La desunión de los musulmanes posibilita que Israel desposea a los palestinos y que EE.UU. invada Iraq
Los musulmanes contra sí mismos
Paul Craig Roberts
Global Research,
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
La desunión musulmana posibilita que Israel despoje a los palestinos, que EE.UU. invada Iraq, y que EE.UU. controle gran parte de la región mediante títeres. Por ejemplo, a cambio de sus fieles servicios, Egipto recibe 1.500 millones de dólares al año de Washington, lo que permite que el presidente Mubarak soborne a la oposición. La oposición prefirió recibir el dinero que apoyar a los palestinos. Por lo tanto, Egipto coopera con Israel y EE.UU. en el bloqueo de Gaza.
Otro factor es la disposición de algunos musulmanes a traicionar a los suyos por dólares estadounidenses. No es porque lo diga yo. Escuche al neoconservador Kenneth Timmerman, jefe de la Fundación por la Democracia, que se describe como “una organización privada, sin fines de lucro establecida en 1995 con fondos de la Fundación Nacional por la Democracia (NED, por sus siglas en inglés) para promover la democracia y estándares de derechos humanos internacionalmente reconocidos en Irán.”
Ahora ya sabemos lo que eso significa. Significa que EE.UU. financia una “revolución de color” o de “terciopelo” a fin de colocar en el poder a su títere. Justo antes de la repentina aparición de una “revolución verde” en Teherán, preparada para protestar contra una elección, Timmerman escribió que “NED ha gastado millones de dólares durante la última década promoviendo revoluciones de ‘color’ en sitios como Ucrania y Serbia, entrenando a trabajadores políticos en comunicaciones modernas y técnicas de organización. Parece que parte de ese dinero llegó a manos de los grupos pro-Musavi, que tienen vínculos con organizaciones no-gubernamentales fuera de Irán financiadas por NED.” De modo que, según el neoconservador Timmerman, financiado por la Fundación Nacional por la Democracia, fue dinero estadounidense el que financió las protestas de Musavi de que
Ahmadineyad robó la elección iraní.
Durante el régimen del presidente George W. Bush fue de público conocimiento que se utiliza dinero estadounidense para comprar iraníes a fin de que trabajen contra su propio país.
Washington Post, un periódico que simpatiza con el objetivo de hegemonía de EE.UU. y de guerra contra Irán, informó en 2007 de que Bush autorizó el gasto de más de 400 millones de dólares para actividades que incluían “el apoyo a grupos rebeldes opuestos a los clérigos que gobiernan el país.”
Esto convierte al gobierno de EE.UU. en un “Estado patrocinador del terrorismo.” Para confirmarlo, uno de los agentes pagados por EE.UU., que realizaba operaciones de terror en Irán, ha traicionado a sus partidarios terroristas en Washington. Abdulmalek Rigi, jefe del grupo separatista baluchi responsable de varios ataques, fue recientemente arrestado por los iraníes. Rigi admitió que los estadounidenses en Washington le prometieron ayuda militar ilimitada y financiamiento para realizar una insurgencia contra la República Islámica de Irán. (Lea su confesión [en inglés] en http://www.informationclearinghouse.info/article24868.ht)
Es posible que haya sido torturado para que confiese. Es el modo de ser estadounidense. Si el “fanal del mundo,” los indispensables,” y la “ciudad luminosa sobre el monte” tortura gente, tal vez los iraníes también lo hagan. El hermano menor de Rigi, que está en el corredor de la muerte en Irán, ha dicho que EE.UU. suministró fondos directamente al grupo separatista e incluso ordenó ataques terroristas específicos dentro de Irán (vea [en inglés] Antiwar.com, 23 de febrero de 2010 y también http://news.antiwar.com/2009/08/25/top-jundallah-figure-says-us-ordered-attacks y http://www.informationclearinghouse.info/article24868.htm).
EE.UU. y sus títeres de la OTAN han estado matando a mujeres, niños, y ancianos de las aldeas en Afganistán desde el 7 de octubre de 2001, desde que se lanzó su invasión militar “Operación Libertad Duradera,” un título verdaderamente orwelliano para una guerra de agresión que sirve sus propios intereses. El presidente títere, Hamid Karzai, instalado por EE.UU., está comprado y es pagado con dólares estadounidenses.
El dinero que Washington da a Karzai financia la corrupción que lo apoya. La corrupción de Karzai y su traición contra el pueblo afgano alienta a los talibanes a seguir combatiendo para lograr un gobierno que sirva a los afganos en lugar de Washington DC, http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2010/02/24/AR2010022404914.html?wprss=rss_world
Si el títere Karzai no vendiera a los afganos a Washington, EE.UU. ya hubiera sido expulsado del país. Mientras Karzai paga a afganos con dinero estadounidense para combatir a afganos por cuenta de EE.UU., la guerra sigue adelante hacia su noveno año.
Feministas, liberales, e ingenuos patrioteros estadounidenses dirán que lo que escribo aquí es basura, que los estadounidenses están en Afganistán para asegurar los derechos de las mujeres y el control de la natalidad de las mujeres afganas y llevar la libertad, la democracia y el progreso a Afganistán, incluso si significa arrasar cada aldea, ciudad y casa en el país. Nosotros, “los indispensables” sólo estamos allí para hacer el bien, porque nos interesa tanto el pueblo afgano que vive en un país que la mayoría de los estadounidenses no puede encontrar en el mapa.
