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miércoles, 5 de julio de 2023

La resistencia de Cisjordania se vincula a la sociedad civil, lo que genera confianza pública

 

La resistencia de Cisjordania se vincula a la sociedad civil, lo que genera confianza pública

En su artículo exclusivo para Al Mayadeen English, el autor señaló que los grupos de resistencia en Cisjordania trataron de ganarse la confianza del público mediante actos de caridad, desfiles públicos y la creación de vínculos clave entre familias, todo lo cual aumenta su prestigio y ayuda a explicar por qué los palestinos de los territorios ocupados les apoyan de forma abrumadora.

  • Mientras Estados Unidos e
    Mientras Estados Unidos e "Israel" presionan a la Autoridad Palestina para que acabe con las fuerzas de resistencia de Cisjordania, es imperativo que la reputación de los grupos armados siga siendo alta.

Los grupos armados recién formados dentro de Cisjordania -desde las Brigadas de Yenín, que se crearon en septiembre de 2021, hasta el grupo de la Guarida de los Leones, que anunció su existencia en septiembre de 2022- han crecido significativamente en el último año, no sólo en número de miembros, sino también en apoyo público. Según una fuente cercana a las Brigadas de la Guarida de los Leones y de Yenín, su éxito se ha debido a su arraigo en las comunidades en las que viven.

El resurgimiento de las fuerzas de resistencia de Cisjordania es quizá el acontecimiento más importante del movimiento nacional palestino en la última década. La razón por la que los grupos armados recién formados tienen tanta importancia se debe a su capacidad de abrir ahora un nuevo frente contra el enemigo sionista, que había sido esencialmente eliminado del campo al final de la Segunda Intifada a principios de la década de 2000. 

Tanto la administración estadounidense de Biden como la propia entidad sionista reconocen los riesgos que entraña la aparición de un frente de resistencia armada fuerte y unido en Cisjordania. El 31 de marzo de 2022, los israelíes lanzaron la "Operación Rompe la Ola", que se saldó con innumerables masacres en las comunidades palestinas de Cisjordania, pero que no ha logrado hacer mella en el auge de los grupos armados recién formados. A raíz de esto, a principios de este año el gobierno estadounidense comenzó a implicarse fuertemente en la lucha para contrarrestar la resistencia de Cisjordania.

En lo que va de año se han celebrado dos conferencias de seguridad de alto nivel, una en la ciudad jordana de Aqaba y otra en la egipcia de Sharm el-Sheikh. Las conferencias de seguridad fueron organizadas por la administración Biden y reunieron a delegaciones de la entidad sionista, la Autoridad Palestina (AP), Estados Unidos, Jordania y Egipto. El plan estadounidense ha consistido en proponer públicamente un compromiso entre la AP e "Israel", pero en realidad pretende que la AP utilice sus fuerzas de seguridad para reprimir y disolver a los grupos de resistencia en Cisjordania. El complot estadounidense, conocido ahora como el "plan Fenzel", fue redactado por el Coordinador de Seguridad estadounidense Michael Fenzel, que pretendía convencer a la AP de que creara un grupo especial para perseguir a los combatientes de la resistencia, coordinándose al mismo tiempo con la entidad sionista.

La sociedad civil como columna vertebral de los grupos de resistencia armada 

Históricamente, el movimiento nacional palestino ha utilizado durante mucho tiempo a la población de Palestina como columna vertebral. Cuando Egipto creó el Gobierno de Toda Palestina en 1948 -destinado inicialmente a gobernar la Franja de Gaza-, este modelo no tuvo éxito y se desintegró rápidamente, a pesar de recibir el reconocimiento de la Liga Árabe y de estar presidido por el antiguo Gran Muftí de Al Quds, Hajj Amin al-Husseini. El pueblo palestino estaba gravemente herido, no sólo por la limpieza étnica que sufrieron unos 800.000 de ellos entre 1947 y 1929, sino también por la represión masiva y las masacres sufridas bajo las autoridades del Mandato Británico entre 1936 y 1929, durante la Revuelta Árabe. A pesar de la aparición del Movimiento Nacionalista Árabe (MNA) en 1951 y, más tarde, del Partido Fatah en 1959, los palestinos tardarían algún tiempo en reagruparse, un proceso que estuvo dirigido en gran medida desde la diáspora.

Cuando empezó a cobrar fuerza el movimiento nacional palestino, concretamente en la década de 1960 y culminando con el establecimiento de una base de operaciones en el Reino de Jordania por parte de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), utilizó muchas tácticas que ya se practicaban en los años de la revuelta árabe de la década de 1930. Los símbolos nacionales, la conexión del pueblo con los fellaheen (trabajadores agrícolas árabes tradicionales), la lengua árabe, el arte y otros fuertes indicadores de una identidad compartida se utilizaron desde el principio como medio de conectar a las masas de palestinos.

También empezó a hacerse evidente que el apoyo a la sociedad civil, a las familias y a los líderes comunitarios destacados era primordial para construir un movimiento de resistencia fuerte. Un factor que contribuyó en gran medida a los éxitos del difunto líder palestino Yasser Arafat, que dirigía la OLP, se basó en su capacidad para establecer y mantener un orden neopatrimonial mediante el cual controlaba esencialmente el movimiento de resistencia a través de medios financieros sobre los que ejercía una supervisión directa. Sin embargo, más recientemente, el partido Hamás ha ejemplificado lo importante que es conectar con la sociedad civil, a nivel de base, para tener éxito.

