Alá en Los Altos de Chiapas
Clases de Corán en Los Altos de Chiapas. Foto: Miguel Dimayuga |
El emir Mohammed Nafia y Hayy Idriss, granadinos, fueron la avanzada del islam en Los Altos de Chiapas. Después del 1 de enero de 1994, cuando se hizo pública la existencia del EZLN, ambos tuvieron la idea de volver musulmán al movimiento zapatista para que se uniera a otros “pueblos rebeldes” del mundo. No lo consiguieron. Pero sí lograron convertir en islámicos a algunos indígenas tzotziles, antes evangélicos, a quienes les prometieron que su nueva fe los libraría de la explotación. Éstos a su vez –luego de estudiar el Corán en España y Marruecos– mantienen viva la religión de Alá en las orillas de San Cristóbal de Las Casas.
SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, CHIS. (Proceso).- Ibrahim es un indígena tzotzil de San Juan Chamula que cecea como si fuera español. Su hermano adoptivo Daud hace lo mismo. A las afueras de esta ciudad tienen una mezquita donde enseñan el Corán a un grupo de niños, en su mayoría indígenas.
Ibrahim y Daud estudiaron el libro sagrado del islam primero en Chiapas, y luego en España y Marruecos. Los viernes por la tarde visten las ropas tradicionales de los imanes y oran en árabe, tzotzil y español.
Provenientes de un pueblo de profunda religiosidad –en el cual desde hace décadas pelean evangélicos y católicos–, ellos y otros 600 indígenas de Los Altos de Chiapas optaron por el islam hace 15 años. “Rezan el coralillo”, decían en su comunidad, en referencia al Corán.
La historia de ambos indígenas parece de ficción. Vivieron varios años en Europa y el norte de África con la finalidad de conocer otras comunidades musulmanas y estudiar el Corán, el que ahora difunden entre los suyos en la mezquita que construyeron en la colonia Arcos La Alborada.
Ibrahim, de 32 años, es líder de su comunidad y está casado con Yanna. Tienen tres hijos, lo cual es considerado una alianza de sangre para hacer crecer el islamismo entre los tzotziles de San Juan Chamula.
En su infancia Daud estuvo abandonado y ahora, a sus 25 años, es maestro de islamismo de una decena de niños. Acaba de volver de España y Marruecos, donde permaneció tres años perfeccionando sus conocimientos sobre el Corán.
Pero no sólo la historia de Ibrahim y Daud es como de ficción. También lo es la llegada de los islámicos a Chiapas.
En 1994, luego del levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), un par de granadinos (Aureliano Pérez Yruela –el emir Mohammed Nafia– y Esteban López Moreno –Hayy Idriss–, del Movimiento Mundial Murabitún) viajaron a la Selva Lacandona a fin de hablar con el subcomandante Marcos. Su intención era convencer a los zapatistas de tomar el camino del islam y unirse a otros “pueblos rebeldes” del mundo.
El fundador y líder absoluto del Movimiento Mundial Murabitún (MMM), Ian Dallas, nació en 1930 en la ciudad escocesa de Ayr. Algunas fuentes lo señalan como diseñador gráfico, dramaturgo, actor e incluso exrepresentante de Los Beatles. En 1967 abrazó la fe islámica inspirado por Abdelkarim Dauodi, el imán de la mezquita Qarawiyyin, en Fez, Marruecos. Dallas tomó el nombre de Abdelqader.
Zapatismo islámico
Procedentes de Granada, Pérez Yruela y López Moreno llegaron a Chiapas en 1993; instalaron un restaurante, una panadería y una carpintería en San Cristóbal de las Casas. El 1 de enero de 1994, cuando se dio a conocer públicamente el EZLN, tuvieron una idea: volver islámico el zapatismo.
Tuvieron contacto con el comandante Tacho y el entonces mayor –hoy subcomandante– Moisés; además, acreditándose como reporteros de una de sus publicaciones, La Gaceta de Granada, asistieron a varios encuentros del EZLN con agrupaciones sociales.
En 1995 intentaron tener un encuentro con Marcos, a quien le enviaron una carta de 14 cuartillas del MMM en la cual le proponían una alianza y establecer el islam entre los indígenas rebeldes. Marcos no los recibió.
Gaspar Morquecho, periodista e investigador radicado en San Cristóbal de Las Casas hace más de 25 años, ha hecho una profunda investigación sobre la llegada de los islámicos españoles a Chiapas y la conversión de los indígenas evangélicos al islam.
