por
Thierry Meyssan
Fuente: http://www.voltairenet.org/Ejercito-Sirio-Libre
26.07.2012
Intelectual francés,
presidente-fundador de la Red Voltaire y de la conferencia Axis for
Peace. Sus análisis sobre política exterior se publican en la prensa
árabe, latinoamericana y rusa. Última obra publicada en español: La gran impostura II. Manipulación y
desinformación en los medios de comunicación(Monte Ávila Editores,
2008).
Mientras la prensa occidental presenta al Ejército Sirio Libre como una organización revolucionaria armada, Thierry Meyssan viene señalando desde hace un año que en realidad se trata de un ente contrarrevolucionario y explica que poco a poco fue pasando de manos de las monarquías reaccionarias del Golfo al control de Turquía, que a su vez actúa por cuenta de la OTAN. Una afirmación a contracorriente que exige una demostración bien bien argumentada…
Desde hace 18 meses, Siria se ha visto inmersa en una serie de
desórdenes que han ido en aumento hasta convertirse en un conflicto que
ya ha causado la muerte de unas 20,000 personas. Si bien existe un
consenso sobre estos hechos, también es cierto que existen importantes
divergencias en las narraciones e interpretaciones de esos hechos.
Según los Estados
occidentales y sus medios de prensa, los sirios aspiran a vivir en
democracias de mercado al estilo occidental. Así que, siguiendo los
escenarios de Túnez, Egipto y Libia correspondientes a la «primavera
árabe», los sirios se habrían levantado para derrocar al dictador
Bachar al-Assad, quien a su vez no tardó en reprimir las manifestaciones
de forma sangrienta. Los occidentales quisieran poner fin a la masacre,
pero los rusos y los chinos se oponen a ello, ya sea por interés o por
desprecio a la vida humana.
Mientras tanto, los Estados que no aceptan la dominación estadounidense y
sus medios de prensa estiman, por el contrario, que Estados Unidos ha
desatado contra Siria una acción ya preparada desde hace mucho tiempo.
También estiman que, procediendo al principio a través de sus aliados
regionales y, ya más tarde, de forma directa, Estados Unidos ha
infiltrado en Siria bandas armadas que han desestabilizado el país,
siguiendo el modelo de los Contras ya utilizados anteriormente en
Nicaragua. Pero estos elementos han logrado muy poco apoyo en el plano
interno y se han visto derrotados mientras Rusia y China impiden que la OTAN
liquide al ejército sirio, lo cual invertiría la ecuación regional.
¿Quién dice la verdad?
¿Quién se equivoca?
En Siria, los grupos armados no
defienden la democracia sino que luchan contra ella
En primer lugar, la interpretación de los acontecimientos registrados en
Siria como un episodio de la «primavera árabe» es una ilusión en
la medida en que la llamada «primavera» está lejos de ser una
realidad. No es más que un eslogan publicitario tendiente a dar una
imagen positiva a toda una serie de hechos heteróclitos. Si bien es
cierto que en Túnez, Yemen y Bahréin sí se produjeron revueltas
populares, tal cosa no sucedió ni en Egipto ni en Libia.
En Egipto, las manifestaciones en las calles se limitaron a la capital y
a la participación de un sector de la burguesía. El pueblo egipcio
nunca se sintió, absolutamente en ningún momento, implicado en el
espectáculo televisivo de la plaza Tahrir [1]. En Libia tampoco se produjo una revuelta
política sino un movimiento separatista surgido en la región de
Cirenaica en contra del poder de Trípoli y que sirvió de pretexto a la
intervención militar de la OTAN, intervención militar que costó la vida a
unas 160,000 personas.
La estación libanesa NourTV se anotó un resonante éxito con la
transmisión de una serie de programas de Hassan Hamade y Georges Rahme
titulada «La primavera árabe, de Lawrence de Arabia a Bernard-Henri
Levy». Los autores de la serie desarrollan la idea de que la «primavera
árabe» es un remake de la «revuelta árabe» de
1916-1918, orquestada por los británicos en contra de los otomanos. Esta
vez, los occidentales han manipulado las situaciones para derrocar a
una generación de líderes e imponer a la Hermandad Musulmana. De hecho,
la «primavera árabe» cae en la categoría de publicidad engañosa.