La precursora de Hamás, la Jam'iyyah Islamiyyah, durante la década de 1980, se arraigó construyendo lo que hoy se conoce como la sociedad civil islámica en Palestina. La organización Hamás, que nació en 1987, invirtió en todo tipo de actividades, desde mezquitas hasta hospitales, orfanatos y organizaciones benéficas que atienden a los pobres. Una amplia investigación realizada sobre el sector de la sociedad civil islámica por la académica de Harvard Sara Roy expone la profesionalidad y funcionalidad de dicha labor en estos campos. Esta labor proporcionó a la organización Hamás una columna vertebral que le permitió prosperar en términos de apoyo popular.

Los grupos armados de Cisjordania comprenden la necesidad de la caridad y la confianza

Mientras el gobierno de Estados Unidos, junto con "Israel", se esfuerzan por presionar a la Autoridad Palestina para que acabe con las fuerzas de resistencia de Cisjordania, es imprescindible que la reputación de los grupos armados entre la población local, en torno a la cual se asientan los grupos, siga siendo alta.

Una de las herramientas potenciales que podrían utilizarse para deslegitimar a los grupos de resistencia del norte de Cisjordania son los medios de comunicación. Mediante la difusión de propaganda sobre los grupos de resistencia, intentando pintarlos como delincuentes comunes y gángsters, los actores de mala fe podrían trabajar para fomentar la oposición de la calle palestina. Sin embargo, estas tácticas, que se han intentado a pequeña escala, no han logrado hasta ahora convencer a la población de esta perspectiva.

Según una fuente que vive en el campo de refugiados de Yenín y mantiene estrechas relaciones con los combatientes de las Brigadas de Yenín, la resistencia "se ha erigido en defensora e hija de las zonas" en las que operan los distintos grupos. Uno de los medios para aumentar el apoyo popular es la celebración de mítines, exhibiciones públicas con la presencia de las fuerzas de la resistencia y mediante donaciones a las familias de los mártires del campo de refugiados de Yenín. Además, se entregarán regalos y pancartas honoríficas a las familias que han perdido a seres queridos. Los combatientes también prepararán comida para la gente, lo que ocurrió especialmente durante el Ramadán de este año. "Todos somos las Brigadas de Yenín, ésta es nuestra mentalidad, todos aquí formamos parte de ella, no sólo los que llevan armas", dijo la fuente.

Del mismo modo, el grupo Lions' Den supuestamente entregó 200 dólares estadounidenses a cada padre de un mártir en la Ciudad Vieja de Naplusa durante su primer desfile, según una fuente de Naplusa. La misma fuente, que no quiso dar su nombre por motivos de seguridad, afirmó que era su forma de demostrar que Lions' Den no era un grupo de pobres y que tenían cierta riqueza. Era una forma no sólo de respetar a los mártires, sino de mostrar a la gente de Nablus que elegían el camino de la resistencia por razones morales y no por dinero, explicó la fuente. El hecho de que el grupo tuviera su sede en la Ciudad Vieja de Naplusa, donde la mayoría de la gente es pobre, dio pie a que al principio se especulara sobre si el grupo era auténtico o no.

Durante el Ramadán, los combatientes de la Guarida de los Leones llegaron a preparar comidas de Iftar para los habitantes de la Ciudad Vieja, entreteniendo también a los niños y uniendo a la comunidad en torno al grupo. Este tipo de trabajo ha sido fundamental para generar confianza. Este apoyo popular quedó demostrado el 8 de abril, cuando el grupo ejecutó a un informante que había colaborado con el régimen sionista y que admitió en una grabación haber facilitado a los israelíes información que condujo al asesinato de comandantes de la Guarida de los Leones. Incluso la familia del espía fallecido, Zuhair Relit, de 23 años, apoyó a la Guarida de los Leones en una declaración pública que hicieron pública en aquel momento. 

Un tema clave en todos los grupos armados, ya tengan su base en Naplusa, Yenín, Tulkarm o Ariha, es que todos dejan explícitamente claro que luchan para liberar a sus comunidades. Un elemento interesante, en el que rara vez se hace hincapié, es que los grupos de resistencia pueden estar alineados con las brigadas Al-Qassam de Hamás, las brigadas Quds de la PIJ, las Brigadas de los Mártires de Al-Aqsa, no oficiales y afiliadas al partido Fatah, u otras, pero los grupos no responden directamente a las alas políticas de estas organizaciones. En la Franja de Gaza, los grupos de resistencia sí están bajo el control directo y se coordinan con las alas políticas de sus partidos o movimientos, pero en Cisjordania la comunicación es mucho más limitada. Esto ha hecho que el faccionalismo sea casi inexistente entre las formaciones armadas de allí.

Los principales retos son las divisiones entre partidos y las disputas con algunos miembros de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina. No están apareciendo las tradicionales escisiones entre Hamás, la YIP, el FPLP y Al Fatah. Incluso las fuerzas de la milicia Tanzeem de Al Fatah, leales al presidente de la AP, Mahmud Abbas, han sido capaces en algunas zonas de mantenerse al margen de cualquier tipo de disputas y, en otros casos, de ayudar a los grupos de resistencia. La unidad que se observa entre el pueblo palestino y los grupos armados es lo que los hace fuertes, y es crucial trabajar para fomentar la confianza entre los grupos y el pueblo. Hay algunas comunidades que pueden temer acoger a un grupo de resistencia y preferir que opere en otras zonas por miedo a las brutales incursiones israelíes que se producirán como consecuencia de ello. Si se quiere convencer a estas personas de que apoyen a los grupos armados en sus zonas, necesitan actividades de creación de confianza para demostrar que el riesgo merece la pena.

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