En la revista Le Nouvel Observateur explican con detalle algo que sorprenderá a todos y parece casi de humor negro: en qué consiste la enorme fuerza de voluntad de una secta de asesinos fanáticos que van arrasando allá por donde van y que dejan a los nazis como a monjes franciscanos.
Ello tiene un nombre: Captagón. No, no es el nombre de ningún insecto que ataca las cepas de las viñas, como la Filoxera, ni tampoco un hongo que nos afecta a los pies en una de esas enfermedades.
El Captagón, marca comercial del clorhidrato de fenetilina, se elabora en Siria, donde el temible Estado Islámico empezó a actuar. Es una píldora blanca no muy grande, que tomándola, provoca en el cuerpo una sensación de bienestar profundo, evitando el dolor y el miedo. Es como un antidepresivo violento, y la euforia que provoca es mejor que el mismísimo Viagra.
Otros grupúsculos de la misma ideología fanática de Estado Islámico también tratan esta misma droga, a base de anfetaminas, para que les dé coraje al actuar. Un traficante de esta droga que fue entrevistado por la cadena televisiva franco-alemana Arte, decía:"Te la tomas, puedes luchar sin cansarte, caminas derecho y ya no conoces el miedo. Los combatientes la toman para permanecer despiertos, controlar sus nervios y aumentar el tiempo de sus relaciones sexuales". Según él, no les importa que esta droga esté prohibida por el mismo Islam, "ya que hoy en día todo el mundo pasa de la religión". LNO también habla de la sorpresa que muchos se han llevado al ver a quienes toman Captagón: "Les pegábamos y ellos no sentían dolor alguno. La mayor parte de ellos bromeaban cosidos a golpes".
El Captagón se creó en 1963 para evitar problemas de comunicación y narcolepsia. Hasta 2011 el centro de creación era Líbano, y ahora es en la vecina Siria. Los yihadistas, según los expertos, lo utilizan para venderlo a países vecinos y con el dinero obtenido de la droga, comprar armas y financiar sus ataques. Cada píldora cuesta entre 5 y 20 dólares. Un saco grande de ellas vale un millón.
En la Arabia Saudí se fabrican cada año 55 millones de pastillas de Captagón, aunque sólo son el 10 % del número de drogas que circulan por el país. En  Líbano se interceptaron por la Policía 12 millones de ellas, siendo detenido un capo local de la droga que sólo traficaba con Captagón.