Morquecho le muestra al reportero una copia de esta carta:
“Hermanos: Nos dirigimos a ustedes con todo aprecio y el respeto que vuestra heroica y ejemplar lucha nos inspira. Queremos ante todo saludar vuestra lucha y manifestaros nuestro agradecimiento por el ejemplo de nobleza y dignidad que estáis ofreciendo al mundo entero. Cada grito de libertad de cada uno de los pueblos oprimidos del mundo es un aliento de coraje y esperanza para todos.
“Somos portavoces del Movimiento Mundial Murabitún, un movimiento de musulmanes occidentales comprometidos con la restauración de la libertad, la justicia y la dignidad humanas en todos los rincones del mundo.
“Hemos seguido vuestra lucha con enorme interés y admiración desde el principio. Os enviamos un primer mensaje de saludo a través del comandante Tacho y del mayor Moisés. Mantuvimos una entrevista con ellos en San Pedro de Michoacán dos días antes del ataque militar ordenado por los prestamistas internacionales al funcionario Zedillo, el 8 de febrero de 1995. Hemos asistido también como reporteros de una de nuestras revistas, La Gaceta de Granada, a la consulta llevada a cabo en Agua Escondida el 5 de junio último.
“El objetivo de esta carta es participar activamente en la petición de consejo que habéis lanzado en vuestro comunicado presentado en Larráinzar III. A partir de esta carta desearíamos tener una entrevista con Uds., en algún lugar de la selva para comentar ampliamente los puntos que aquí esbozaremos y ponernos a vuestro servicio para desarrollar un plan de trabajo en el que desde ahora nos comprometemos a participar si a vosotros os parece de interés.
“Queremos ayudaros para ayudarnos, porque vuestra lucha debe triunfar para beneficio de toda la humanidad.”
En la carta el MMM les pide a los zapatistas no usar el término “demandar”, porque sostienen que eso es asumir un “lenguaje de esclavos”, sino combatir al verdadero responsable de la situación: el sistema bancario. Pero para ello señala que es necesaria una lucha mundial mediante una alianza de pueblos rebeldes y “la puesta en marcha de un plan económico y político de reconstrucción social de vuestro pueblo sobre la base del gobierno sin Estado y la economía sin usura”.
De la alianza con otros pueblos el MMM explica: “La unión de tzeltales, tzotziles, choles, tojolabales y mames en las filas zapatistas es un ejemplo de hermandad entre pueblos, que debe ampliarse para fortalecerse.
“Nosotros, el Movimiento Mundial Murabitún, os invitamos a sentaros con representantes de los pueblos de Chechenia, Cachemira, Euskal Herria y otros pueblos que hoy están en la vanguardia de la lucha contra el tiránico orden bancario mundial, y con los que nosotros tenemos relaciones de colaboración, difusión, orientación y apoyo en sus diferentes luchas. Ellos nos han pedido que os transmitamos su invitación a compartir ahora el esfuerzo de la lucha para poder disfrutar juntos el orgullo de la victoria final.
“Ahí están vuestros aliados, los que os harán fuertes con su compañía, su apoyo práctico y su visión que ampliará la vuestra con un movimiento de hermandad que volverá a marcar un ejemplo para el mundo.
“El nuevo orden mundial diseñado por los banqueros separa y destruye a los pueblos, fortaleciendo y uniendo a los Estados bajo la coacción económica del sistema bancario mundial.
“La nueva alianza de los pueblos rebeldes del mundo unirá y engrandecerá a los pueblos desmantelando los Estados, eliminando las fronteras y destruyendo la tiranía del sistema bancario mundial.”
En su larga carta el MMM les propone a los zapatistas crear un nuevo orden económico abandonando el uso de la moneda y del salario; la instauración de un mercado libre de mercancías sin intermediarios, principalmente de los bancos; la restauración del dominio económico de las mujeres; la asociación de los productores y comerciantes en gremios y la “liquidación del Estado y abandono de sus instituciones”.
Una vez logrado esto, añade, “la construcción social, política y económica de vuestro pueblo será real y se convertirá en un ejemplo para México y para el mundo. Con todo esto ya podremos hablar de Libertad, Justicia y Democracia en sus significados reales y no como demandas sino como realidades establecidas para el beneficio de vuestro pueblo y de toda la humanidad”.
En esos días de febrero de 1995 Marcos huyó ante la entrada del Ejército y policías federales a la Selva Lacandona; querían detenerlo por órdenes del entonces presidente Ernesto Zedillo.
La carta del movimiento islámico no tuvo respuesta y ante ese silencio Pérez Yruela y López Moreno tomaron otro camino: convertir al islam a los indígenas chamulas con la promesa de ayudarlos a construir su sueño dorado: Un mercado netamente indígena, libre de la presencia de los mestizos y blancos, que sólo los explotan.