Mientras esa colección de ingenuos despotrica sobre cómo EE.UU. “salva” a los afganos de lo que sea, la Casa Blanca y el Congreso conspiran contra el pueblo estadounidense para reducir 500.000 millones de dólares de Medicare para entregar el dinero a compañías privadas de seguros. Las prestaciones por desempleo están a punto de terminar para millones de estadounidenses, cuyos puestos de trabajo han sido exportados a fin de que los ricos sean aún más ricos. El viernes 26 de febrero el Senado de EE.UU. no extendió las prestaciones por desempleo. Un solo senador republicano, Jim Bunning de Kentucky, pudo bloquear la ley porque costaría unos insignificantes 10.000 millones de dólares y “aumentaría el déficit presupuestario.”
Bunning, “responsable fiscalmente”, apoya cheques en blanco para guerras de agresión (crímenes de guerra según el estándar de Nuremberg) y pagos a los bancos de inversión por haber arruinado los planes de jubilación de la mayoría de los estadounidenses. Bunning envía la cuenta a los estadounidenses no organizados y no representados, cuyos puestos de trabajo han sido robados por su exportación corporativa y cuyas jubilaciones han sido robadas por la interminable codicia de los bancos de inversión de Wall Street.
¿Qué demente cree que el gobierno de EE.UU., totalmente indiferente a la suerte de sus propios ciudadanos, se preocupe tanto por Afganistán que gasta sangre y dinero para llevar “progreso” y “derechos de la mujer” a un país que está a medio mundo de distancia, mientras arruina a sus propios ciudadanos?
A pedido de Washington, el gobierno de Pakistán lanza la guerra contra su propio pueblo, matando a muchos y obligando a otros a huir de sus casas y tierras. La guerra del gobierno paquistaní contra sus propios ciudadanos ha causado el aumento de los gastos militares, provocando un profundo déficit presupuestario. El secretario adjunto del tesoro de EE.UU., Neal Wolin, ordenó al gobierno paquistaní que aumentara los impuestos para financiar la guerra contra su propio pueblo.
http://news.antiwar.com/2010/02/12/us-treasury-dept-presses-pakistan-to-raise-taxes
El gobernante títere, Asif Ali Zardari, cumplió con las órdenes de su amo estadounidense. Zardari impuso un impuesto al valor agregado de base amplia sobre virtualmente todos los bienes y la mayoría de los servicios en Pakistán. Por lo tanto, se obliga a los paquistaníes a financiar una guerra contra ellos mismos.
La “guerra del uranio” en Iraq ha durado 7 años en lugar de las 6 semanas prometidas, y la violencia sigue causando la muerte y la mutilación de iraquíes casi cada día. El motivo por el que los estadounidenses se mantienen en Iraq es porque los iraquíes se odian los unos a los otros más de lo que odian al invasor. La mayor parte de la violencia en la “guerra de Iraq” fue cometida entre suníes iraquíes y chiíes iraquíes durante la limpieza étnica en los vecindarios.
La mayoría chií consideró la invasión estadounidense de Iraq como una oportunidad para conquistar el poder sobre la minoría suní que gobernó bajo Sadam Hussein. Por lo tanto, los chiíes nunca enfrentaron a las fuerzas invasoras de EE.UU. La minoría suní (20 por ciento de la población) dedicó la mayor parte de su esfuerzo a combatir a la mayoría chií, pero en el tiempo restante unos pocos miles de suníes pudieron infligir serias pérdidas a la superpotencia estadounidense.
Cuando terminaron por darse cuenta del poder del lucro en el mundo árabe, EE.UU. colocó a 80.000 suníes en la nómina militar de EE.UU. y les pagaron para que dejaran de matar estadounidenses.
Fue como EE.UU. ganó la guerra en Iraq. Iraquíes vendieron su independencia por dólares.
Ya que unos pocos miles de suníes pudieron impedir que la superpotencia EE.UU. ocupara con éxito Bagdad o gran parte de Iraq, si los chiíes se hubieran unido a los suníes contra los invasores, EE.UU. habría sido derrotado y expulsado. Este resultado no fue posible, porque los chiíes querían ajustar cuentas con los suníes, que habían gobernado bajo Sadam Hussein.
Por eso Iraq está en ruinas, con un millón de muertos, cuatro millones desplazados o sin vivienda, y la clase profesional ha huido del país. Iraq, bajo el títere de EE.UU. Maliki, es un protectorado estadounidense.
Mientras los musulmanes se odien y se teman los unos a los otros más de lo que odian a sus conquistadores, seguirán siendo un pueblo vencido.
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El Dr. Paul Craig Roberts fue secretario adjunto del tesoro en el gobierno de Reagan y editor asociado del Wall Street Journal. Es un columnista de distribución nacional de Creators Syndicate en Los Angeles.
© Copyright Paul Craig Roberts, Global Research, 2010
Fuente: www.globalresearch.ca/PrintArticle.php?articleId=17869
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