En estos momentos, Marruecos, Túnez, Libia, Egipto y Gaza están siendo
gobernados por una hermandad que, por un lado, impone un orden moral
mientras que, por el otro, apoya el sionismo y el capitalismo
seudoliberal, o sea los intereses de Israel y de los anglosajones.
Desaparece así la ilusión. Varios autores, como el sirio Said
Hilal Alcharifi hablan ahora, en tono de burla, de la «primavera
otánica».
En segundo lugar, los dirigentes del Consejo Nacional Sirio (CNS) y los
comandantes del Ejército Sirio Libre (ASL) no son precisamente
demócratas en el sentido de que estén dispuestos a favorecer «un
gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo», según la
fórmula de Abraham Lincoln, recogida en la Constitución francesa. Por
ejemplo, el primer presidente del CNS fue Burhan Galioun, profesor en
una universidad francesa. Ghalioum no era para nada «un opositor
sirio perseguido por el regimen» ya que entraba y salía libremente
de Siria. Tampoco era, como ahora pretende serlo, un «intelectual
laico» ya que era el consejero político del argelino Abbassi Madani,
presidente del Frente Islámico de Salvación (FIS), actualmente
refugiado en Qatar. Su sucesor, Abdel Basset Syda [2], sólo hizo su aparición en el mundo de la
política en estos últimos meses y rápidamente resultó ser un simple
ejecutor de los deseos estadounidenses. Desde el momento mismo de su
elección a la cabeza del CNS, el señor Syda se comprometió no a defender
la voluntad de su pueblo sino a aplicar la «hoja de ruta» que
Washington redactó para Siria, titulada The Day after.
Los combatientes
del Ejército Sirio Libre también están lejos de ser militantes de la
democracia. Reconocen la autoridad espiritual del jeque Adnan
al-Arour, predicador takfirista que llama a derrocar y matar a Bachar
al-Assad, no por motivos políticos sino únicamente porque el presidente
sirio es alauita, lo cual lo convierte en un hereje a los ojos del
jeque. Todos los oficiales del ESL que han podido ser identificados son
sunnitas y todas las brigadas del ESL llevan nombres de figuras
históricas sunnitas. Los «tribunales revolucionarios» del ESL
condenan a muerte a sus opositores políticos (no sólo a los partidarios
de Bachar al-Assad) y a los infieles, que son degollados en público. El
programa del ESL consiste en acabar con el régimen laico instaurado por
el Baas, el PSNS y los comunistas y prevé la instauración de un régimen
confesional estrictamente sunnita.
El conflicto sirio fue planeado por los
occidentales
Es de público conocimiento el deseo occidental de acabar con Siria, y
ese elemento es más que suficiente para explicar los actuales
acontecimientos. Recordemos algunos hechos que no dejan lugar a dudas
sobre la premeditación que caracteriza los acontecimientos [3].
La decisión de imponer la guerra a
Siria fue adoptada en una reunión en Camp David, por el presidente
George W. Bush, el 15 de diciembre de 2001 (ver fecha de nuestro
artículo), justo después de los espectaculares atentados de Nueva York y
de Washington. En aquel momento, lo previsto era intervenir
simultáneamente en Siria y en Libia para demostrar que Estados Unidos
podía intervenir en dos teatros de operaciones al mismo tiempo. El
testimonio del general Wesley Clark, ex comandante supremo de la OTAN,
demuestra la existencia de esa decisión, que encontró la oposición del
propio Clark.
En 2003, en el momento de la caída de Bagdad, el Congreso estadounidense
adoptó dos leyes que instruían al presidente de Estados Unidos para que
preparara una guerra contra Libia y otra contra Siria (la Syria
Accountability Act).
En 2004, Washington acusó a Siria de esconder en su territorio las armas
de destrucción masiva que no lograba encontrar en Irak. Aquella
acusación naufragó cuando se admitió que nunca existieron las famosas
armas de destrucción masiva y que sólo fueron un pretexto para invadir
Irak.
En 2005, después del
asesinato de Rafik Hariri, Washington trató de entrar en guerra
contra Siria, pero no pudo hacerlo porque el país árabe retiró su
ejército del Líbano. Estados Unidos montó entonces una serie de
testimonios falsos para acusar al presidente al-Assad de haber ordenado
el atentado y creó un tribunal internacional de excepción para juzgarlo.
A la larga, Estados Unidos se vio obligado a retirar sus acusaciones
falsas al ser reveladas sus propias manipulaciones.
