Las piramides de Egipto no eran tumbas, fueron hechas para
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¿Para qué se construían las pirámides egipcias?
Bajemosle la cortina de la verdad a esta FASCINANTE Y MISTERIOSA HISTORIA
Las pirámides son monumentos funerarios construidos hace varios miles de años para depositar los restos de los faraones (emperadores del antiguo Egipto). Estas gigantescas tumbas tienen dos partes esenciales: la cámara sepulcral, en la que era ubicado el cuerpo momificado del faraón, y el templete sepulcral, que consta de varios compartimentos, donde se depositaban alimentos, joyas y otros objetos que, según las creencias egipcias serían utilizados por los muertos durante su interminable viaje al más allá. El mayor grupo de pirámides es el que se encuentra en Gizeh, cerca del Cairo, en el cual se destacan las de Keops, Kefrén y Micerino. Además, se conservan las ruinas de otras 70 pirámides levantadas en lo que hoy es el territorio de las repúblicas de Egipto y Sudán. Sus antecedentes inmediatos fueron las pirámides escalonadas, llamadas así porque sus sucesivas capas o pisos de piedra o ladrillo forman enormes peldaños. El ejemplo mejor conservado de las pirámides de este tipo es la de Sakara, construida hacia el año 2600 a.C.
Las civilizaciones de la América precolombina también construyeron pirámides; aunque no eran rectas como las grandes pirámides egipcias, sino escalonadas. Servían generalmente como plataformas para templos y estaban rodeadas por una plaza o área sagrada. Entre las pirámides americanas se destacan las de Teotihuacan y Tula, en México.
¿Cuál es el tamaño de las pirámides?
El tamaño de las pirámides fue creciendo hasta que se levantaron los gigantescos monumentos de la IV dinastía. LA gran pirámide de Keops tiene una base cuadrada de 230 metros de lado y 146 metros de altura. El área de la base es de 53.084 metros cuadrados, tres veces mayor que la superficie de la basílica de San Pedro. La pirámide de Kefrén mide 215,26 metros de lado por 134,7 metros de altura. La de Micerino es significativamente más pequeña que las dos anteriores, ya que sólo tiene 105,5 metros de lado por 65,5 de alto.
El Francés Que Descubrió Un Misterioso Poder
Los libros que se ocupan de describir a la majestuosa Gran Pirámide jamás se molestan en aludir a la visita que cierto francés llamado Antonio Bovis le hizo a comienzos del presente siglo, mucho menos al descubrimiento que realizó en la llamada Cámara del Rey , del cual obtendría muy jugosos beneficios económicos medio siglo después un ingeniero checoslovaco cuyo nombre era Karol Drbal.
Se han realizado experimentos con modelos a escala de la Gran Pirámide de Keops, introduciendo alimentos en su interior, los cuales se secaron rápidamente en vez de pudrirse. También se ha experiemntado con cuchillas de afeitar gastadas, las cuales volvieron a estar afiladas tras permanecer dentro de la pirámide.
Este monsieur Bovis recorrió la Gran Pirámide de un extremo al otro, se internó por los largos corredores, anduvo por la Gran Galería y llegó finalmente a la Cámara del Rey. Y entonces se encontró con algo que lo dejó intrigado. En el suelo de piedra de la cámara estaban tirados los cuerpos sin vida de ratas, insectos y de algún gato que entró por error donde no debía y murió de pánico y de hambre, al no encontrar la salida. Pero lo más extraordinario del hallazgo era que todos los animales estaban completa y absolutamente
deshidratados, convertidos en auténticas momias. ¿Era el aire seco del desierto, que con gran dificultad alcanzaba hasta el interior de la pirámide, el culpable del curioso fenómeno? ¿Se debía a una desconocida propiedad de la construcción, que sería bueno investigar?
Bovis regresó a su patria y fabricó un modelo a escala de la Gran Pirámide, de madera, y la orientó de acuerdo con el eje magnético del planeta, como había leído que se encuentra la construcción. A continuación fue en busca del primer voluntario para realizar una prueba. Quiso la mala . suerte que pasara un gato cerca, que fue sacrificado en aras de la ciencia e introducido en el interior de la pirámide casera, sobre una pequeña plataforma situada a dos tercios de la punta superior. Y se dispuso a esperar. ¿Se pudriría el gato? ¿Le sucedería lo mismo que a los animales hallados en la Gran Pirámide egipcia?
Sucedió entonces algo que parecía desafiar a las leyes biológicas, a las leyes físicas y hasta a las del sentido común: a pesar de que monsieur Bovis vivía en una población húmeda y fría, tan diferente de la atmósfera seca del desierto egipcio, el gato se convirtió en cosa de días en una momia perfecta. ¡La pirámide a escala funcionaba! Envió el científico aficionado un informe a los periódicos y a la Academia de Ciencias de París, contando lo sucedido, muy ufano por el descubrimiento que acababa de realizar. Pero, al igual que sucede cada vez que un ser humano tiene una idea brillante o inventa algo que se sale de lo cotidiano, los científicos y los periodistas tildaron a Bovis de loco y estúpido y le aconsejaron dejar estas cosas a quienes sí sabían de ellas. Así que monsieur Bovis, que no deseaba
enojarse, tiró la pirámide de juguete a la basura, con todo y la inocente momia gatuna, y decidió olvidarse del asusnto. Y el asunto quedó durmiendo el sueño de los justos hasta el año 1949.
TRES CLASES HAY DE IGNORANCIA:
NO SABER LO QUE DEBIERA SABERSE,
SABER MAL LO QUE SE SABE,
Y SABER LO QUE NO DEBIERA DE SABERSE.
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