Sri Lanka detecta a 130 sospechosos vinculados al Estado Islámico
El Gobierno esrilanqués aumenta las medidas de seguridad en Colombo ante la sospecha de más ataques
El presidente del país pide a los musulmanes que recen en sus casas en vez de asistir a las mezquitas por cuestiones de seguridad
Sri Lanka teme más atentados. El presidente del país, Maithripala Sirisena, afirmó que han detectado la presencia en la isla de entre 130 y 140 personas sospechosas de tener vínculos con el grupo yihadista Estado Islámico, y añadió que han arrestado a 70 de ellos y los restantes serán detenidos “muy pronto”.
“Voy a extirpar al EI de Sri Lanka, nuestra Policía y fuerzas de seguridad son capaces de lograrlo”, aseveró, al tiempo que anunció que la nación isleña aceptará ayuda de otros países para luchar contra el grupo yihadista.
Voy a extirpar al EI de Sri Lanka, nuestra Policía y fuerzas de seguridad son capaces de lograrlo”
Las autoridades también han confirmado que el presunto autor intelectual de los atentados suicidas el domingo de Pascua, que mataron a al menos 250 personas e herieron a otras 500, murió en el Hotel Shangri-La en Colombo. Se trata de Mohamed Zahran Hashim , el líder de National Towheed Jamaat (NTJ), grupo extremista a quien el Gobierno responsabilizó de inmediato de la masacre, y se cree que era el único con el rostro descubierto de los ocho combatientes que aparecían en el vídeo difundido por Estados Islámico en el que se atribuían la autoría.
Zahran, conocido por sus discursos extremistas en las redes sociales, se inmoló en el hotel de lujo junto con otro atacante, un tal lham Ibrahim, uno de los hijos de un rico empresario del país, según informó el presidente Sirisena en una comparecencia de prensa.
Los atacantes recibieron entrenamiento militar por un grupo que se hacía llamar “Ejército Mohideen”, y que el entrenamiento con armas había tenido lugar en el extranjero y en algunos lugares de la provincia oriental de Sri Lanka, según revela la investigación.
La policía también reveló que los atacantes habían entrenado en un gimnasio local y jugaban al fútbol con sus auténticos documentos de identidad nacionales. Además, los vehículos empleados en el ataque fueron comprados en un concesionario de automóviles en Kadawatha, un suburbio de Colombo, la capital.
Los atacantes recibieron entrenamiento militar por un grupo que se hacía llamar “Ejército Mohideen”
En cuanto a las responsabilidades por la inacción ante la información de inteligencia compartida con las autoridades esrilanquesas sobre un posible ataque, el presidente prometió medidas contra los oficiales que cometieron negligencia y prometió una “completa” reestructuración de los órganos de seguridad. Empezando por el jefe de la policía, que ha dimitido recientemente.
El mandatario advirtió de una estrecha relación entre el extremismo y el tráfico de drogas, una lacra contra la que su Gobierno ha tomado varias medidas controvertidas en los últimos meses.
Mientras se conocían más detalles sobre la investigación, el Gobierno aumentó las medidas de seguridad en las calles de la capital del país por la sospecha de que se produzcan más ataques. Asimismo, pidió a los musulmanes que este viernes –día de su importante oración semanal– se quedaran en casa para su seguridad.
La embajada de Estados Unidos hizo una advertencia similar a estadounidenses que residen en el país, al pedirles que eviten los centros de culto este fin de semana. Por su parte, el ministerio de Asuntos Exteriores de Australia advirtió a los viajeros australianos en un comunicado de la probabilidad de que se produzcan nuevos atentados en Sri Lanka.
El jefe de la policía ha dimitido
La serie de ataques ocurridos el domingo casi simultáneamente en tres hoteles de lujo y tres iglesias en Colombo y otras ciudades del país, fueron cometidos por al menos nueve suicidas cargados de potentes explosivos. Horas después, una séptima detonación tuvo lugar en un pequeño hotel situado a una decena de kilómetros al sur de la capital, y la última en un complejo residencial, también en Colombo.
Las autoridades redujeron ayer a 253 el número de muertos en la serie de atentados, unos cien menos de los reportados previamente, un descenso que explicaron por la dificultad de contabilizar los miembros amputados.
En Sri Lanka la población cristiana representa el 7,4 %, mientras que los budistas son el 70,2%, los hinduistas el 12,6 % y los musulmanes el 9,7 %, según datos del censo de 2011.
Las tensiones interreligiosas en la isla han sido comunes en el pasado, con incluso choques comunales y la declaración del estado de emergencia en el país para controlar la violencia.
Sin embargo, atentados de esta magnitud no habían tenido lugar en Sri Lanka desde la guerra civil entre la guerrilla tamil y el Gobierno, un conflicto que duró 26 años y finalizó en 2009, y que causó, según datos de la ONU, más de 40.000 civiles muertos.
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