En 2006, Estados Unidos comenzó a preparar la «revolución siria»
mediante la creación del Syria Democracy Program. Se trataba de
crear y financiar grupos prooccidentales de oposición, como el
Movimiento por la Justicia y el Desarrollo. Al financiamiento oficial
del Departamento de Estado se agregó un financiamiento secreto de la
CIA, a través de una asociación californiana llamada Democracy Council.
También en 2006, Estados Unidos puso en manos de Israel el
desencadenamiento de una guerra contra el Líbano, con la esperanza de
implicar a Siria para poder intervenir. Pero la rápida
victoria del Hezbollah hizo fracasar aquel plan.
En 2007, Israel atacó a Siria al bombardear una instalación militar en
la llamada Operación Orchard. Una vez más Siria mantuvo su sangre fría y
no se dejó arrastrar a la guerra. Posteriores verificaciones del
Organismo Internacional de Energía Atómica demostraron que el blanco del
ataque no era una instalación nuclear, desmintiendo así las
afirmaciones de los israelíes.
En 2008, en la reunión que la OTAN organiza bajo la
denominación de Grupo de Bilderberg, la directora del Arab Reform
Initiative, Bassma Kodmani, y el director de la Stiftung Wissenschaft
und Politik, Volker Perthes, expusieron brevemente ante la crema y nata
de Estados Unidos y Europa las ventajas económicas, políticas y
militares de una posible intervención de la OTAN en Siria.
En 2009, la CIA creó varios instrumentos de propaganda dirigidos hacia
Siria, como los canales BaradaTV, con sede en Londres, y OrientTV, en
Dubai.
Agreguemos a esos elementos históricos la realización en El Cairo,
durante la segunda semana de febrero de 2011, de una reunión a la que
asistieron John McCain, Joe Lieberman y Bernard-Henri
Lévy, personalidades libias como Mahmud Jibril –el entonces segundo
personaje en importancia de la Yamahiria– y personalidades sirias como
Malik al-Abdeh y Ammar Qurabi. Aquella reunión dio la señal para las
operaciones secretas que comenzaron simultáneamente en Libia y Siria (el
15 de febrero en Bengazi y el 17 en Damasco).
En enero de 2012, los departamentos estadounidenses de Estado y de
Defensa crearon el grupo de trabajo The Day After. Supporting a
democratic transition in Syria, que redactó simultáneamente una
nueva constitución para Siria y un programa de gobierno [4].
En mayo de 2012, la OTAN y el Consejo de Cooperación del Golfo (CCG)
crearon el Working Group on Economic Recovery and Development of the
Friends of the Syrian People, bajo la copresidencia de Alemania y de
los Emiratos Árabes Unidos. En el marco de ese grupo, el economista
sirio-británico Ossam el-Kadi elaboró una repartición de las riquezas
sirias entre los países miembros de la coalición, repartición que se
aplicaría a partir del «día siguiente», o sea después del
derrocamiento del régimen sirio por parte de la OTAN y del CCG [5].
¿Revolucionarios o
contrarrevolucionarios?
Los grupos armados no surgieron de las manifestaciones pacificas de
febrero de 2011. Aquellas manifestaciones denunciaban, efectivamente, la
corrupción y reclamaban más libertades, mientras que los grupos armados
–como acabamos de ver– provienen del islamismo.
Una terrible crisis económica afectó las regiones rurales durante los
últimos años, debido a las malas cosechas, erróneamente interpretadas
como desgracias pasajeras, cuando en realidad eran consecuencia de
cambios climáticos duraderos. A lo anterior se agregaron errores
cometidos en la aplicación de reformas económicas que desorganizaron el
sector primario. Ello provocó un importante éxodo rural que el gobierno
ha sabido enfrentar y una deriva sectaria de campesinos que el gobierno
no tuvo en cuenta. En numerosas regiones, el hábitat rural no estaba
concentrado en aldeas sino disperso en forma de granjas aisladas. Nadie
se dio cuenta de la verdadera envergadura de ese fenómeno, hasta que se
reagruparon sus adeptos.
