Encomendarse a Allah
Tener total confianza en Él, ponerse en manos de Él, saber a ciencia cierta que su Decreto está preestablecido, seguir la Sunna de su Profeta Muhammad (PyB)
17/03/2014 - Autor: Sheij Othman Sharif Al Mol - Fuente: Cciar
Alabado sea Allah, Quien nos guió agraciándonos con la fe y no hubiéramos podido encaminarnos de no haber sido por Él. Atestiguo que no hay otra divinidad excepto Allah, Único, sin asociados. Atestiguo que Muhammad es Su siervo y Mensajero. ¡Allah! Bendice a Muhammad, su familia, sus compañeros y todos los que sigan su guía hasta el Día del Juicio Final.
¡Siervos de Allah! Allah dice en el Sagrado Corán: “Pero cuando hayas tomado una decisión encomiéndate a Allah. Allah ama a quienes se encomiendan a Él”. (Capítulo de La Familia de Imran, versículo 159).
¿Cuál es, entonces, la verdadera esencia que engloba el acto de encomendarse a Allah? Porque muchos parecen haberse equivocado en la comprensión de la aleya anterior. Encomendarse a Allah, Altísimo Sea, significa tener total confianza en Él, ponerse en manos de Él, saber a ciencia cierta que su Decreto está preestablecido, seguir la Sunna de su Profeta Muhammad (PyB), y también ir en busca de las medios de vida para procurar el sustento, resguardarse del enemigo y prepararse para lo que depara el futuro.
Confiar en nuestros propios medios, siguiendo las leyes y principios prescritos por Allah en este universo, no es incompatible con el hecho de depender de Su absoluta Voluntad. Si el valerse de los medios fuese incompatible con la actitud de encomendarse a Allah, el mandato divino dirigido a su Profeta para pedir consulta (consúltales en las decisiones), sería a su vez incompatible con el acto de confiar nuestros asuntos a Allah, Exaltado Sea.
Al Imam Ar-Razi advirtió que la aleya anterior revela que el hecho de encomendarse a Allah, el Altísimo, no significa de ninguna manera descuidarse uno tal como argumentan algunos insensatos, porque si fuese así la orden divina en este caso de acudir a la consulta iría en disonancia con el acto de encomendarse a Allah. Incluso podemos decir que el abandonarse en las manos de Allah significa que el hombre debe tener en consideración las causas existentes y los medios disponibles. En este sentido, la respuesta del Mensajero de Allah (PyB) a la pregunta de un beduino acerca de si tenía que dejar su camella suelta a la salida de la mezquita y encomendarse a Allah para que se la cuidara o amarrarla y encomendarse a Allah, fue muy categórica: “¡Primero amarra tu camella y luego pon tu confianza en Allah!”.
En otro contexto, Allah, Enaltecido Sea, advirtió a los que luchan por Su Causa en el campo de batalla estar atentos y espabilados: “¡Oh, creyentes! Estad precavidos. Salid en grupos o todos juntos en vuestras expediciones”. (Capítulo de Las Mujeres, versículo 71).
En la primera aleya, la orden de encomendarse a Allah surge después de haber incitado a la consulta, deliberación y revisión. Y esto es lo que se encuentra dentro de la voluntad del ser humano y dentro de los límites de su capacidad. Por ejemplo, lograr la victoria requiere adoptar los medios necesarios para alcanzar esta meta y luego encomendarse a Allah.
Uno de los sabios del Islam se encontró cierta vez con una persona menesterosa que se iba camino a la peregrinación sin llevar provisión alguna. Entonces, le preguntó: ¿Dónde está tu provisión? A lo que el otro contestó: ¡Yo me estoy encomendando a Allah! El sabio le preguntó: ¿Viajas solo? No, con una caravana, dijo el pobre. Entonces, el sabio sentenció: ¡Seguramente tú te estás encomendando a la caravana!
En el Sagrado Corán hay muchos versículos que hacen hincapié en el acto de poner confianza en el Señor y encomendarse a Él después de haber utilizado los medios y recursos tangibles y apropiados para alcanzar lo deseado. Por ejemplo, con respeto a la búsqueda del sustento, Allah, Exaltado Sea, nos dice en su Noble Libro: “Él es Quien os ha hecho propicia la Tierra para que viváis en ella. Transitad, pues, por sus caminos y comed de Su sustento, y sabed que compareceréis ante Él”. (Capítulo de El Reino, versículo 15). Por lo tanto, es menester ir en busca del sustento y luego encomendarse a Allah, y no quedarse uno sentado esperando de brazos cruzados a que todo le caiga del cielo.
