Los ocho terroristas del IS que sembraron el terror en Sri Lanka
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El Estado Islámico intentó este martes despejar cualquier duda sobre su implicación directa en los ataques en Sri Lankadivulgando la prueba de los ocho supuestos "soldados" de la organización implicados en la masacre. En el vídeo de un minuto de duración divulgado por su agencia de noticias Al Amaq, los terroristas rinden lealtad al califa Abu Bakr al Bagdadi. Un juramento que siete de ellos efectúan con el rostro cubierto por pañuelos negros.
El octavo en liza, enfundado en la misma túnica negra, muestra la cara y empuña un rifle. Fuentes del Gobierno de Sri Lanka le han identificado ya como Zahran Hashim, -conocido también como Abu Obaida- un clérigo radical al que se apunta como fundador del grupo yihadista local National Thowheed Jamaath (NTJ) y que sería el cabecilla y principal urdidor de la acción terrorista. "Es el cerebro de estos ataques", indicó Azath Salley, gobernador de la provincia occidental de Sri Lanka. "Es el tipo que les proporciona la ideología y que cuando habla, convence", reconoció en una entrevista a la CNN.
Hashim, al que primer ministro Ranil Wickremesinghe apuntó como uno de los suicidas, estaba en el radar de la inteligencia desde hace al menos dos años. Su nombre aparece, por ejemplo, en un informe de la policía local fechado el 11 de abril al que ha tenido acceso la televisión estadounidense. Fuentes gubernamentales precisan que el grupo tendría entre 100 y 150 militantes y habría inaugurado sus ataques asaltando estatuas budistas.
Los fotogramas de la reunión están acompañados, además, por la publicación de los nombres de guerra de siete de los ocho supuestos suicidas (el Gobierno considera que fueron nueve los terroristas) involucrados en la oleada de atentados que sacudieron Colombo el Domingo de Pascua segando 359 vidas. "Abu Obaida, Abu Mujtar, Abu Jalil, Abu Hamza, Abu Baraa, Abu Mohamed y Abu Abdalá", detalla un comunicado firmado por el grupo yihadista. En un mensaje paralelo, el IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) también distribuye una instantánea del comando posando con la enseña negra del grupo como fondo.
Entre los detalles proporcionados, también figuran las localizaciones en las que atentó cada uno de ellos. Un volumen de información con el que los secuaces de Al Bagdadi quieren evitar dudas. "El IS ha demostrado con firmeza que los ataques fueron una muestra de apoyo al grupo", reconoce a EL MUNDO Michael S. Smith, analista experto en terrorismo de la universidad estadounidense Johns Hopkins.
La aparición del vídeo es un golpe a los servicios de inteligencia de todo el mundo. La sucesión de derrotas militares que el movimiento ha sumado en Siria e Irak, sus lugares de origen, no ha reducido su habilidad para lograr adhesiones en su red de sucursales internacional. "A pesar de haber perdido la capacidad de usar su control territorial como una herramienta para inspirar confianza, el grupo es capaz de seguir persuadiendo a gente de que son merecedores de su respaldo", subraya Smith.
Y este ejercicio de seducción, ajeno al colapso del califato y el poder de la propaganda que durante el último lustro ha vendido las bondades de efectuar la hégira (emigración) a su territorio, incluye el apoyo proporcionado para perpetrar ataques matanzas como la de Sri Lanka. "La coalición internacional aún tiene mucho trabajo por hacer para reducir la capacidad del Estado Islámico y su amenaza a la seguridad mundial", admite el académico.
Horas antes de que el vídeo corriera como la pólvora por los canales usados por los yihadistas, el grupo reivindicó su autoría a través de un escueto comunicado de Al Amaq en el que, citando fuentes de seguridad de la organización, se consideraba a los suicidas como "combatientes del Estado Islámico". "Los causantes del ataque que tuvo como blanco ciudadanos de los gobiernos de la coalición [en alusión a la alianza que ha bombardeado desde 2014 sus posiciones en Siria e Irak] y los cristianos de Sri Lanka hace dos días son combatientes del IS", rezaba la nota.
La profusión de testimonios y datos para confirmar su implicación -que será combustible para otros acólitos y sus ataques- deja algunos interrogantes como la tardanza en publicar las evidencias, una demora poco habitual para la maquinaria propagandista del IS.
La telaraña de grupos satélite del IS en Asia -especialmente en Filipinas e Indonesia- es una parte muy activa del entramado que Al Bagdadi construyó con el viento a favor de las victorias que en 2014 consolidaron su califato. Hace dos años Sri Lanka reconoció vagamente que "decenas" de militantes habían regresado a casa desde Siria y a finales del pasado enero las autoridades localizaron un supuesto campo de entrenamiento en la costa oeste del país.
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