En definitiva, en el seno de la sociedad siria, que representa el
paradigma de la tolerancia religiosa, se desarrolló una corriente
takfirista. Esa corriente sirvió de base a los grupos
armados, que a su vez han sido abundantemente financiados por las
monarquías wahabitas (Arabia Saudita, Qatar, Sharjah) [6]. Ese dinero proveniente del exterior atrajo nuevos
combatientes, entre los que se hayan parientes de víctimas de la
represión masiva del sangriento y fracasado golpe de Estado de la
Hermandad Musulmana, en 1982. El móvil de esas personas es a menudo más
personal que ideológico. Se trata sobre todo de una búsqueda de
venganza. Atraídos por el dinero fácil, numerosos delincuentes e
individuos que ya tenían problemas con la justicia se unieron a esos
elementos: cada «revolucionario» recibe una suma que representa 7
veces el salario medio sirio. Y finalmente, también comenzaron a llegar
profesionales que ya han combatido en Afganistán, Bosnia, Chechenia o
Irak. En primera fila de estos se encuentran los hombres de al-Qaeda en
Libia, lidereados por el propio Abdelhakim Belhaj [7]. Los medios de prensa los presentan como
yihadistas, lo cual es totalmente inapropiado ya que en el Islam no se
concibe la guerra santa contra correligionarios. Se trata, ante todo, de
mercenarios.
La prensa occidental y la prensa de los países del Golfo insisten en la
presencia de desertores entre los miembros del ESL, lo cual no deja de
ser cierto. Lo que sí es falso es que hayan desertado luego de haberse
negado a reprimir manifestaciones políticas. El perfil de los
mencionados desertores corresponde casi siempre a los casos ya descritos
anteriormente. En todo caso, en un ejército de 300 000 hombres siempre
será posible encontrar fanáticos religiosos y delincuentes.
Los grupos armados utilizan una bandera que sustituye la franja roja de
la actual bandera siria por una franja verde y que presenta tres
estrellas, en vez de dos. La prensa occidental califica esa bandera de
la franja verde y las tres estrellas como «la bandera de la
independencia», ya que estuvo en vigor al proclamarse la
independencia de Siria, en 1946. Esa es, en realidad, la bandera del
mandato francés que se mantuvo en vigor durante la época de la
independencia formal del país (de 1932 a 1958). Las tres estrellas
representan los tres distritos confesionales de la época del
colonialismo (alauita, druso y cristiano). Así que esa bandera no es
ciertamente un símbolo revolucionario. En realidad es todo lo contrario,
ya que equivale a proclamar el deseo de prolongar el proyecto colonial,
el proyecto del Acuerdo Sykes-Picot de 1916 y del rediseño del «Medio
Oriente ampliado».
Durante los 18 meses de acciones armadas, estos grupos armados se han
estructurado y, más o menos, han ido coordinándose. La gran mayoría se
encuentra actualmente bajo las órdenes
de Turquía, con la etiqueta del Ejército Sirio Libre. Pero la
realidad es que se han convertido en milicias de la OTAN, ya que el
cuartel general del ESL se encuentra incluso en la base aérea de la OTAN
de Incirlik, en Turquía. Los islamistas más duros han formado sus
propias organizaciones o se han unido a al-Qaeda. Se hallan bajo control
de Qatar o de la rama sudairi de la familia real saudita [8]. De hecho, dependen de la CIA.
Esta conformación progresiva, que comienza entre campesinos pobres para
terminar con un flujo de mercenarios, es idéntica a la
que tuvo que enfrentar Nicaragua cuando la CIA organizó a los Contras para
derrocar a los sandinistas, o a lo que enfrentó Cuba cuando la CIA
organizó el desembarco de Bahía de Cochinos para derrocar a los
castristas. Y es ese precisamente el modelo que hoy siguen los grupos
armados sirios: en mayo de 2012, los contrarrevolucionarios cubanos
organizaron en Miami una serie de seminarios para entrenar a sus
homólogos sirios en la realización de acciones de guerrilla urbana [9].
La CIA aplica los mismos métodos en todas partes. Fue por eso que los
Contras sirios concentraron su accionar militar en la creación de bases
fijas (aunque ninguna de ellas logró sobrevivir, ni siquiera el emirato
islámico de Baba Amro), en la realización de sabotajes contra la
economía (destrucción de la infraestructura e incendios intencionales en
las grandes fábricas) y, finalmente, en el terrorismo (descarrilamiento
de trenes de pasajeros, atentados con autos-bomba en lugares céntricos y
asesinatos contra líderes religiosos, políticos y militares).
