Anjem Choudary: “La España de Al Andalus fue un ejemplo de que la sharia ofrece justicia”
Es la voz del islamismo en Europa. Vive en Londres. Ha sido detenido en varias ocasiones. Respalda, defiende, y justifica al Estado Islámico. Sólo reconoce la sharia y, siguiendo sus preceptos, se posiciona abiertamente en contra de la democracia y la libertad. Los británicos mantienen desde hace años un acalorado debate entre los partidarios de detenerlo por apología del islamismo y quienes consideran que cercenar su libertad de expresión es dar argumentos al terrorismo. Hoy, horas después de conocerse las últimas atrocidades del Estado Islámico, analiza con crudeza el fenómeno terrorista que está espantando al mundo civilizado y habla en la mente de los propios islamistas.
Occidente busca desesperadamente una explicación. No habrá nada convincente. Porque nada puede justificar la barbarie continuada en el tiempo, ni ese regocijo en la violencia que nunca antes habíamos contemplado filmado como si se tratara de una producción de Hollywood. Y sin embargo, existe una “necesidad social” de entender qué y por qué, el islamismo está golpeando al mundo cada vez con más odio e intensidad, alcanzando cuotas inéditas de salvajismo en manos del Estado Islámico. El controvertido clérigo islamista británico Anjem Choudary habla por primera vez en Investigations de The Objective, con dolorosa claridad y sin rechazar ninguna pregunta, de lo que hay en la cabeza de los grupos islamistas a los que defiende.
“El estado islámico fue implementado hace 1302 años, tras la caída del imperio otomano. Después, en 90 años no hubo estado islámico, hasta junio del año pasado, cuando se proclamó el Califato”, explica, “se proclamó el restablecimiento del Estado Islámico, es decir, el restablecimiento de la sharia, la ley islámica”.
Una ley que es inconciliable con la democracia
“Se basa en cinco estamentos”, afirma el clérigo. “El primero, la supremacía pertenece a Alá, creemos que Alá es el supremo. El segundo, que la soberanía pertenece a la sharia”; es decir, es incompatible con un parlamento legislador: “solo existe un parlamento ejecutivo, para ejecutar las leyes”. “El tercer estamento, hay solo un califa en el mundo, no puede haber más de un líder. Es el que implementa la sharia. Nadie puede alzarse sobre este líder, si no, se le aplicaría un castigo. Y es el califa es quien tiene el derecho de tomar decisiones. Por último, la apología pertenece a los musulmanes, solo ellos tienen el derecho de poder implantar un nuevo estado islámico”, dice Choudary.
A la luz de la interpretación de Choudary, la misma que hacen miles de islamistas actualmente, no existe ninguna posibilidad de conciliar la sharia con la democracia. Las principales democracias del mundo, los defensores de libertades o derechos humanos, serán siempre el primer enemigo, y el primer objetivo. En la cabeza de la lista, por supuesto, Estados Unidos y Reino Unido, donde reside este ideólogo islamista. “Desde hace largo tiempo, las políticas exteriores de Estados Unidos y Reino Unido han sido mantener sus intereses militares, económicos, ideológico, y estratégicos”, afirma, “y quieren establecer su ideología en Oriente Medio, quieren sus recursos, quieren mantener fuerzas militares que velen por sus intereses. Esa es la principal razón por la que el Estado Islámico no reconoce, ni reconocerá, a la ONU, ni los derechos humanos, ni cosas como la libertad y la democracia”, zanja Choudary.
Estados Unidos, el gran enemigo. El problema del terrorismo y la política exterior están en primera línea en los debates preelectorales de Estados Unidos, con vistas a lo que tendrán que votar en 2016. Por el momento, hay candidatos que ya han expresado su voluntad de realizar una política exterior más dura y firme que la de Obama. Sin embargo, a la voz del islamismo en Europa no parece inquietarle el resultado de las urnas, poniendo en práctica su recién declarado desprecio por la democracia y la libertad. “No habrá diferencia alguna, gane quien gane las elecciones”, afirma, “el establishment americano, sea demócrata o republicano, sabe que el islam es su única amenaza, porque el comunismo ya está muerto y el capitalismo está falleciendo”. “En la medida en que el Estado Islámico amplíe su territorio conquistado, será más atacado por estos regímenes, porque es su enemigo más fuerte. Por su parte, el Estado Islámico considera que su principal enemigo es América; otros, como el régimen iraquí y el afgano, son simplemente pupilos de los americanos, como prueba el hecho de que aceptan la entrada de los americanos en sus territorios”. En el marco de esta batalla entre la libertad y el islamismo, el clérigo asegura que desde que se implantó la sharia en Siria e Irak, Estados Unidos y Reino Unido han mostrado mucho interés en llevar a cabo acciones militares”. “No lo hacen por defender a niños y mujeres inocentes”, sentencia lacónico Choudary.
“Al Andalus fue un ejemplo de cómo la sharia ofrece justicia a la gente”
Entre el 711 y 1492 España estuvo bajo el poder musulmán. La Reconquista terminó con la rendición de Granada en 1492, plasmada con todo significado en una de las obras cumbre de la pintura española, de Pradilla y Ortiz, que actualmente –y no por casualidad- se conserva como la gran joya artística del Senado de España. Nunca los musulmanes han dejado de mirar a Al Andalus y nunca los islamistas han dejado de amenazar con su conquista.