En el capítulo de María, dice el Altísimo dirigiendo sus palabras a la madre de Jesús: “Sacude el tronco de la palmera y caerán sobre ti dátiles maduros y frescos”. (Versículo 25). Allah hizo que ella tuviera a su alcance estos frutos, e indudablemente el Todopoderoso es capaz de proporcionárselos sin que ella tuviese que sacudir la palmera pero no lo hizo, simplemente porque lo que pretende nuestro Señor es enseñar a sus siervos la habilidad de hacer uso de los medios necesarios para alcanzar su propósito.
Allah (SWT) les enseñó a las aves y al resto de los animales cómo disponer de los medios indispensables para procurar el sustento. El Profeta Muhammad (PyB) dijo: “Si confiarais en Allah tal y como lo exige la verdadera dependencia de Él, os proveería como lo hace con las aves, que abandonan sus nidos en la mañana con el buche vacío y regresan al final del día saciados”.
En este hadiz, hay una especie de guía de cómo se debe actuar de acuerdo al sistema trazado por el Creador. El relato denota el valor del movimiento, la búsqueda y la perseverancia.
Sajr al Gamidi (que Allah se complazca de él) relató que el Mensajero de Allah (PyB) dijo: “¡Allah! bendice de mi Nación a los que ultiman sus asuntos tempranamente”.
En una ocasión, Ibrahim Ibn Adham, un docto del Islam, tuvo un encuentro en la ciudad de Meca con el famoso asceta Shaqiq Al Balji, a quién preguntó por sus novedades. Éste respondió relatando lo siguiente: Transité por una de las estepas de la región y me topé con un pájaro de alas rotas. Me pregunté: ¿De dónde obtiene su sustento este pájaro? Me senté a su lado, y de repente apareció otro pájaro sosteniendo una langosta en su pico y colocándosela en el del pájaro herido. Me dije a mi mismo: ¡Aquel que ha sometido la voluntad del pájaro sano para servir a éste herido es capaz de sustentarme a mí dondequiera que esté! Entonces, abandoné el comercio y me dediqué a la absoluta adoración de Allah. Ibrahim replicó: ¿¡Oh, Shaqiq, y por qué no eres tú el pájaro sano que alimenta al pájaro herido para ser mejor que él!? ¿¡Acaso nunca escuchaste al Profeta (PyB) decir: la mano de arriba es mejor que la de abajo (es decir el que da en caridad es mejor que el que lo recibe)!?
Por lo tanto, no es correcto después de todo decir que en el Islam encomendarse a Allah equivale a estar echado a perder y vivir en un estado de desidia. El Islam, y en base al principio de total entrega a Allah, favoreció a los musulmanes con grandes victorias contra dos de los imperios más poderosos de la historia de la humanidad: el persa y el bizantino, porque ellos además de confiar plenamente en Allah, se esforzaron por lograr el triunfo y ganarse el amor de su Señor. Ellos son quienes prosperarán.
¡Hermanos en el Islam! El Islam no acepta términos como la inacción, la pereza o la apatía, ni que una persona viva a costa de los demás o dependa de ellos. Dice Allah, Altísimo Sea, en el Generoso Corán: “Y preparad contra los incrédulos cuanto podáis de fuerzas y caballería, para que así amedrentéis a los enemigos de Allah que también son los vuestros”. (Capítulo de Los Botines, versículo 60).
¡Quiera Allah bendecirnos con el Grandioso Corán y beneficiarnos con la guía de nuestro Profeta Muhammad! Pedid perdón a Allah por vuestras faltas y volved a Él arrepentidos; Él es Indulgente, Misericordioso.
Viernes, 14 de Rabie al-Akhir de 1435 de la Hégira, acorde al viernes 14 de febrero de 2014
Traducción de la Jutba pronunciada por el Sheij Othman Sharif Al Mol
Centro Cultural Islámico “Custodio de las Dos Sagradas Mezquitas” Rey Fahd en Buenos Aires, Argentina
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