La conversión de los chamulas
A los 15 años, antes de convertirse al islamismo tras conocer a Pérez Yruela, Ibrahim se llamaba Anastasio Cheb Cheb y profesaba el evangelismo, como su abuelo materno, Miguel Gómez Hernández. Éste, conocido como Miguel Caxlán, fue uno de los primeros en convertirse al evangelismo en Chiapas en los setenta, por lo cual fue perseguido, asesinado y desollado en 1981.
“Mis abuelos vivían en Chamula. Mi abuelo Salvador Cheb Cheb era muy respetado porque tenía el don de curar a la gente. El clan era muy conocido y respetado entre las autoridades. Del lado de mi madre, mi abuelo Miguel Gómez Hernández, conocido como Miguel Caxlán fue de los primeros que se convirtió al evangelismo y fue perseguido y asesinado en 1981. Todos en mi familia éramos perseguidos”, dice Ibrahim a Proceso mientras se prepara para la oración del viernes.
Explica que el acento español lo adquirió tras vivir cinco años en España, desde donde viajó a Sudáfrica, Alemania, Inglaterra, Marruecos y Argelia. “Conozco la casa de Alá; me ha premiado”, expresa con alegría.
El acento, señala, también le viene por su matrimonio con Yanna, hija de Esteban López Moreno, con quien tiene dos niños y una niña. “No hay una alianza de sangre ni estrategia ni algo premeditado para afianzar el islamismo con el clan Cheb Cheb; simplemente tener una matrimonio con ella fue porque Dios, Alá, la puso en mi camino y gracias a ella he podido conocer a mucha gente; todo lo que sé y lo que tengo es por ella”, dice Ibrahim.
Hace siete años Ibrahim y su familia construyeron la mezquita –una habitación amplia de cemento empotrada en la montaña en las afueras de San Cristóbal–, donde oran y enseñan el Corán a otros indígenas. Según sus estimaciones ya hay 600 chamulas convertidos.
En su opinión la cercanía de los chamulas con el islam obedece a que los indígenas “no la ven como una religión sino como una forma de vida, una dawa” (llamado), muy parecida a la suya de generosidad y humildad, “y eso hace que al llegar al islam no vea una diferencia”.
Los viernes él se encarga de encabezar la oración para unas 20 personas que llegan a la mezquita; la mayoría son de su familia. Todos hacen la purificación (limpieza de brazos, pies, ojos, oídos y boca) antes de entrar descalzos a la habitación donde en lugar de alfombras en el suelo hay tapetes de paja.
Sus rezos en la mezquita no se diferencian mucho de los de los otros indígenas en el templo católico de San Juan Chamula, donde oran en su lengua, hincados, y se agachan muchas veces ante la imagen de los santos, a los cuales les ofrecen comida y una bebida alcohólica llamada posh (espíritu) a cambio de salud.
Una parte de la oración en la que agradecen a Alá es dicha en árabe, otra en tzotzil y una más en español. Ibrahim es asistido por Daud, quien acaba de volver de Granada y Marruecos, donde estudió el Corán.
“No somos como Testigos de Jehová que van tocando las puertas. Nosotros vemos el islam como una forma de vida, el dawa, como algo generoso y pacífico”, precisa Ibrahim y rechaza la imagen de violencia y terrorismo con la que se ha asociado a su religión en los últimos años.
“He visto cómo nos están investigando, cómo nos espían, pero no tenemos ningún miedo, no tenemos nada que esconder; el único miedo que tenemos es de Alá. Nosotros no hacemos actos como terrorismo, como dice la gente de afuera, los del gobierno o los de las otras iglesias católica y evangélica que nos acusan de ser terroristas y a Nafia y Esteban que eran de la ETA. Lo único que quieren (es) manchar el nombre de todos porque ven que están perdiendo gente”, acusa Ibrahim.
Mientras Ibrahim invita a compartir la comida después de la oración, Daud –quien antes se llamaba Jorge Patishtán– se encarga de atender a los niños a quienes les enseña el Corán tres veces a la semana.
Daud fue un niño abandonado a quien recogió la familia de Ibrahim. Durante su infancia le enseñaron español y en la adolescencia lo convirtieron al islam. Su progreso fue tan rápido que en los últimos tres años lo llevaron a España y Marruecos para que aprendiera de memoria el libro sagrado de los musulmanes.
Será el próximo líder de los chamulas convertidos al islam, religión que día a día ve crecer el número de sus fieles en las afueras de San Cristóbal de Las Casas, donde cohabitan otras seis religiones (la católica más varias protestantes) que convierten en una pequeña Babel religiosa esta ciudad de las montañas de Los Altos de Chiapas.
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