Como consecuencia de esas acciones, el sector de la población siria que,
al principio de estos acontecimientos, podía albergar alguna simpatía
hacia los grupos armados creyendo que estos representaban una
alternativa al régimen actual, poco a poco ha ido alejándose de ellos.
De manera para nada sorprendente, la batalla de Damasco consistió en
hacer converger hacia la capital los 7 000 combatientes que se hallaban
dispersos en el país y ejércitos de mercenarios que estaban a la espera
en los países limítrofes. Decenas de miles de Contras trataron de
penetrar en Siria desplazándose simultáneamente en numerosas columnas de
camionetas (pick-up) y prefiriendo atravesar el desierto en vez
de circular por las autopistas. Los bombardeos aéreos frenaron a una
parte de esos invasores, que se vieron obligados a regresar por donde
mismo vinieron. Otros, luego de apoderarse de varios puestos
fronterizos, lograron llegar hasta la capital, pero no encontraron allí
el apoyo popular que esperaban. Por el contrario, la propia población
guió a los soldados del ejército nacional en la tarea de identificarlos y
sacarlos de sus posiciones. Al final, los Contras tuvieron que batirse
en retirada y anunciaron que, a falta de tomar Damasco, tomarían Alepo.
Eso demuestra que los participantes en las revueltas no son los
habitantes de Damasco ni los de Alepo sino combatientes provenientes del
exterior.
Infiltración de Contras a través del desierto, cerca de
Dara.
En contraste con la
impopularidad de los grupos armados, hay que señalar la popularidad del
ejército nacional sirio y de las milicias de autodefensa. El Ejército
Árabe Sirio es un ejército de reclutas, o sea un ejército popular.
Resulta impensable que ese ejército pueda ser utilizado como instrumento
de represión política. Desde hace poco, el gobierno autorizó la
formación de milicias por barrios, y distribuyó armas a los ciudadanos
que se comprometieron a dedicar 2 horas de su tiempo a la defensa de su
barrio, bajo las órdenes de miembros del ejército.
Pasando gato por liebre
En su época, al
presidente estadounidense Ronald Reagan le costó mucho trabajo presentar
a sus Contras como «revolucionarios». Creó para ello una
estructura de propaganda, el Buró de Diplomacia Pública, cuya dirección
puso en manos de Otto Reich [10]. Este último sobornó a periodistas en
la mayoría de los grandes medios de la prensa estadounidense y de Europa
occidental para que intoxicaran al público. Entre otras cosas, echó a
rodar el rumor de los que sandinistas disponían de armas químicas y que
existía el riesgo de que las utilizaran contra su propio pueblo. Hoy en
día, la propaganda se dirige desde la Casa Blanca, y lo hace el
consejero adjunto para la seguridad nacional a cargo de las
comunicaciones estratégicas, Ben Rhodes, quien está aplicando los mismos
viejos métodos y nuevamente ha recurrido, contra al Assad, al rumor de
las armas químicas.
En colaboración con
el MI6 británico, Rhodes ha logrado imponer una estructura fantasma como
principal fuente de información de las agencias de prensa occidentales:
el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH). Los medios no han
cuestionado nunca la credibilidad de esta firma, a pesar de que sus
afirmaciones han sido desmentidas por los observadores de la Liga Árabe y
por los observadores de la ONU. Esa estructura fantasma, sin locales,
personal ni conocimientos, se ha convertido incluso en LA fuente de
información de las cancillerías europeas desde que la Casa Blanca
convenció a estas últimas de retirar de Siria a su personal diplomático.
En espera
del contacto para una transmisión en vivo, el corresponsal de Al-Jazeera
Khaled Abu Saleh se comunica telefónicamente con su redacción, sostiene
que Baba Amro está siendo bombardeada y organiza una serie de efectos
sonoros para demostrarlo. El señor Abu Saleh participó en la 3ª
Conferencia de los Amigos de Siria como invitado de honor del presidente
francés Francois Hollande.
Ben Rhodes organizó
también una serie de espectáculos para periodistas en busca de emociones
fuertes. Para ello se crearon dos turoperadores, uno en el gabinete del
primer ministro turco Edogan y el segundo en el gabinete del ex primer
ministro libanes Fouad Siniora. Se invitó a los periodistas a entrar
ilegalmente en Siria con la ayuda de guías contratados al efecto.
