"Irak –como Siria– podría estar destinada a un estado cuasipermanente de guerra civil. Esa es una terrible noticia para los intereses del país y para los nuestros, pero será muy conveniente para Irán. También le irá bien a los extremistas suníes, estén alineados con el ISIS, el Frente Al Nusra o alguna otra organización. Los extremistas prosperan con el caos""Es una tragedia que la Administración Obama esté tan estrictamente concentrada en el objetivo de derrotar al ISIS e ignore la situación general"
Si escuchamos a los portavoces de la Administración, del presidente para abajo, lo sabremos todo sobre los asombrosos avances que se están logrando en la lucha contra el Estado Islámico. Comodijo el presidente Obama el pasado martes:
Nuestra coalición sigue estando en modo ofensivo. El ISIS sigue estando en modo defensivo y ya ha pasado un año desde la última vez que el ISIS pudo desplegar con éxito una operación ofensiva de envergadura, tanto en Siria como en Irak.
Eso puede ser cierto, pero desglosemos un poco este inocuo sintagma: nuestra coalición. ¿Quién está en esa coalición de la que EEUU se ufana? Lo que Obama se niega a reconocer es que quienes están al frente de la ofensiva contra el ISIS en Irak son las milicias chiíes que sirven a los intereses de Irán, no a los de Estados Unidos.
The Wall Street Journal ha publicado un espeluznante reportaje sobre las andanzas de estas milicias durante el asedio de Faluya:
El gobernador de Anbar dijo que una investigación realizada por las autoridades locales en relación a las denuncias de supuestos abusos cometidos por las milicias chiíes en el último mes había hallado pruebas de que 49 varones suníes que huían de la zona fueron detenidos y ejecutados por combatientes chiíes, y que otros 643 se encontraban desaparecidos o en paradero desconocido. Los suníes liberados dijeron a las autoridades que los milicianos torturaban y golpeaban por sistema a los detenidos, en venganza, decían, por las atrocidades cometidas por los militantes del Estado Islámico contra los chiíes.
No es así como deberían comportarse las fuerzas iraquíes, si estuviesen interesadas en ganarse “el corazón y la cabeza” de los miembros de la comunidad suní. Pero no es eso lo que les interesa a las milicias: lo que quieren es vengarse por las tropelías cometidas contra los chiíes por organizaciones como el ISIS, y consideran que todos los suníes son igualmente culpables. Esa conducta imposibilitará que el Gobierno de Bagdad pacifique el país. Los suníes sufrirán este tipo de opresión mucho tiempo después de que el ISIS sea derrotado.
Este tipo de violencia sectaria no sirve a los intereses de Irak, pero sí interesa mucho a Irán, que se ha convertido en el socio de facto de EEUU en la campaña contra el ISIS. El exembajador Ryan Crocker, que visitó Irak en marzo, escribió que Teherán está persiguiendo el objetivo dedebilitar permanentemente a Bagdad:
Los intereses iraníes en Irak han sido prefigurados por la terrible guerra entre Irán e Irak de 1980-1988. Pocos estadounidenses la recuerdan; ningún iraní o iraquí la olvidará jamás. [Qasem] Suleimani [comandante de la Fuerza Quds de Irán], por ejemplo, fue nombrado oficial de infantería poco antes de que Sadam Husein invadiera su país, y estuvo en combate durante la mayor parte del tiempo. Imaginemos cómo afectaría a un subalterno británico la prolongación de un frente occidental, no durante cuatro años sino durante ocho. El armisticio de 1988 fue para Irán un “cáliz envenenado”, como lo llamó el difunto líder supremo iraní, el ayatolá Jomeini. Ahora, más de un cuarto de siglo después, Irán ve la oportunidad de lograr la victoria que entonces se le escapó: un Irak permanentemente dividido, permanentemente inestable e incapaz para siempre de representar una amenaza para Teherán.
Crocker no tenía ninguna duda de que Faluya no tardará en caer, ni de que Mosul también acabará cayendo. Pero le preocupa que las consecuencias sean “probablemente peores”. ¿Peores que el Estado Islámico? Eso es lo que da a entender. ¿Y cuáles son esas consecuencias?
Muchos chiíes temen que, una vez que el Estado Islámico sea derrotado en Irak, las milicias se enfrenten unas con otras, derivando en una guerra civil, como ocurrió con las facciones muyahidines afganas tras la derrota soviética.
Por lo tanto, Irak –como Siria– podría estar destinada a un estado cuasipermanente de guerra civil. Esa es una terrible noticia para los intereses del país y para los nuestros, pero será muy conveniente para Irán. También le irá bien a los extremistas suníes, estén alineados con el ISIS, el Frente Al Nusra o alguna otra organización. Los extremistas prosperan con el caos.
Es una tragedia que la Administración Obama esté tan estrictamente concentrada en el objetivo de derrotar al ISIS e ignore la situación general. Como ya he dicho alguna vez, no deberíamos cometer el error de derrotar al Estado Islámico para simplemente abrir paso a uno nuevo.
Es una tragedia que la Administración Obama esté tan estrictamente concentrada en el objetivo de derrotar al ISIS e ignore la situación general. Como ya he dicho alguna vez, no deberíamos cometer el error de derrotar al Estado Islámico para simplemente abrir paso a uno nuevo.
© Versión original (inglés): Commentary
© Versión en español: Revista El Medio
© Versión en español: Revista El Medio
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