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jueves, 2 de mayo de 2019

Al Bagdadi reaparece en un vídeo del IS tras cerca de un lustro escondido

El IS acaba de difundir un vídeo con la imagen pública de al...
Vídeo con la reciente imagen pública de Al Bagdadi. E. M.
Casi un lustro después de su última aparición pública en Mosul, el autodenominado Estado Islámico ha proporcionado este lunes una prueba de vida de su líder, Abu Bakr al Bagdadi. Con luenga barba canosa y parcialmente tintada de rojo, el autoproclamado califa comparte un nuevo vídeo de la organización yihadista con un puñado de militantes. Durante el coloquio posterior al vídeo, Al Bagdadi asegura en un audio que la cadena de atentados en Sri Lanka son un acto de venganza por el colapso del califato.
La producción audiovisual está firmada por la división mediática del IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) Al Furqan y ha sido localizada por el centro de análisis terroristas Site circulando entre los canales de Telegram de partidarios del grupo. En el vídeo, Al Bagdadi aparece sentado junto a un arma y departiendo con otros militantes cuyos rostros han sido ocultados durante la edición del material.
El máximo dirigente del IS, cuyo paradero sigue siendo una incógnita, habla sobre la guerra contra "los cruzados" y sobre las escaramuzas en la villa siria de Baguz, el último bastión del grupo que fue arrebatado por las Fuerzas Democráticas Sirias el pasado 23 de marzo. La discusión sobre el enclave, cuya caída certificó el colapso del califato promulgado en 2014,muestra que la conversación fue mantenida recientemente.
"El líder del IS y sus allegados consideraron que era importante demostrar que los autores de los últimos ataques en Sri Lanka y Arabia Saudí habían jurado lealtad a un terrorista vivo", señala a El Mundo el analista Michael Smith.
Hasta ahora, su última aparición pública estaba fechada el 4 de julio de 2014, durante un sermón en la hoy destruida Gran Mezquita Al Nuri de Mosul, la ciudad iraquí tomada un mes antes, en la que proclamó precisamente el califato a caballo de las vastas zonas de Siria e Irak controladas por el que fuera Al Qaeda en Irak, surgido tras la invasión estadounidense de Irak en 2003.
Desde entonces, ha sido el hombre más perseguido por las agencias de inteligencia de todo el mundo. Por su cabeza el departamento de Estado estadounidense aún ofrece una recompensa de 25 millones de dólares. Pero ni las jugosas contrapartidas por su captura ni la búsqueda de la inteligencia iraquí ni los bombardeos estadounidenses y rusos han logrado cazar a Abu Bakr el Bagdadi.
Desde que una década antes fuera arrestado por la inteligencia estadounidense y confinado durante algunos meses en una cárcel iraquí, Al Bagdadi ha convertido su supervivencia en una de sus principales virtudes. Una existencia a prueba incluso del ruido de sables que se suceden en los cuarteles de la organización yihadista que dirige.
El pasado febrero varias informaciones apuntaron a la existencia de un golpe interno para derrocarle al frente de la organización. Meses antes, en septiembre, un grupo de combatientes extranjeros del IS urdió una operación que casi le cuesta el puesto y la vida.
Según el relato de un testigo de la refriega que estalló contra el caudillo, citado por el rotativo británico The Guardian, el intento de derrocamiento se desarrolló durante dos jornadas a mediados de septiembre en Keshma, una población cercana a Baguz. "Lo vi con mis propios ojos. Al Bagdadi estaba en Keshma y los khawarij (infieles) intentaron capturarle", narró el superviviente. "Las escaramuzas fueron muy intensas. Tenían túneles entre las casas. Eran, en su mayoría, tunecinos y hubo muchos muertos".
Las operaciones para liquidarle han resultado hasta ahora infructuosas. En junio de 2017 el ministerio de Defensa ruso anunció su "probable muerte" en un ataque aéreo lanzado el 28 de mayo al sur de la ciudad de Raqqa, la otrora capital del califato. Dos años antes, en octubre de 2015, había salido gravemente herido del bombardeo firmado por la coalición internacional que lidera Estados Unidos sobre una caravana de coches en la que viajaba por territorio iraquí.
El hombre que se autoproclamó "emir al Muminín"(caudillo de los creyentes) e instó a los musulmanes de todo el mundo a seguir sus pasos y jurarle lealtad ha logrado sobreponerse a todas las embestidas. Aquejado de diabetes y presión arterial alta, Al Bagdadi ha conseguido sortear las calamidades con la destreza con la que jugaba al fútbol y se ganó el apodo de "Maradona".
"Si es capturado con vida, la coalición dejará al sistema legal iraquí que decida el destino de Al Bagdadi", señaló recientemente a EL MUNDO el coronel estadounidense Sean Ryan, portavoz de la alianza internacional contra el IS. La seguridad iraquí sospecha que Al Bagdadi escapó hace meses al cerco de su feudo en Siria y se halla agazapado en alguna zona desértica en la frontera entre Siria e Irak, bajo la protección de su combatientes más fieles y aferrados a la guerra de guerrillas, la nueva táctica de un grupo que se ha reconciliado con la insurgencia.
Su reaparición pública coincide con la escalada de la insurgencia en ciudades clave del que fuera su califato como Raqqa, Mosul o Faluya y áreas del norte de Siria y el Kurdistán iraquí así como el ataque en Sri Lanka reivindicado por el grupo.

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