“España fue Al Andalus”, afirma Choudary obviando intencionadamente cualquier pasado o futuro diferente. “España entonces se regía por la sharia, por la ley islámica. También Austria y Francia estuvieron alguna vez bajo el dominio de la sharia. Pero España es el último ejemplo de cómo en Europa podían convivir judíos, cristianos y musulmanes, todos juntos. Sus vidas y su honor era respetado y protegido”, señala el clérigo, añadiendo que “fue la época dorada de cristianos y judíos”. Y en esa convivencia, según Choudary, tranquila y pacífica, se encuentra su demostración de cómo la ley islámica trae justicia: “es un ejemplo de cómo la sharia puede ofrecer justicia a la gente”. “Actualmente el Estado Islámico está enfrentándose a la injusticia”, exclama el clérigo antes de concluir con cierta solemnidad: “la sharia está en el corazón de Europa”.
Choudary asegura que el orden moral sólo puede conseguirse en el Islam, y que sólo la sharia puede conseguir una “sociedad mejor” ¿Eso inhabilita a cualquier otra religión o forma de pensamiento para conseguir hacer mejores a los hombres? En su opinión sí. Y particularmente asegura que las enseñanzas “cristianas y judías son muy distintas a las enseñanzas de Moisés y Jesús. El cristianismo no es la religión de Jesús. La biblia original fue la ley divina, que contiene la justicia y la ley divina de Dios. El Antiguo Testamente es la palabra (lo que llamamos la torah) de Dios pero ha sido manipulada. El Nuevo Testamento no refleja el texto divino”.
Tampoco los recientes llamamientos del Papa Francisco a los no cristianos y al diálogo parecen interesarle: “la institución del Papa no representa a los cristianos sino sus propios intereses. Como demuestran, por ejemplo, los abusos a menores, algo que no es una actitud muy cristiana”.
El gran temor del islamismo sin embargo, no es la religión, sino la democracia o lo que Occidente conoce como libertad. “Los antojos y deseos de la mayoría pueden llevar a cambiar las propias normas del cristianismo, buscan complacer a las audiencias”, advierte el líder islamista, “en cambio el Corán busca eliminar las inconsistencias, falacias y las alteraciones de las Escrituras”.
¿Crucifixiones, torturas… son esa “justicia”?
A ojos de buena parte de Occidente puede parecer un asunto menor, pero resulta importante el debate sobre la interpretación del Corán en lo que se refiere a los castigos físicos y condenas. Si por algo es conocido Choudary, aparte de su justificación y querencia por el islamismo más radical, es por su conocimiento del Corán. Le preguntamos abiertamente si estas prácticas salvajes están amparadas en la ley coránica, si las crucifixiones de menores son ley coránica, e incluso si él mismo condena o defiende esta brutalidad que nos llega a diario desde Siria e Irak a manos del Estado Islámico, del que es, sin ocultarlo, partidario. “No son parte de la Ley del Corán. No hay nada en el Corán que diga que se debe crucificar a los niños”, asegura rápidamente. “Creo que hay un verso en el Corán, en el capítulo 5, en el que Alá habla de que aquel que viola las leyes del Corán puede ser castigado y uno de los castigos es la crucifixión, como por ejemplo a alguien que roba”, afirma el clérigo. Este es el verso al que alude: “Retribución de quienes hacen la guerra a Alá y a Su Enviado y se dan a corromper en la tierra: serán muertos sin piedad, o crucificados, o amputados de manos y pies opuestos, o desterrados del país. Sufrirán ignominia en la vida de acá y terrible castigo en la otra”.
Dicho esto, el clérigo islamista considera que “el caso de los niños [crucificados] es el típico caso de propaganda occidental”. “Eso ya lo hicieron durante la segunda guerra mundial. Esa propaganda busca minar al Estado Islámico”, asegura.
“El Estado Islámico no ejecuta a inocentes sino a los declarados culpables”
Acostumbrado a las polémicas, Choudary no vacila ante una posible condena a las prácticas salvajes del Estado Islámico: sencillamente no lo condena; tan solo le resta importancia. Hasta el punto de que resulta obligado preguntarle si ha visto personalmente los vídeos que circulan por la red, las decapitaciones de periodistas, y los asesinatos masivos y salvajes que el Estado Islámico está realizando en Siria e Irak.
“Hay muchos videos por ahí, algunos hechos por la CIA, por el enemigo, y se le atribuyen al Estado Islámico. Allí [en Siria] hay una guerra y la gente que está luchando en el campo de batalla es difícil que haga videos porque morirían haciéndolos”, razona el clérigo británico, aunque sin explicar por qué son los órganos oficiales de propaganda del Estado Islámico los que distribuyen la mayoría de estas producciones de terror.
“Claro, no todos los vídeos son falsos”, admite, aquellos “que son reales no muestran asesinatos de personas inocentes sino de personas que han sido declaradas culpables” y por tanto, con su ejecución el Estado Islámico “está haciendo justicia”. “Hay crímenes y el Estado Islámico responde a esos crímenes”, añade, “las tropas americanas y las iraquíes cometen crímenes y lo que se busca es hacer justicia”.
“Me encantaría marcharme a Siria y vivir bajo la sharia pero no me dejan”
Detenido en varias ocasiones, admirado por la “justicia” que se vive en el llamado Califato Islámico, cabe preguntarse por qué no abandona Londres y se marcha a vivir, por ejemplo, a Raqqa, uno de los bastiones del Estado Islámico. “Me encantaría pero no tengo pasaporte. Me lo quitó el gobierno británico en 2014. Si me dieran un pasaporte, me iría, me encantaría vivir bajo la sharia”, confiesa.
“En la mayoría de las zonas [del Califato] la gente tiene casa gratis y las necesidades básicas cubiertas, la gente se gradúa en escuelas de medicina… Y hay muchas áreas en las que se vive pacíficamente”. Por último añade: “Además, allí no hay esos grandes males de la civilización occidental que son el alcohol y la prostitución. A muchos nos gustaría irnos allí. Lo veo en muchos que tratan de irse pero el Gobierno los frena y decomisa sus pasaportes”.
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