Durante meses se estuvo ofreciendo la posibilidad de viajar, desde la
frontera turca, para visitar una aldea en la montaña, donde era posible
hacer sesiones fotográficas con los «revolucionarios» y «compartir
la vida diaria de los combatientes». Posteriormente, a los más
deportivos se les proponía un viaje desde la frontera libanesa para ir a
visitar el emirato islámico de Baba Amro.
Lo más extraño es
que numerosos periodistas descubrieron falsificaciones enormes, sin que
ello los llevara a sacar conclusión alguna. Por ejemplo, un célebre
reportero fotográfico filmó a los «revolucionarios» de Baba Amro
quemando neumáticos para producir un humo negro que daría la impresión
de que el barrio estaba siendo bombardeado. Ese reportero transmitió las
imágenes a traves de Channel4 [11], pero siguió afirmando que había
sido testigo del bombardeo contra Baba Amro que reportaba el
Observatorio Sirio de los Derechos Humanos.
Por su parte, el New York Times reveló que fotos e imágenes de video transmitidas por el
servicio de prensa del Ejército Sirio Libre en las que aparecen sus
valerosos combatientes fueron montadas como una obra de teatro [12]. Las armas que aparecen en esas imágenes son en realidad
juguetes que reproducen armas reales. A pesar de ello, el New york Times no pone en duda la existencia de
un ejército de desertores que contaría con unos 100 000 hombres.
Lectura de
una declaración del Ejército Sirio Libre. Los valerosos «desertores» son
actores que portan armas de juguete.
Siguiendo un esquema
clásico, los periodistas prefieren mentir antes que reconocer que han
sido manipulados. Después de ser engañados una vez, siguen participando,
ya conscientemente, en el desarrollo de la mentira a pesar de haberla
descubierto. Queda por saber si ustedes, lectores de este artículo,
también prefieren mirar para otro lado o apoyar al pueblo sirio frente a
la agresión de los Contras.
Fuente
El-Akhbar (Algérie)
El-Akhbar (Algérie)
[1] Contrariamente a lo
que se ha afirmado, la plaza Tahrir no es la más grande del Cairo. Fue
escogida únicamente por razones demarketing, ya que la palabra árabe
Tahrir se traduce a los idiomas europeos como Libertad. Es evidente que
no fueron los egipcios quienes escogieron ese símbolo ya que la lengua
árabe tiene diferentes términos para designar la Libertad. El término
árabeTahrir hace referencia a la libertad concedida, no a la libertad
conquistada.
[2] Al
transcribir el nombre del señor Syda, la prensa occidental agrega una
«a» para evitar la confusión con la enfermedad del mismo nombre. NdlR.
[3]
«Premeditación» es un término de uso común en derecho criminal. En
política, el término más adecuado sería «complot», pero el autor se ha
abstenido de utilizarlo debido a la reacción histérica que suscita esa
palabra entre quienes creen que la política occidental es transparente y
democrática. NdlR.
[4] «Washington
a rédigé une nouvelle constitution pour la Syrie»,Réseau Voltaire,
21 de julio de 2012.
[5] «Les «
Amis de la Syrie » se partagent l’économie syrienne avant de l’avoir
conquise», por German Foreign Policy, traducción de Horizons et
débats, Réseau Voltaire, 14 de junio de 2012.
[6]
Sharjah es uno de los siete emiratos que componen los Emiratos Árabes
Unidos
[7] «L’Armée
syrienne libre est commandée par le gouverneur militaire de Tripoli»,
por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 18 de diciembre de 2011.
[8] Para
más detalles, ver «La
Contre-révolution au Proche-Orient», por Thierry Meyssan,
Komsomolskaya Pravda/Réseau Voltaire, 11 de mayo de 2011.
[9] «L’opposition
syrienne prend ses quartiers d’été à Miami», porAgencia Cubana de
Noticias, Jean Guy Allard, Réseau Voltaire, 25 de mayo de 2012.
[10] «Otto
Reich et la contre-révolution», por Arthur Lepic, Paul Labarique,
Réseau Voltaire, 14 de mayo de 2004.
[11] «Syria’s
video journalists battle to telle the ’truth’», Channel4, 27 de
marzo de 2011.
[12] “Syrian
Liberators, Bearing Toy Guns”, por C. J. Chivers, The New York
Times, 14 de junio.
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