Al Qaeda se impone a los opositores en la capital siria de Idlib
Un enfrentamiento entre facciones contrarias al presidente Bashar Asad ha dejado parte de la provincia noroccidental de Idlib, incluida su capital, en manos de la rama siria de Al Qaeda. A lo largo del fin de la semana pasada los enfrentamientos alcanzaron el paso fronterizo con Turquía de Bab al Hawa, y forzaron la firma de un delicado alto al fuego, favorable a los yihadistas, que amenaza con convertir toda la zona en blanco de nuevos ataques. En Idlib viven cerca de dos millones de personas, muchas desplazadas internas.
Los dos principales púgiles en este choque son dos ex aliados en la guerra contra el gobierno sirio: la Organización para la Liberación del Levante (conocida por sus siglas en árabe HTS), última encarnación de la red Al Qaeda en el país en guerra, y Ahrar al Sham, un grupo de corte salafista - ultraconservador - apoyado particularmente por Turquía y Qatar. El domingo pasado, el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos anunció que "Ahrar al Sham se retiró de la ciudad de Idlib, que ahora está bajo control de HTS".
El repliegue de Ahrar al Sham fue resultado de la firma de una tregua el viernes, tras una semana de escaramuzas que, según varios recuentos, dejaron 92 muertos, incluidos quince civiles. Fue el mayor conflicto entre facciones desde el inicio de la guerra siria, en 2011. Domingo, mientras la bandera negra de Al Qaeda empezaba a copar los puestos de control de Idlib, los perdedores del pacto se desplazaban al sureste de Idlib, que seguirá en manos de Ahrar al Sham y otras brigadas del Ejército Libre de Siria (ELS).
La ruptura entre las dos milicias llegó a su punto álgido a mediados de semana. HTS acorraló a Ahrar al Sham en el paso de Bab al Hawa, por donde circulan la mayoría de bienes procedentes de Turquía. No contentos con ello, tras hacerse con él, los yihadistas arrebataron otro más, Jarbet al Juz, usado para transferir ayuda humanitaria. Durante su ofensiva relámpago, que les permitió tomar hasta 30 localidades, docenas de miembros de Ahrar al Sham desertaron a Al Qaeda, debilitando la primera.
El mayor temor ahora es la reacción turca. Si bien en el pasado, según numerosos testimonios, los miembros de Al Qaeda en Siria gozaron de cierta cobertura logística turca, la presente alianza estratégica Ankara - Moscú ha cambiado la ecuación. La consecuencia del refuerzo de HTS puede ir desde el cierre de fronteras, con el correspondiente perjuicio para la población, hasta una nueva fase de bombardeos rusos, que en el pasado destruyeron numerosas infraestructuras civiles y zonas residenciales.
La población civil fue la que, desde el principio, hizo la oposición más ruidosa al dominio yihadista. "Hay un rechazo amplio de la gente hacia HTS, porque representan el pensamiento de Al Qaeda", explicó a este periódico, hace dos meses, un activista de Maarat al Numan, Abdelkader Lahib. Poblaciones de la provincia de Idlib como Saraquib y Atarib han albergado protestas callejeras contra la presencia de los yihadistas, quienes tratan de extender su dominio mediante la fuerza y el control de la economía.
El conflicto intestino en Idlib es síntoma de la difícil situación en que se encuentra la amalgama de milicias alzadas, en la que predominan las islamistas, después de su expulsión de Alepo, la segunda mayor ciudad de Siria, el pasado diciembre. La reciente decisión de EEUU de suspender el programa de la CIA de entrenamiento y equipación de rebeldes, visto como un gesto positivo hacia Rusia, ha supuesto un nuevo golpe para este frente, que no deja de perder terreno frente a Asad y sus aliados rusos e iraníes.
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