos de la región de Deir al-Zur (controla unos 350 pozos).
Los salafíes kuwaitíes son sus principales benefactores. La caridad recogida en mezquitas y las redes sociales es otra fuente de financiación. Arabia Saudí y Qatar proporcionan armamento, Turquía apoyo logístico.
Al ampliar la dimensión de sus actividades han aumentado sus necesidades, así que recurrió a la venta de harina, pan y combustible en diferentes ciudades sirias, especialmente en Alepo.
Los salafíes kuwaitíes son sus principales benefactores. La caridad recogida en mezquitas y las redes sociales es otra fuente de financiación. Arabia Saudí y Qatar proporcionan armamento, Turquía apoyo logístico.
Al ampliar la dimensión de sus actividades han aumentado sus necesidades, así que recurrió a la venta de harina, pan y combustible en diferentes ciudades sirias, especialmente en Alepo.
Sin duda el crecimiento de estos grupos en Siria está directamente relacionado con sus recursos económicos. La ayuda financiera y logística explica la formación de múltiples grupúsculos bajo el control de las dos organizaciones terroristas: Al-Nusra y Daesh. Sólo así se explica su expansión hacia África y Oriente Medio. Precisamente esta capacidad económica es la que permite crear un ideario ficticio pero de gran impacto mediático por la calidad de sus contenidos. Se asegura así un reclutamiento efectivo de nuevos miembros, miles de ellos ciudadanos europeos en paro que se han incorporado a la guerra en Siria. Los retornados, algunos con grandes conocimientos en demolición y uso de explosivos, son una amenaza real para la ciudadanía europea. Según informes del M16, la agencia de espionaje británica, el Daesh invierte enormes sumas de dinero para conseguir que jóvenes europeos se introduzcan en esta secta. Es una estrategia que está dando resultados, puesto que ha conseguido que se incorporen a las dos organizaciones jóvenes de 52 países diferentes.
La responsabilidad europea
La matanza en Bruselas el 22 de Marzo nos devuelve a la hora más oscura de Europa. De nuevo los dirigentes políticos sólo encuentran soluciones limitando más y más las libertades públicas. La presencia permanente en las calles de miles de soldados en París o Bruselas no ha evitado lo peor. Las interrogantes se acumulan: ¿Cómo son posibles estos atentados en ciudades que son centro de la política comunitaria y sede de la OTAN, donde los niveles de seguridad son muy superiores a los ya extraordinarios en París? ¿Han fracasado los servicios de seguridad?
Desgraciadamente los atentados en Bruselas son uno más, y no el último, de una larga serie de masacres similares. La ciudadanía europea suele olvidar que la intervención occidental en países como Libia y Siria ha hecho de estas masacres algo diario, cotidiano en estos países. Y todo ello con la complicidad, entre otros, de algunos gobiernos occidentales (Francia, EEUU) que han reconocido haber entregado armas a los “rebeldes moderados” en Siria. ¿Cómo se controla el uso de estas armas en el campo de batalla? La Unión Europea muestra una y otra vez sus miserias, de poco sirven los llamamientos del Parlamento Europeo o la ONU a favor de un embargo de armas contra Arabia Saudita. Los representantes de las fábricas de armas, sentados en los sillones de los Consejos de Ministros y el Parlamento Europeo, no están dispuestos a perder las enormes ganancias que les proporciona la guerra en Oriente Medio.
La UE, atenazada por el miedo a los refugiados, ha suscrito un acuerdo con Turquía, país que apoya decididamente a los grupos terroristas que actúan en Siria e Iraq: Ankara obtendrá más de 3.000 millones de euros sin ningún tipo de control interno o externo. ¿Cómo será empleado este dinero? La UE hace oídos sordos a una realidad evidente: Turquía envía terroristas hacia Europa. El 11 de enero del 2015 lo denunciaba el rey Jordano Abdalá II. Hablando en Washington delante de una comisión del Senado norteamericano, afirmó con rotundidad: “El hecho de que los terroristas vayan a Europa es parte de la política turca”.
Europa sigue siendo miope. Una política con cierta coherencia debería apoyar a las fuerzas que luchan contra los terroristas sobre el terreno; los gobiernos europeos le deben mucho al Ejército y gobierno de Siria, así como a sus aliados: Hezbolá, el ejército libanés y, especialmente, a Irán y Rusia. Si no hubiera sido por todos ellos, la ciudadanía europea se vería aún más sometida a una agresión terrorista, aún más intensa.
No es el caso. La mediocridad, la cortedad de miras, los intereses de las grandes compañías petrolíferas y de armamento, así como la dependencia de los gobiernos europeos del Gran Hermano estadounidense imposibilita este reconocimiento que permitiría una coordinación política, social y militar que fuera capaz de alejar las sombras del terror de la faz de Europa.
El monstruo que Occidente ha ayudado a crear se ha vuelto contra los que lo alimentaron, pero sus creadores (los grupos dirigentes, las castas político–militares que le han permitido crecer) se sienten a salvo. Los muertos siempre los ponen otros, los trabajadores y las gentes sencillas.
Notas
- Esta organización se había financiado vía donación benéfica y “ayuda humanitaria”. Sus benefactores procedían en gran parte de Arabia Saudita, las donaciones “caritativas” servían de fachada para financiar a los grupos terroristas. Algunas de estas fundaciones fueron declaradas como grupos terroristas por Washington en 2005, en ese momento ingresaban entre 45 y 50 millones de dólares mensuales.
- Estos grupos son los más radicales e intolerantes del Islam sunnita.
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